BILBAO - Se despide del Euskalduna por la puerta grande, con un balance de ejercicio difícil de superar (más de 400.000 euros de beneficio). ¿Por qué decide retirarse ahora?

-Tengo un récord. ¿Conoce usted a alguien que haya estado dirigiendo una empresa pública 20 años, que tenga más de 70 y siga en activo? No hay. Por eso creo que soy récord estatal. Me encuentro muy bien, he sido feliz en el Palacio Euskalduna y he tenido la suerte de diseñar y participar en todo, desde su inicio. Es un privilegio. Aquí he vivido muy intensamente y es verdad, como se dice, que estoy a todas horas. Pero, creo que por tiempo y edad era el momento. Después de 20 años de haber sido muy feliz aquí, no quería salir de mala manera. Lo planteé sin prisa. Una cosa que parecía buena en la transición es que se dijera al mismo tiempo quién me sustituía. Pero siempre he dicho: yo me quiero marchar ya. Por eso, a día de hoy, estoy feliz. Aunque es posible que en dos meses tenga morriña.

La sorpresa es porque no es principio ni final de legislatura.

-Eso era lo más lógico, pero yo he sido siempre poco funcionario. He peleado por que esto sea como una empresa y funcione como una empresa con un planteamiento empresarial, así que lo de la legislatura me daba un poco lo mismo e, incluso, prefería que no coincidiera. Me parecía bueno hacerlo al cierre de un ejercicio. Tanto es así que prácticamente he cerrado la programación de Aste Nagusia, que es para nosotros una época especial.

Congresos cerrados, teatro, ópera y hasta un musical de éxito. ¿Qué le deja a su sucesor para su estreno?

-Muchísimas cosas. Pero me obsesionaba que no hubiera improvisaciones, poner parches. Por ejemplo, no tiene sentido que ahora hablemos de los congresos para dentro de tres meses si no están ya programados. También hemos cerrado la ópera, las orquestas siguen su propias dinámicas, las juntas generales de Iberdrola, BBVA... Todo lo que es el esqueleto del Palacio Euskalduna está en marcha, con lo cual, eso permite que la persona que viene, que además va a ser de un perfil distinto al mío completamente, no tenga imprevistos.

¿Por qué un perfil tan distinto?

-Es bueno. Yo soy más gestor, algo que ha venido muy bien hasta ahora, porque nunca hemos tenido subvenciones y, además, hemos tenido beneficios. Todo eso ha estado muy bien. Pero, ahora, lo primero que hay que hacer es continuar este trabajo y hay que aportar otras visiones. Nosotros no estamos para hacer un buen balance, sino para generar impacto y hacer riqueza en el entorno. A veces puedes equivocarte, y lo decía en el hospital de Basurto: el resultado económico es muy importante, pero si no operamos bien las cataratas, los números no sirven. Y un Palacio de Congresos y de la Música está para generar riqueza.

Se ha sentido apoyado por los responsables de la Diputación de Bizkaia, que al final son los dueños del palacio, en este largo camino.

-Totalmente. Me han apoyado en el modelo de gestión y tengo que agradecérselo a todos. He estado con tres diputados generales, incluso José Alberto Pradera dejó firmado el proyecto. Con Josu Bergara fue el momento más intenso, la puesta en marcha; José Luis Bilbao fue la época de la ampliación y con Unai Rementeria he estado menos tiempo, pero he tenido apoyo de todos. Y las que han sido presidentas de consejo Belén Greaves, Josune Ariztondo y Lorea Bilbao se han identificado absolutamente con el modelo. No tengo ni la más mínima reticencia.

¿Le han consultado o le ha presentado otras propuestas, además de Andoni Aldekoa, para sustituirle?

