Una marea de sirenas anunciaba el paso del desfile en mitad del diluvio que caía sobre Bilbao. El temporal sin embargo no iba a impedir salir ayer en su particular procesión en honor a su patrón San Juan de Dios a los autocares del Cuerpo de Bomberos de la villa. La flota iniciaba el recorrido bajando hasta la calle Askatasuna, de ahí por Claudio Gallastegui hasta el mercado de La Ribera para continuar dirección Ayuntamiento y subir por Hurtado de Amezaga hasta Zabalburu, concluyendo de vuelta al Parque de Bomberos en Miribilla por Jardines de Gernika.

“Igual que cada oficio tiene su patrón, el nuestro es San Juan de Dios. Él nos cubre las espaldas y nosotros le mimamos y sacamos de paseo un día al año y vamos todos en procesión detrás de él.” Son palabras de Txus Romero, miembro del Cuerpo de Bomberos bilbaino a la llegada de la caravana de camiones rojos de vuelta a su casa de Miribilla.

La sede lucía ayer, en un día tan especial, abarrotada por bomberos de muy distintas edades. “Hay personas que han entrado nuevos este año al Cuerpo y que desde el día de puertas abiertas, el sábado, están disfrutando mucho, no se lo pueden creer” relata Romero, que es además organizador de los actos del honor al patrono. “Cada año los hacemos mejor” presume socarronamente. Tras el recorrido por las calles de Bilbao se celebraría en el propio parque la tradicional misa en honor al patrono. El concejal de Seguridad, Tomas del Hierro, y el director del área, Andoni Oleagordia, ejercieron como maestros de ceremonias de unos actos que calificaron como “muy emocionales”.

Compañerismo y hermandad La carga emotiva del evento la protagonizaban, sin embargo, los bomberos jubilados a lo largo de 2015, que eran obsequiados por las autoridades con trofeos en forma de casco a modo de homenaje. Es el caso de Txomin Sagastibeltza, que ingresó en el Cuerpo en 1984. “Es una carrera larga, 32 años dan para mucho. Recuerdo que entramos con el accidente de Oiz y que nuestra última salida fue aquí abajo en Zabala en una casa vieja quemada” rememora. Las muestras de cariño entre antiguos compañeros y amigos se suceden. Son relaciones que han sido forjadas a lo largo de los años y donde valores como la solidaridad y el espíritu de equipo están muy latentes. “No dejo amistades aquí porque se mantienen. Continuamos viniendo a celebraciones, despedidas e incluso a funerales y nos vemos. Este es un sitio especial, las amistades son para siempre”.

Jesús Aretxabala tuvo su reconocimiento en 2008 tras 35 años de servicio: “Es un día maravilloso para reunirnos, estar con los amigos y ver a muchas personas que no vemos el resto del año. Nos gusta venir y estar con la gente”. Aretxabala coincide en valorar la enorme cohesión que la pertenencia al cuerpo contribuye a gestar entre sus integrantes. “Es nuestra fiesta y es una fiesta que esta muy bien hecha. Esto es un cuerpo de hermandad y donde tiene que haber compañerismo, que es fundamental para el trabajo. Entonces, cuando hay buenos lazos, ver a los compañeros te emociona” afirma conmovido.

Al acto acudió también una representación del Real Cuerpo de Voluntarios de Santander, con motivo del 75 aniversario del grave incendio que arrasó la capital cántabra y en cuya extinción contribuyó el Cuerpo de Bomberos de Bilbao. “Era un poco un homenaje a los Bomberos de Bilbao por la ayuda que prestaron en el incendio de Santander en 1941 y también por la amistad existente entre nosotros, dado que además recientemente nos donaron un vehículo” expresaba uno de los miembros de la delegación.

Una comida de hermandad y el posterior Campeonato de Mus de Bomberos pusieron el punto final a los actos organizados este año.