Bilbao - Vivir en la calle no es una enfermedad, pero las secuelas que deja son difíciles de curar y la mayoría de las veces derivan en importantes patologías. El tratamiento es difícil pero el Ayuntamiento quiere intentarlo. Para ello, ha abierto una vía de diálogo con la Fiscalía para buscar un recurso que permita a los Servicios Sociales dirigir a los centros asistenciales -albergues, entre otros- del Ayuntamiento, a las personas sin hogar que viven y duermen en la calle y que presentan problemas de salud mental o que sufren otro tipo de patologías. El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, señala que “ la situación de las personas sin techo supone una quiebra de su dignidad” y cree que “hay gente sin hogar que lleva aparejadas tipologías diversas, lo que hace que no sean dueños de su propia situación”. Precisamente, para mejorar la vida de estas personas y también para evitar los problemas que a veces generan sus conductas en el resto de los vecinos, se quieren explorar medidas novedosas que hasta ahora no se conocen en otras ciudades. Sabe que será un proceso difícil pero está decidido a implicarse para buscar un recurso que beneficie a todos.
“Vivir en la calle no se elige, es una concatenación de circunstancias que van pasando y un día te encuentras sin nada”, es el resumen que hacía para DEIA un indigente con más de 15 años de noches al raso en su curriculum vital. Después, cuando pasan los años, la calle pasa factura. Así lo corroboran los datos de la radiografía de los sin techo que duermen en las calles de Bilbao. “Más del 30% sufre problemas mentales y un porcentaje elevado lo mismo consume heroína que cocaína, o ambas combinadas, además de hachís o alcohol”, según datos del estudio conjunto realizado por los servicios sociales de varias instituciones. Solo unos pocos son indigentes que están en la calle temporalmente y esperan reconducir su vida.
No es la primera vez que el alcalde adelanta su intención de buscar una salida a esta situación, aunque ha sido recientemente, en el pasado pleno celebrado en mayo cuando adelantó que ya ha iniciado las conversaciones con la Fiscalía para ir de la mano en la búsqueda de una solución. El asunto surgió ante la denuncia del Partido Popular por la molestias que origina un grupo de indigentes que se encuentran en el plaza Indautxu. “Hay gente esnifando pegamento y bebiendo, en el mismo espacio donde conviven vecinos y niños”, dijo el portavoz del PP, Luis Eguíluz.
El alcalde apunta en este sentido que lo que ocurre en la plaza Indautxu no es un tema de fácil abordaje. “Desde el Ayuntamiento no nos hemos despreocupado de esta zona sino todo lo contrario. Nos estamos preocupando desde diversos ámbitos. Desde el ámbito de la seguridad, de hecho se han llevado a cabo 58 actuaciones por comportamientos incívicos; pero también, desde el ámbito de lo social, porque hay que abordar esa situación más allá de multar a estas personas por estar bebiendo o haciendo otras cosas en la calle. Lo cierto es que sería muy poco efectivo, porque no tienen recursos”. Aburto está convencido de que hay que abordar las raíces de lo que subyace en este problema. “Es ahí donde estamos. No es fácil ni se soluciona en cuatro días”, afirma.
La cuestión de fondo es que por ahora no es posible obligar a una persona a ir a un albergue o utilizar otro recurso social si no es su voluntad. “Creemos que hay gente sin techo que lleva aparejadas tipologías diversas y que por lo tanto su situación no está directamente vinculada a que quieran dormir en la calle, sino que muchas veces sus adiciones o su enfermedad mental hace que no sean dueños de su propia situación. Tenemos que ser capaces de articular junto con la Fiscalía procesos novedosos, por eso hemos contactado con ella. Se trata de abrir una vía nueva para que estas personas puedan ser dirigidas a recursos sociales aunque no quieran”.
Según explica, el proceso puede ser similar a lo que sucede en los casos de incapacitación de personas mayores para un ingreso en una residencia o para un ingreso en un centro sanitario de salud mental. Sea esta u otra forma, tiene claro que “tendríamos que ser capaces de arbitrar una manera de actuar en estos momentos”.
Aburto señala que “la situación de las personas sin techo es una quiebra de la dignidad, es difícil de entender una situación peor. Pero es cierto que sus comportamientos llevan aparejadas situaciones que generan molestias a los vecinos o a quien está disfrutando del espacio público en una plaza. Por lo tanto, nosotros tenemos que preservar la situación para que los vecinos puedan disfrutar del espacio público con tranquilidad”.
El alcalde también hace un llamamiento al carácter humano y solidario de la villa. “Bilbao es una ciudad que tiene un carácter eminentemente social y nos preocupa la situación de las personas sin techo, por eso tenemos muchas más plazas de albergue que las que nos requiere a día de hoy la normativa del mapa de servicios sociales, y así y todo hay gente que hoy día no está atendida”, lamenta.
Sabe que no es fácil, “ha habido un primer contacto con la Fiscalía y habrá que seguir este tipo de conversaciones para ver si puede dar sus frutos y así mejorar por un lado la vida de la gente, disfrutar en mejores condiciones del espacio y mejorar la vida de las personas que ven su dignidad absolutamente quebrada”.
El propio alcalde ha mantenido reuniones personales para abordar otros temas de carácter social con el que hasta ahora era fiscal general, Juan Calparsoro, y “estoy dispuesto a involucrarme personalmente en este asunto en el que está trabajando de manera directa el concejal de Políticas Sociales, Iñigo Pombo”.
El alcalde asume que “tenemos que trabajar para ver si somos capaces de abrir algún camino nuevo e innovador en este caso, que es una cosa que no se ha hecho en otros lugares”.