BILBAO - Más de cincuenta alcaldes del mundo se dieron cita en Bilbao en 2013 donde la capital fue cumbre del World Cities Summit Mayors Forum, la cumbre mundial de alcaldes. Los máximos dirigentes de Abu Dabi, Amán, Atenas, Auckland, Cracovia, Kuala Lumpur, Los Ángeles, Marrakech, Manila, Moscú, Taipei, Seúl, Tiflis o Yokohama, entre otras ciudades, tuvieron la oportunidad de pasear y conocer la villa. Entre las cosas que destacaron fue la limpieza de las calles. Han pasado cinco años de aquello y Bilbao sigue manteniendo entre sus señas de identidad este rasgo. No solo los visitantes, también los bilbainos, comerciantes y hosteleros lo secundan. De hecho, el 81% de los entrevistados piensa que Bilbao es una ciudad limpia o muy limpia. Les molesta cada vez más los carteles y lo peor valorado es la presencia de orines y la existencia de heces y excrementos de perros. Además, cuatro de cada cinco vecinos piensan que la ciudad cada vez está más limpia.
Más de mil ciudadanos residentes en Bilbao y 601 comercios y hosteleros fueron entrevistados en julio de 2017 para conocer su opinión sobre la limpieza de la villa, pero también la evolución del servicio, la maquinaria o la percepción por barrios, entre otros aspectos. El concejal de Obras y Servicio, Ricardo Barkala, está satisfecho con el resultado. “Los bilbainos mayoritariamente consideran no solo que la ciudad en general está limpia sino también sus barrios”, destaca.
Un porcentaje muy alto, el 81% de los vecinos, considera que Bilbao es una ciudad limpia mientras que un 17% la ven ni limpia ni sucia y 4% bastante sucia o muy sucia. Para Barkala es muy importante y positivo que esta percepción se produce de manera igualitaria en todos los distritos. Rekalde es que el menos nota obtiene pero con un margen de décimas y dentro del aprobado.
Además, cuatro de cada cinco bilbainos, hosteleros y comerciantes creen que Bilbao es cada vez más limpia. Y, pensando en sus propios barrios, las cifras son similares. “En general la percepción de la limpieza es sostenida en el tiempo”, apunta Barkala.
Otro de los aspectos sobre los que se pregunta es por la presencia de carteles y anuncios en el mobiliario urbano. Barkala señala que “el ciudadano, en determinados momentos o circunstancias, empieza a estar harto de que se pongan pancartas aunque reconoce que el Ayuntamiento actúa con rapidez”. El concejal se refiere a episodios recientes como los conflictos laborales o los que, tras una manifestación, llenaron todas las calles de carteles. “La gente está ya un poco harta de este tema. No es un hecho grave, pero sí empieza a preocupar”, advierte el concejal. En este sentido, los ciudadanos consideran este aspecto, “suficientemente aceptable” mientras que la atención del Ayuntamiento se valora “positivamente”.
Esta misma percepción se produce con respecto a las farolas en las que muchas personas pegan anuncios, teléfonos o carteles. “Las limpiamos bien rápido pero enseguida los vuelven a poner. De hecho, los vecinos están más acostumbrados pero en el caso de comerciantes y hosteleros ha subido la percepción de descontento”, reconoce.
Otro tema que molesta mucho son los grafitis y las pintadas. “La valoración es positiva respecto a nuestro trabajo porque cuando pintan en las calles enseguida vamos y lo quitamos pero la gente está harta y el comerciante y el hostelero aún más”. Según Barkala, este es un asunto especialmente preocupante porque “a veces no somos conscientes de que no es cuestión de pintar y limpiar. No es inocua la actuación porque estamos actuando en una piedra que tiene años de historia y la estás deteriorando”. Se refiere el concejal, a que “por mucho que la limpies, están deteriorando el patrimonio”.
La encuesta también aborda otro tema muy relacionado con la principal fuente de quejas, que es la presencia de orines. Hay un conocimiento generalizado de la existencia de los baños públicos y más aún entre los hosteleros. El concejal reconoce que este aspecto incluso le ha sorprendido porque el 81% de la población conoce que existen los baños públicos. Precisamente este año el Ayuntamiento de Bilbao tiene previsto colocar tres nuevos urinarios ya que, normalmente, siempre se atienden las peticiones cuando se solicita la instalación de un baño público. La respuesta suele ser positiva si tiene sentido.
lo mejor y lo peor Los aspectos mejor valorados por los bilbainos son la ubicación de los contenedores, la limpieza de los espacios públicos, la presencia de maquinaria de limpieza del Ayuntamiento, las papeleras y contenedores, y la recogida de la basura después de los actos festivos.
Lo que ya no tiene tan buena valoración son los olores de los contenedores. En todo caso, Barkala señala que “un servicio de limpieza como el del Bilbao, en el que la recogida es los 365 días del año, es un lujo. De hecho, en ningún país adelantado pasan estas cosas”.
Y lo que realmente genera mucho malestar son los orines en las calles y las cacas de los perros. “Multamos y limpiamos pero la gente cada vez es más crítica. Es cierto que los dueños de las mascotas recogen los excrementos en la calle”, subraya. Para el concejal, son muy importantes las campañas de educación. Y, en cuanto a los orines, estos se producen fundamentalmente cuando hay grandes eventos. “Al final entre carnavales, Aste Nagusia, Santo Tomás... siempre hay fiesta y los ciudadanos están hartos aunque se limpie”.
En cuanto a la labor que realiza el Ayuntamiento en la limpieza del botellón, la valoración es muy positiva ya que cuatro de cada cinco vecinos creen que el Consistorio actúa con celeridad. Y en el tratamiento de los residuos urbanos ocurre lo mismo.
La limpieza es uno de los aspectos que más influye en la valoración que se tiene de una ciudad. Entre los propios hosteleros y comerciantes ha aumentado la percepción de que mantener el entorno limpio es algo que afecta directamente en un negocios. De hecho, el 68% creen que si su entorno está más limpio les influye positivamente y se preocupan de mantenerlo en estado de revista.