Basque Fest vive de éxito
El festival que se celebrará hasta el domingo congrega a cientos de personas en El Arenal y el Casco Viejo, donde se concentran la mayoría de iniciativas para animar las calles de Bilbao
Aún cuando el recuerdo de aquellas semanas santas tristes planea sobre la ciudad, la imagen de los numerosos visitantes, entremezclados con los lugareños mientras inmortalizan su estancia en Bilbao desde el puente de El Arenal, logra disipar las reminiscencias del pasado. Basque Fest ha resultado ser un revulsivo para estas fechas en las que el éxodo de los vizcainos se compensa con la llegada de cada vez más forasteros. La jornada de ayer, con un sol intermitente como aliado, fue un ejemplo de su poder de convocatoria, con cientos de personas que avalaron el éxito de la iniciativa municipal que ha conseguido abrir la villa.
Aunque la inauguración oficial fue el miércoles, ayer se inició la actividad de la carpa Gourmet, una de las zonas más transitadas del festival, donde, además de disfrutar de las catas y los talleres, los turistas pueden hallar información sobre ocho comarcas vascas e incluso de las peculiaridades del geoparque autóctono. También comenzaron las llamativas pruebas de herri kirolak -muy apreciadas por los extranjeros- y, dentro de la iniciativa market, Gure Lurreko Merkatua ofreció los mejores productos locales de temporada del agro vizcaino. Durante la apertura de la carpa, Juan Mari Aburto, alcalde de la villa, indicó que “la Semana Santa representa un momento extraordinario para disfrutar de Bilbao”, ya que “la ciudad está abierta y llena de animación, hay planes para todos”.
La Gran Vía y sus inmediaciones, con sus calles desiertas por el cierre de comercios y la nula actividad laboral, cedieron el gentío que congregan entre semana a otros espacios con más atractivo turístico. Además de en El Arenal, la expansión del festival se dejó entrever en la explanada del Guggenheim, donde se pasearon los gigantes de la villa; en el Casco Viejo, donde se narró la historia de la ciudad con humor y sorpresas; o, entre otros sitios, en la ría, donde un barco con espectáculo teatralizado recorrió la lámina de agua.