Bilbao - Olabeaga comienza a resurgir. Son varios los comercios que deciden comenzar en el barrio pero también muchos los vecinos que deciden emprender una nueva vida en Olabeaga. Sin duda alguna, los que llevan “un par de décadas” viviendo en el barrio son testigos y conscientes de todas las evoluciones y mejoras que se están acometiendo en la zona.

Johana Solokoetxe nunca imaginó que viviría en este barrio. “Siempre me ha gustado mucho la ciudad y he querido vivir en el centro”, cuenta. Aun así, y “por circunstancias” que ella misma no puede controlar, acaba de comenzar una nueva vida en Olabeaga. “Me costó tomar esta decisión, pero después de llevar algunos meses viviendo aquí me he dado cuenta de que la imagen que tenía era errónea”, dice. Por eso, cada día está más convencida de que ha tomado la decisión más acertada. “Sí que es verdad que creo que todavía quedan muchas cosas por hacer, pero es un barrio que cada vez tiene más movimiento y, aunque no tenga por ejemplo una parada de metro, está muy cerca del centro”, opina. A pesar de ser consciente de que su nuevo barrio “está mejor de lo que esperaba” también propone mejoras: “Sobre todo los accesos tienen que mejorarlos”.

Juan José Moreno, que lleva 25 años viviendo en la calle Cuesta de Olabeaga 14, opina similar a Johana. “Nos ha costado mucho que se fijen en este barrio para hacer mejoras”, comenta Moreno. “Aun así, cuando hace días con lluvia todavía es difícil ver vida en el barrio”, asegura este bilbaino de 49 años. Bien es cierto que mejor que él poca gente sabe lo que supone reinventar el barrio. La fachada de su edificio está en plena reconstrucción; sabe que el barrio se verá “mucho más bonito” con fachadas más modernas, “económicamente es una auténtica barbaridad”. Pese a las molestias de las obras, reconoce que en un futuro el barrio se verá mejor. “Ya comienza a verse mucho más movimiento, hay un poco más de vida”, asegura este vecino de Olabeaga.

En la misma línea, lo que le llama la atención a Moreno es que la edad del barrio sigue siendo mayor. “Puede haber gente joven viviendo aquí, pero la única parte negativa que veo es que no hacen vida en el barrio. Siempre se van al centro. Espero que con los años esto no siga así y se vea que Olabeaga pueda ser como cualquier otro barrio de Bilbao”, dice esperanzado. Bien es cierto que para la mayoría de las personas que hacen vida en el barrio aseguran que las nuevas fachadas de las viviendas es “algo muy positivo”, pero también coinciden en que “todavía queda mucho trabajo por hacer”.

Es el caso de Ainara Solaegi, que regenta Gasberri Taberna desde hace dos años y medio. Esta joven de 34 años es una de las personas que decidió cambiar por completo su vida y, por amor decidió mudarse a Olabeaga. Vivía en Derio, “donde había de todo”, y se mudó a un barrio que, en su opinión, sigue estando en la sombra de Bilbao. “Las nuevas fachadas que se están construyendo quedan muy bonitas y dan otra imagen al barrio, pero todavía quedan muchísimas cosas por mejorar”, comenta. Pero añade bien segura: “Tampoco tenemos muchas cosas aquí, para ir a algún supermercado grande tenemos que ir al centro de Bilbao o a Zorrotzaurre”. En la misma línea, admite que nota más vida en el barrio, pero “porque hay gente que suele pasear bastante por el paseo de la ría, nada más. A los bares de la plaza apenas nadie sube”, se apena. De hecho, los clientes del bar también dicen: “No tenemos nada. Por no tener no tenemos ni un chino”, lamentaron. Aun así saben que “pasito a pasito” la imagen de Olabeaga está mejorando y, en consecuencia, la vida del barrio.

Otra persona que lleva casi media vida en Olabeaga es Rosi Sasiain. Es consciente de que se están produciendo mejoras en su barrio pero pone en duda quiénes serán los que se beneficien de ellas. “Me da la sensación de que están convirtiendo Olabeaga para el paso de la gente y no para que los vecinos tengamos una mejor vida”, dice muy contundente. Por ello cree que es una zona que “sigue estando a la sombra” pero, al mismo tiempo, espera que eso cambie. “Las fachadas están quedando muy bonitas y eso es algo muy positivo para el barrio. Espero que sigan trabajando para mejorar los accesos, los servicios o las terrazas”, comenta. Joseba Rodríguez, vecino de Olabeaga “de toda la vida”, asegura que las obras están “viniendo muy bien”. “Antes esto era un horror, ahora se nota que estamos en una nueva era”, comenta.

Lo cierto es que los locales que han crecido en Olabeaga ven ahora más caras nuevas, más tránsito por las calles... Los trabajadores del bar Astillero saben de lo que hablan. José María Peralta Herrero estuvo “algo más de un mes” ayudando a poner el bar “en orden” para su apertura; anteriormente trabajó en el Hotel Indautxu de encargado pero, Martín Berasategi “me mandó para aquí”. A día de hoy lleva un año trabajando de camarero en Olabeaga y asegura que desde que empezó ve que cada vez hay “más dinamismo y vida”. Lo que más le sorprende es que “cada vez se ve a más gente que es del centro que viene a comer por aquí”.

Olabeaga, la gran inspiración No es solo cuestión de vecinos o comercios. Algunas empresas también han decidido mudarse a Olabeaga. Es el caso de Last Tour, que desde noviembre tiene sus oficinas en el barrio. Alfonso Santiago, director de Last Tour, lo corrobora. “Este barrio nos gustaba mucho desde siempre. Nos gustan los entornos que puedan parecer menos clásicos, acomodados, tradiciones o asociados a cierto tipo de industrias”, comenta. Lo que tenían claro es que necesitaban un entorno más creativo y abierto, un lugar donde las cosas todavía estuviesen por hacer para ser testigos de cómo el barrio va evolucionando y creciendo.

Bien es cierto que el coste a pagar también tuvo algo que ver. “Aquí hemos construido la oficina que nosotros queríamos, mucho más polivalente o una oficina más del futuro. Además, esta es muchísimo más barata que la de Miribilla”, asume. Por ello, según Santiago, una de las ventajas de tener las oficinas en Olabeaga es que “en estas fechas” no utilizan luz artificial. “Eso es algo muy positivo porque nosotros estamos muy expuestos a las pantallas. Trabajar con luz natural que proviene de la calle nos da tranquilidad, inspiración y opción a estar relajado”, concluye.