BILBAO se convirtió ayer en una ciudad llena de color gracias a los cientos de participantes de la tradicional kalejira del Carnaval. En esta ocasión, el tiempo les dio un respiro y se pudo observar cada detalle de los disfraces: el rojo de las mariquitas, el azul o verde de los superhéroes, el marrón de los vaqueros del oeste o el rosa de las princesas. Entre todos y bajo el son de música euskaldun, hicieron de Bilbao una ciudad teñida de múltiples colores.

“Tener críos hace que vivamos el Carnaval con la misma intensidad que ellos”, afirmaba Lucía Gutiérrez. Ella y su hija Uxue optaron por disfrazarse de mariquitas, uno de los animales “favoritos” de Uxue. Eran las cinco y media cuando se inició el desfile. Las diferentes comparsas comenzaron el paseíllo “orgullosas y felices” de poder participar un año más. “Cada año nos intentamos superar más”, aseguraba una cuadrilla que iban de payasos. Cerca de ellos, estaba Araitz Molano con su pareja y su hija Izaro disfrazados de caballitos de mar. Según aseguró Molano, su hija salió de casa “muy contenta y animada” pero en cuanto vio a “tantísima gente junta y disfrazada de tantas cosas”, comenzó a tener “un poquito” de miedo. “Al final es pequeña y le asusta un poco”, aseguró. De hecho, esta familia no suele ser asidua a este tipo de eventos. “Antes disfrutábamos de los carnavales nocturnos, pero ahora con la cría es imposible”, bromeaba. Por el contrario, Nerea Puente, una bilbaina que por amor se mudó a Jaén, asegura que “siempre que puede” acude a los carnavales bilbainos. “Es una fecha que tenemos marcada en el calendario”, dice. De hecho, su pareja, Paco Marín, era la primera vez que se disfrazaba para intentar no desentonar con el ambiente carnavalero. “Estoy un poco expectante a ver qué es lo que pasa porque el principio me parece un poquito soso”, confiesa. De hecho, algo que no le gustó a esta pareja era que los carnavales “se mezclasen con la política”.

La música fue otra de las protagonistas de la tarde y fue la encargada de animar y sacar a bailar al público, en su mayoría niños. Mikel, disfrazado de superheroe, y Uxue, vestida de princesa, se animaron a ir al centro de la carretera a divertirse un poco. “Soy un héroe y voy a salvar a mi amiga de los malos”, aseguraba este niño de 7 años. Precisamente, esos dos tipos de disfraces fueron los que abundaron por las calles de la villa durante el día de ayer a pesar de que también se dejaron ver muchos vaqueros, superman, sevillanas, mexicanos incluso varios emoticonos de la aplicación WhatsApp.

Andoni Jones

También Gogorregi ha convertido en tradición la particular escenificación que, cada año, realizan cargos de EAJ-PNV. Ayer vivieron una aventura de Andoni Jones y el estatuto perdido. Ortuzar apareció vestido como el legendario arqueólogo acompañado de una Itxaso Atutxa caracterizada como una ministra del Gobierno español; el parlamentario Jon Aiarza era un delegado del Gobierno central en Euskadi; Mireia Zarate [secretaria del EBB] y el parlamentario David Latxaga asumieron el rol de dos jueces del Tribunal Constitucional, mientras que la diputada Idoia Sagastizabal y el senador José María Cazalis se metieron en el papel de dos guardias civiles. Por último, el coordinador del grupo parlamentario Nacionalistas Vascos asumió la identidad del padre de Jones.

“Por fin el estatuto de Gernika vuelve a ser nuestro”, gritó Ortuzar. “Hoy el estatuto; mañana la soberanía”. Durante la celebración se vivió algún momento de tensión cuando un grupo de personas increpó a los jeltzales. Tras algún forcejeo e intercambio de insultos, la fiesta terminó con la banda sonora de Indiana Jones cantada a coro por los participantes.