Bilbao - La creciente llegada de visitantes en los últimos años ha favorecido la proliferación de alojamientos poco convencionales en la villa gracias a la intrusión de colectivos, hasta ahora ajenos a la actividad turística, que han encontrado en Internet el mejor aliado publicitario. Desde particulares que ceden habitaciones en su vivienda habitual hasta empresarios que adecuan apartamentos destinados al alquiler vacacional, lo que todos tienen en común es la obligación de obtener una licencia de acuerdo a la Ley de Turismo del Gobierno vasco, que entró en vigor el pasado 31 de agosto. Hasta la fecha, en Bilbao se han registrado 118 viviendas para uso turístico y 24 habitaciones en casas particulares.
Ante la falta de un censo que cuantifique el número de alojamientos ofertados en estas circunstancias -el Ayuntamiento de Bilbao no cuenta con ningún registro al respecto-, lo que la normativa vasca pretende es legalizar una práctica cada vez más habitual y, con ello, tener un control más amplio sobre la actividad. Dichas inscripciones también se están llevando a cabo, además de en Gipuzkoa y Araba, en otras localidades de Bizkaia, donde se han contabilizado, según el registro, 49 viviendas y 24 habitaciones que se han dado de alta de forma gratuita.
¿Pero cuál es la oferta real de este tipo de alojamientos en la capital vizcaina? Desde Airbnb, plataforma web en la que se ofertan muchos de estos hospedajes, aseguran que actualmente tienen activos 1.300 anuncios en la villa, aunque eso no significa que esa cifra se corresponda con el número de alojamientos disponibles. “Un anfitrión puede tener dos anuncios para la misma vivienda activos: uno para la habitación libre que oferta habitualmente y otra para la casa completa, que solo está disponible unos días al año”, indican. En cualquier caso, un simple rastreo por la web muestra que en la gran mayoría de anuncios no figura el número de licencia, tal y como requiere la legislación vasca vigente, lo que significa que se ofertan de forma ilegal.
“Esperamos que esa actividad que ya se está ejerciendo salga a la luz y se regularice. Desde la administración estamos dando de alta las solicitudes que nos están viniendo”, asegura Mertxe Garmendia, directora de Turismo en funciones del Gobierno vasco, quien aclara que aquellos que aún no se han registrado están fuera de la ley. “Paralelamente, hemos empezado a actuar de oficio, estamos mirando en las páginas web quién está ofertando sin tener número de registro. A estas personas se les enviará un requerimiento para que subsanen su situación irregular, además se les sancionará por hacer publicidad sin licencia y se considerará a la página web responsable subsidiario”.
Situación legal Quien ya ha regularizado su oferta de Airbnb es Andrea López, una venezolana asentada en Bilbao que ofrece una habitación de su vivienda. Esta anfitriona -así es como se les llama en la plataforma web- comenzó su incursión en la página de hospedaje en marzo, después de informarse sobre la normativa vigente en el Consistorio de Bilbao. “Me dijeron que había un vacío legal pero que el Gobierno vasco estaba tramitando la ley”, expone esta usuaria de Airbnb, quien se registró en la delegación territorial vizcaina hace tres semanas. “Tuve que presentar el plano de la casa y varias fotos, una cédula de habitabilidad que tardaron mes y medio en entregarme en el Ayuntamiento, y las hojas de reclamación que se supone que tengo a disposición en casa, además del letrero”, indica.
Por el momento, la experiencia ha merecido la pena. Andrea López decidió ofrecer una habitación de su vivienda cuando se quedó en paro. “Lo vi como una opción para darle uso al piso y estar ocupada”, revela la venezolana. Según su testimonio, en verano ha tenido mucha actividad, aunque ahora ha bajado. “Nunca nos imaginamos que Bilbao fuera tan turístico y que tanta gente usaría este servicio a pesar de que hay muchos hoteles”, expone esta anfitriona que oferta una habitación doble de su vivienda en el barrio de Uribarri a cambio de 48 euros la noche. Desde marzo, ha conseguido 93 críticas de sus huéspedes, todas ellas favorables. “La puntuación va ligada al servicio, nosotros ofrecemos desayuno y asesoramiento”, explica esta vecina de Uribarri.
Es la primera vez que la Ley de Turismo vasca contempla la posibilidad de alquilar legalmente una habitación. Algo que conlleva unos trabajos de control de la normativa complicados. “Una de las funciones de la inspección es comprobar que lo que lo expuesto en la declaración responsable, junto con la documentación entregada, es verdad”, aclara Mertxe Garmendia, quien afirma que el hecho de que tengan el número de registro no significa que esté todo en orden, sino que es un “juramento” de que se cumplen una serie de condiciones. “Es la inspección la que irá a verificar que todo lo asegurado es verdad”, expone la directora de Turismo en funciones.
El incumplimiento de la normativa puede conllevar sanciones que dependiendo de su alcance -pueden ser leves, graves o muy graves- llegan a los 600.000 euros. “Una infracción muy grave es la reincidencia en la comisión de una infracción”, revela Garmendia, quien insta a todos aquellos que ofertan una vivienda o una habitación turística a que se den de alta. “Esperamos que se pongan las pilas y acudan a las delegaciones territoriales para inscribirse. Es muy fácil”, añade, a la vez que expone que las cargas fiscales que conlleva el pertenecer al registro, si las hubiera, competen a las diputaciones de cada territorio según el Impuesto de Actividades Económicas.
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