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Expertos mundiales apelan a la cultura como eje central del desarrollo sostenible

La Cumbre de Cultura, en la que participarán más de 250 líderes globales de 50 países, inaugura su primera jornada

Expertos mundiales apelan a la cultura como eje central del desarrollo sostenibleefe

Bilbao - Protagonizando la antítesis del eclipse solar que supondría ser una ciudad sin cultura, Bilbao brilla con luz propia como capital mundial de cultura. El reconocimiento internacional concedido al resultado catalizador que ha supuesto el llamado efecto Guggenheim a lo largo de las dos últimas décadas se ha coronado mediante la Cumbre de Cultura que se celebrada desde ayer en la capital vizcaina por le Red de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). En la primera jornada del evento, inaugurado por el alcalde Ibon Areso, los ponentes reivindicaron el poder de la cultura como eje vertebrador para el desarrollo sostenible. Durante tres días, Azkuna Zentroa acogerá a más de 250 líderes globales y expertos de unos 50 países que debatirán sobre cómo promover el intercambio de conocimientos en el ámbito de las buenas prácticas y el trabajo en red de ciudades y gobiernos locales.

En la primera sesión plenaria, presentada por Jordi Pascual, coordinador de la Comisión de Cultura de la CGLU, Ibon Areso hizo hincapié a la “capacidad” de la cultura “de convertirse en elemento tractor para el desarrollo económico y para la creación de empleo”, tal y como se ha demostrado en Bilbao, donde “se ha protagonizado una extraordinaria transformación en cuanto a su perfil económico y urbanístico” promoviendo “muchas iniciativas innovadoras en el campo cultural” más allá del Museo Guggenheim, “el gran símbolo de esta transformación”. De hecho, el reconocimiento al esfuerzo realizado por la capital vizcaina -miembro fundador de la Comisión de Cultura de la CGLU- fue expresado por todos los ponentes a medida que se sucedieron frente al micrófono.

Uno de los principales objetivos de la cumbre será la aprobación del documento Cultura 21: Acciones, una herramienta que promoverá las buenas prácticas y el aprendizaje colaborativo entre ciudades en el campo de las políticas culturales, derivada de la Agenda 21 iniciada en Barcelona en 2004 y actualmente empleada por más de 550 gobiernos locales y organizaciones mundiales. “El nuevo documento completa la agenda anterior y la profundiza en un sentido más operativo y de aprendizaje, por lo que ha de permitir que la ciudad y la ciudadanía pueda valorar las políticas existentes en materia de cultura y de sostenibilidad, pueda identificar necesidades, diseñar estrategias e intercambiar experiencias”, aseguró Josep Roig, secretario general de CGLU, durante su comparencia.

A dicho documento se refirió también la presidenta de la Comisión de Cultura, quien indicó varios apartados que desgranó: “Transversalidad, participación, diversidad cultural o gobernanza”. Asimismo, hizo un llamamiento para que “la cultura sea un valor reconocido a nivel europeo”.

La excesiva referencia que realiza la Unión Europea en materia de economía fue reconocida por Michel Magnier, director de Cultura y Creatividad de la Comisión Europea, aunque puntualizó que “en su corazón está el proyecto cultural, que es lo que une a los europeos” antes de añadir que la cultura “supone el 4% del PIB y da trabajo a más de 8 millones de personas en Europa”. Además, detalló tres herramientas prácticas que se trabajan, como son la Capitalidad Cultural, la Cultura para Ciudades y Regiones y las plataformas creativas Hubs.

Casos concretos Además de las experiencias a nivel europeo, el evento propició la oportunidad para conocer realidades concretas de varias ciudades internacionales. No en vano, el simposio reunirá a representantes de ciudades como Dakar, México, Montreal o Estambul, junto a expertos y activistas de la talla de Farida Shaheed, Simon Brault, Peter Rorvik, Lucina Jiménez o Seo Myung-Sook.

De la provincia de Jeju, en Corea del Sur, concurrió Won Hee-ryong, su gobernador, quien expuso “la diversidad cultural de su región”. Hasta hace poco caracterizada por “la falta de espacio público y áreas muy pobres”, la isla coreana ha conseguido que “la alta calidad de vida de los ciudadanos se deba a la actividad cultural”. Un ejemplo similar expuso por Alfred O. Vanderpuije, alcalde de Accra en Ghana, una ciudad que se ha revalorizado en los últimos años tras promover el renacer cultural que vivió en los 50 cuando se percibió que era necesario “unir a las diferentes etnias del país”.

Desde América, Clarisa Ruiz, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, recalcó el poder de la cultura en la educación -“hemos insertado el arte, la cultura y el deporte en la educación como un factor de democracia, de calidad educativa y de desarrollo integral”- así como el poder de la cultura a favor de la paz. Además de Barcelona, como representante de una ciudad europea con una “política cultural ambiciosa” se mencionó la francesa Lille, cuya alcaldesa Martine Aubry no pudo acudir.

La ponencia fue clausurada por Daniel Innerarity, profesor de Filosofía de la UPV/EHU, y el grupo de baile Kukai. La jornada tuvo continuación a la tarde, así como con la recepción en el Museo Guggenheim. A lo largo de hoy y mañana, continuarán las exposiciones con debates sobre el desarrollo local o los derechos culturales.