Bilbao - Alberga contenidos etnográficos que describen el pasado, pero tiene la vista puesta en el horizonte que marcará su porvenir. El Museo Vasco, dependiente del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia, está inmerso en un proyecto de renovación integral que sus responsables esperan poder acometer para 2021, año en el que la entidad ubicada en el corazón del Casco Viejo cumplirá su centenario. La remodelación consistirá en una transformación radical de su discurso y espacio expositivo, que próximamente añadirá casi 2.000 metros cuadrados después de que los patronos que sustentan el centro se hayan comprometido a adquirir el edificio contiguo, propiedad de Inditex. La fuerte apuesta institucional, que se materializará con una inversión de 5 millones de euros para la ampliación del Museo Vasco, se vislumbra ya en el claustro cuyo cubrimiento está a punto de ver la luz.

“Estamos inmersos en un proyecto de renovación museográfica integral”, admite Sorkunde Aiarza, directora del Museo Vasco, quien asegura que actualmente están redactando los pliegos del proyecto que pretende licitar y adjudicar Bilbao Bizkaia Museoak -entidad pública que gestiona este centro y el Museo de Reproducciones Artísticas- antes de que termine el año. “Nos gustaría que todo estuviera para 2021, aunque se hará por fases. Un tipo de remodelación de este calibre requiere hacer las cosas con determinación, pero pensándolas bien”, añade la responsable del museo, a quien le gustaría que la reforma estuviera a punto para el centenario del centro, que desde su inauguración en 1921 ha ido ocupando edificios anexos y aumentando sus colecciones. Una ampliación que aún no ha cesado.

El miércoles de la semana pasada, el Ayuntamiento de Bilbao acordó en Junta de Gobierno iniciar los trámites para comprar el edificio contiguo perteneciente a Inditex, que alcanza un valor de 5 millones de euros, que pagará a partes iguales con la administración foral. El inmueble número 10 de la calle La Cruz, donde hasta septiembre de 2017 se ubicaba la tienda de Zara más antigua de la ciudad, fue ofertado por los propietarios. Un informe encargado por el consejo de administración del Museo Vasco valoró la propuesta, que finalmente fue aprobada por el Consistorio local a través del contrato con opción de compra con el que se ha acordado la paga de una parte del coste. La compra de este inmueble supone un revulsivo para la remodelación del centro cultural.

En palabras de la directora, se va a “adaptar el discurso expositivo, hacerlo más cercano al público teniendo en cuenta que las conexiones museográficas actuales tienen que ser mejoradas”. Tanto las salas, dispersas en los 4.000 metros cuadrados que abarca actualmente, como su contenido, se distribuirán de forma diferente. Ello permitirá exponer muchas más piezas. “Una gran parte de la colección está en depósito y conviene ir sacándola. En estos momentos casi el 60% de la superficie del museo está destinada a espacio no expositivo, tenemos que ir sustituyendo y mejorando lo que se muestra”, asevera Aiarza, quien concreta que en los últimos años se han tenido que cerrar ciertas salas para poder guardar algunas de las cerca de 20.000 obras que alberga. “El museo está vivo y seguimos recibiendo aportes de donaciones. La colección sigue creciendo”, expone.

Cubrimiento del claustro La primera piedra de la transformación del Museo Vasco la compone el cubrimiento del claustro. Las obras, que se iniciaron el mes de noviembre, están a punto de finalizarse. “En dos semanas, aproximadamente, se retirará el andamiaje y se procederá a la limpieza y reubicación de las piezas del claustro”, concreta Sorkunde Aiarza, quien añade que la inauguración se llevará a cabo cuando los patronos concilien agendas.

Se trata de una obra, según la responsable del museo, que ha sido “complicada en cuanto a logística”, ya que al ubicarse en el centro del Casco Viejo el acceso de los camiones de determinado tonelaje es limitado, “lo que ha condicionado los trabajos”. Asimismo, como en cualquier intervención que se realiza en un edificio con valor patrimonial catalogado y protegido se debe contar con la autorización de la Diputación Foral de Bizkaia. “La condición sine qua non para envolver el claustro era que la cubierta respetara el valor histórico del edificio, no podía afectar a la estructura”, concreta Aiarza, quien afirma que, por ese motivo, el proyecto se sacó a concurso en diferentes fases.

Pero la necesidad de contar con el visto bueno foral va más allá. “Incluso si es para limpiar la fachada, ya que ellos marcan los criterios y dirigen los procesos de restauración”, especifica. De hecho, esta es una de las mejoras que se han acometido: “Se ha aprovechado la colocación del andamiaje para realizar una serie de labores de limpieza y saneamiento de las paredes del claustro”. No obstante, el objetivo central de armar una estructura de vidrio consistía en mejorar la conservación de las piezas que se encuentran en el patio para protegerlas de las inclemencias climatológicas que producen humedad. “El ídolo de Mikeldi es la única pieza que tenemos expuesta sin tapar, las condiciones de humedad que soportaba la pieza aconsejaban realizar este tipo de labores”, asevera.

El cubrimiento del claustro permitirá además “dotar de mayor estabilidad a la programación”. De hecho, Aiarza reconoce que en alguna ocasión se han visto obligados a suspender un evento a consecuencia de la lluvia. “Ahora contaremos con una programación estable que ahonde en la difusión de nuestra cultura vasca en cualquiera de las vertientes artísticas”, afirma la directora, quien tampoco cierra el espacio a iniciativas privadas, como convenciones o cócteles, “siempre y cuando presenten un dossier con sus intenciones”. Ello permitiría abrir una nueva fuente de ingresos para complementar la aportación pública. En cualquier caso, Aiarza tiene claro que “el claustro es una parte del museo que tiene su discurso, no se puede hipotecar con actividades no museísticas”. Y añade tajante: “Me han llegado a decir: Me estorba el Mikeldi. Ya, pero el sitio del Mikeldi es este. Las piezas no se tocan”.

Internacionalización La apuesta institucional por el Museo Vasco ya ha comenzado a manifestarse. Aunque el mayor número de visitantes que acuden al centro cultural son autóctonos -bilbainos, vizcainos y vascos-, “es cierto que en los últimos años se ha percibido un aumento de turistas extranjeros”. Es más, Aiarza afirma que el año pasado “saltaron todas las previsiones y se cerró con unos números magníficos”. Esa es la estela que quieren continuar, en la que el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia están trabajando con sus estrategias de turismo.

Para ello, afirma que es indispensable contar con el acceso de La Cruz, actualmente clausurado por las obras del claustro. “Hemos percibido que entran 1.000 visitantes menos al mes”, reconoce la directora del museo sobre este acceso que “encaja en el recorrido que habitualmente realiza el turista extranjero entre la Plaza Nueva y el mercado de La Ribera”. En ese sentido, la ampliación con el edificio de la calle La Cruz número 10 podría ofrecer otras opciones de entrada a la entidad cultural. En cualquier caso, a corto plazo, Sorkunde Aiarza afirma que tienen intención de colocar “una lona más vistosa que identifique mejor el espacio” en la fachada de la Plaza Unamuno, donde se ubica el acceso principal que a menudo pasa desapercibido. “Lo lógico es que nos visiten, llevamos muchos años sembrando y ahora es cuando nos toca recoger”, concluye.