Bilbao - Lo habitual para Joserra Onaindia es practicar el euskera con personas que viven en otro continente. Este euskaldunberri, contratista jubilado de Getxo, mantiene intensas charlas vía Skype con Pedro Mari Sarduy, un expelotari nacido en Muxika y afincado en Florida desde los años 70. Mientras Joserra mejora su vizcaino a través de estas videoconferencias, Pedro Mari mantiene su idioma materno en un país en el que le es imposible hallar contertulios. Este ejemplo de querer es poder fue uno de tantos que ayer se exteriorizó en el atrio de Azkuna Zentroa durante la sexta edición de Berbagunea, en el que un millar de personas demostraron que el euskera está vivo en Bilbao.
Aunque lleva una década aprendiendo euskera, ayer fue la primera vez que Joserra Onaindia asistió a este encuentro, organizado por el Ayuntamiento de Bilbao además de la Diputación Foral de Bizkaia y patrocinado por DEIA, en el que euskaldunberris y euskadunzaharras demostraron su destreza en euskera. Y lo hizo repartiendo tarjetas de Mintzanet, la plataforma que le permite tener su berbagune particular cada semana y mediante la que también mantiene relación con una mujer autodicata de La Pampa, de ascendencia vasca. “Hitz egiteko talde handiak daudenean, ba-tzuetan, isilik gelditzen den baten bat egoten da. Modu honetara, bi izanik, derrigorra da elkarrizketa jarraitzea”, explicaba como una de las bondades del proyecto antes de tomar asiento.
El actor Andoni Agirregomezkorta fue el maestro de ceremonias que guió la jornada en la que se celebraron cuatro turnos. Joserra inició su incursión compartiendo mesa con Dora y Paola, dos alumnas del Instituto Minas de Barakaldo, y David, del Colegio Santa María de Artagan. Aunque iniciaron el debate sobre el mintzagai acordado, la conversación fue por otros derroteros. “A ereduan ikasten dugu eta etxean gazteleraz hitz egiten dugu. Euskaraz mintzatzeko ohitura gutxi daukagu”, reconocieron las jóvenes.
Posteriormente, Joserra tuvo oportunidad de sentarse con Liher, Iñigo e Irati, alumnos de Kirikiño Ikastola que afrontan su último año en el instituto. Con más soltura, defendieron la existencia de los diferentes modelos de familia. “Nire gurasoak bananduta daude, baina beraien arteko harremana oso ona da”, explicó Liher, quien reveló entre risas que este hecho también tiene sus ventajas: “Horrela opor gehiago izaten ditut!”. A pesar de que estos jovenes son euskaldunzaharras, confesaron que fuera de las aulas el uso del euskera es bastante inferior al que consideran que debería ser, algo que contrasta con el esfuerzo diario realizado por los euskaldunberris para interiorizar un idioma cuyo aprendizaje es arduo.
Es el caso de Golzaga, trabajador de seguridad y alumno de Ulibarri Euskaltegia, e Iñigo, ingeniero que se dedica a la docencia y alumno de Irale en proceso de sacarse el PL 2. Joserra Onaindia debatió con ellos sobre si hay algún lugar mejor que Euskal Herria para vivir. No hubo mucha discusión; todos acordaron que nada mejor que la tierra que habitan. Sin embargo, Joserra expuso, mientras comparaban la situación de otros países, que los ingenieros autóctonos no se quitan la corbata. “Barkatu, baina ni ingeniaria naiz eta buzoa jartzea tokatu zait!”, se rebeló Iñigo, mientras Ane, alumna de Kirikiño, compartía esta afirmación tras admitir su intención de estudiar Ingeniería.