Bilbao - Cientos de bilbainos transitan cada día por las aceras que rodean sus fachadas sin alzar la vista hacia arriba, probablemente porque desconocen el valor patrimonial de los edificios recién circundados. Desde ayer, dos de esos tesoros arquitectónicos de la villa son más reconocibles ya que lucen una placa que avala su importancia. El edificio Babcock & Wilcox -ubicado en el número 50 de la Gran Vía- y el conjunto de viviendas de Alameda Urquijo 58-64 han sido condecorados con el título Docomomo por el interés que presentan dentro del Movimiento Moderno. El distintivo fue colocado ayer por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro (Coavn) con motivo del Día Mundial de Arquitectura, celebrado el primer lunes de octubre.
En palabras de Matxalen Acasuso, decana del Coavn, cada año se propone a los dueños de los diferentes edificios que constan en los Registros Industrial, Viviendas, Equipamientos del Docomomo Ibérico en Bizkaia la oportunidad de que los edificios sean distinguidos con la placa. La organización internacional, con sede en Barcelona, fue creada en 1990 con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio del Movimiento Moderno. De esa forma, cada año, expertos en la materia realizan un proceso de selección mediante el que valoran los edificios a destacar. Hasta la fecha, iconos como el frontón Jai-Alai de Gernika o el complejo escolar Luis Briñas han recibido dicho reconocimiento.
En el registro de Docomomo hay decenas de edificios vizcainos considerados con valor patrimonial, entre ellos 41 están ubicados en Bilbao. “Por sus características arquitectónicas merece la pena conservarlos y promocionarlos”, expuso Acasuso instantes antes de colocar la primera de las placas en el bloque de la Gran Vía. El edificio, que actualmente alberga la Oficina de Extranjería de la Subdelegación del Gobierno en Bizkaia, fue diseñado por Álvaro Líbano y José Luis Sanz-Magallón con fecha de 1961. “En su inicio fue la sede de una compañía industrial”, explicó Elena Velasco, vocal de la Comisión de Patrimonio del Coavn, sobre la construcción de nombre anglosajón.
El edificio Babcock & Wilcox atiende al “estilo propio de la época racionalista asentada en el siglo XX”. En ese sentido, Velasco destacó la influencia de la personalidad que Mies van der Rohe impuso en sus obras norteamericanas. “Destaca el muro cortina, una fachada desprovista de muro estructural donde los materiales son muy ligeros, como el vidrio”, expuso la vocal de la Comisión de Patrimonio. Asimismo, añadió que dicha fachada “se fundamenta en una serie de elementos verticales que no son necesariamente postes estructurales o pilares sino que son elementos que exclusivamente van a sujetar el vidrio.
A la colocación de la placa acudieron además de los propietarios del edificio, destacados miembros del Coavn que después se desplazaron hasta el conjunto de viviendas merecedoras del mismo distintivo. Erigido en 1935 a manos del célebre arquitecto Tomás Bilbao, fue un ejemplo “del bienestar económico que se tradujo en la expansión del Ensanche bilbaino”. En palabras de Velasco, tratándose de un conjunto de viviendas que en su día ya tuvieron un gran éxito, no es de extrañar que “los arquitectos que ejecutaron los edificios colindantes respetaran y siguieran las líneas que había marcado para adecuarse”. De hecho, en la misma calle Alameda Urquijo hay otros cuatro bloques de viviendas -los números 40, 48, 54 y 71- que constan en el registro de Docomomo.
En el mencionado conjunto de viviendas destacan “valores en auge en aquella época”. Según Elena Velasco, “la marca definitiva de la arquitectura racionalista es la horizontalidad, que responde a un hecho nuevo como es la velocidad”, en referencia a los transportes que aparecen entonces. Además de los avances técnicos que permitieron las estructuras de hormigón armado y los voladizos, la arquitecta del Coavn subrayó la raíz expresionista del edificio, traducido en sus formas curvas, y el acabado de ladrillo.