-No me han hecho otras propuestas. Se barajaron muchos nombres al inicio de la legislatura, pero eran a nivel de rumores. Fueron solo rumores. Como candidato, solo se me ha hablado de uno y era un tema que me preocupaba, la verdad, por Euskalduna y también por mí. De alguna manera, quien te sucede marca un poco qué valoración se hace. A mí, siendo de un perfil totalmente distinto, me ha parecido un acierto. Lo voy a apoyar a tope y creo que va a ir bien. Sin perder la esencia de lo que es el proyecto Euskalduna, es bueno que ahora llegue otra visión.

¿Ha habido contacto entre ustedes?

-Solo telefónico. Hemos hablado un par de veces intensamente, pero hemos quedado en que hasta que no se haga efectivo no vamos a estar. Nos hemos fijado una reunión para mediados de febrero. Después, si es preciso, estaremos mañana, tarde y noche. La idea es que el contacto personal sea muy intenso, pero ya estando él aquí.

Se ha dicho que el nuevo director tiene que impulsar la internacionalización del palacio. Dicho así da la sensación de que es una carencia. ¿Lo cree?

-La interpretación más inmediata, y también mi equipo me lo ha dicho, es: “¿Qué pasa? ¿Que no lo estamos haciendo?”. Mi visión es la siguiente: la vocación internacional de Euskalduna es innegable. El primer premio importante del nuevo Bilbao, fue al Palacio Euskalduna como mejor centro de congresos del mundo, el más importante que se da a un palacio de congresos en el mundo. Lo dio la asociación internacional de Palacios de Congresos, que la componen los palacios de 40 países. Estaban Melbourne, Innsbruck y Vancouver. Como consecuencia de eso, por aquí habrán pasado más de 200 delegaciones de países, porque el modelo de Palacio de Congresos y de la Música sin déficit y sin subvenciones llamaba mucho la atención. Este premio nos posicionó. No obstante, creo que hay un proceso nuevo de reforzamiento de esto, que lo lidera este nuevo Bilbao, el Guggenheim... Hemos trabajado mucho este tema internacional, pero desde una línea de captar congresos. No hablo de teorías: de los 36 congresos del pasado año, 12 han sido internacionales y para el próximo año llevamos el mismo camino.

Entonces, ¿cuál es esa línea que hay explorar?

-Una cosa que no se ha hecho e, incluso, me he lamentado de ello, es que a veces ha habido mucha polarización. Cuando hablamos de impulsar la imagen de Bilbao, donde está todo por hacer, aunque hemos hecho mucho, hay que reconocer que Bilbao es muy pequeñito en el mundo internacional, pero con muchas posibilidades. Me he quejado de que la imagen hacia fuera de Bilbao no puede ser el Guggenheim y los cocineros, aunque sea muy importante. Euskalduna tiene que proyectar imagen de Bilbao internacional y espero y confío en la experiencia de mi sucesor para que esa proyección internacional se haga. La otra, la de captación de congresos, ya se hace.

Su perfil era de gestor...

-Absolutamente.

Pero, es sabido que ha asistido a las óperas, zarzuelas, musicales, teatro... ¿La cultura ha cautivado a los números?

-Absolutamente, también. En mi experiencia profesional, he estado en la empresa privada familiar en Eldu, fui gerente con 30 años en una empresa con un plan complicadísimo y que afortunadamente sigue viva; pasé a Marquinsa donde viajé mucho; luego viví en DEIA una experiencia increíble. Después, el hospital de Basurto con la incorporación a Osakidetza... Cada una de esas etapas la he vivido con mucha intensidad. En Euskalduna ha sido muy enriquecedora. El teatro siempre me ha gustado y empezaba a tener cierta inquietud. De hecho el crítico de DEIA Antton Zubikarai fue introduciéndome en la ópera. Me he ido metiendo en el tema cultural y lo he ido viviendo. Me gusta mucho, casi más que los números, pero si no cubre económicamente mi voto es que no. Pero he aprendido mucho.

Ha conocido a mucha gente. ¿Se queda con alguna anécdota?

-Es una de las cosas buenas la gente que conoces. Recuerdo la humildad del Nobel Jon Nash o Vicente Ferrer con los niños o los nervios de una diva como Montserrat Caballé.