BILBAO - Andoni Aldekoa, director del gabinete de Alcaldía, y brazo derecho de Iñaki Azkuna recuerda los 15 años junto a su alcalde, el que situó a la ciudad en el mapa internacional.

Trabajó “toda una vida”, y se convirtió en la persona de confianza de un hombre de gran personalidad. El secreto de ese entendimiento, según dice, fueron dos elementos: “Por una lado, trabajo y trabajo. El alcalde respetaba muchísimo a la gente que trabajaba. Fueron 14 años y ocho meses de dedicación plena. Creo que no hubo ni un solo día en el que no hablara con el alcalde”. En segundo lugar, “una cosa que le gustaba era que él leía mucho y muy bien y yo escribía mucho. Quizás hablaba menos y escribía más. Pero no me refiero a sus discursos, sino un plan de gobierno, un plan de campaña, una reflexión, unas notas sobre una polémica...”.

Eso fue algo que les unió. “Al alcalde le entraba todo a través de la lectura y ese fue un elemento diferenciador en la relación con él”. Así forjaron un gran tándem no exento de enfados, “pero nunca porque se hubiera cometido un error, porque en esos casos siempre te apoyaba. Se enfadaba ante situaciones que no comprendía cómo podían haber pasado”.

Este año ha sido duro para Aldekoa por lo que supuso “la perdida del que ha sido mi padre político”, pero la vida municipal tan ajetreada “te deja poco tiempo para parar”.

Cree que la verdadera dimensión de Iñaki Azkuna se desvelará en unos años, con perspectiva. “Marcó una época y va a ser recordado más por los intangibles que dejó, que por la propia renovación física de la ciudad. Azkuna dio un nuevo carácter a la villa”, indica. Seguramente el director del Gabinete de Alcaldía será el hombre que más tiempo pasó con él con lo que ello implica de conocimiento de la persona. En este sentido revela que “había un Azkuna con muchos matices, pero siendo siempre el mismo. Era un hombre duro, con convicciones, principios. No era de esas personas que tenían una postura exterior y otra interior. Lo demostraba en el día a día y en todo lo que suponía su dimensión de trabajo”. Por eso dice rotundo que “esa actitud que han conocido los bilbainos era su propio carácter. Yo que le ví en ámbitos más reducidos, y era un hombre muy fuerte”. Lo que más aprendió de él es “cuándo ceder y cuándo dar un golpe en la mesa. Saber dónde estaban los límites de cada cosa es muy importante.” En un plano más personal, “el alcalde me enseñó a ver el mundo. Cuando empecé solo me fijaba en Bilbao, él me dijo que había que mirar al mundo y encontrar cada uno nuestra posición profesional”.

Bilbao universal Aldekoa recuerda que “el espíritu del alcalde era ese Bilbao universal que tiene que encontrar espacio en el mundo o ese mundo que tiene que buscar su espacio en Bilbao con la pluralidad y la diversidad como valores. El lo veía clarísimamente y se rebelaba contra esa gente que mira más los problemas que las oportunidades, que no quiere cambiar las actitudes... Batalló mucho contra eso”.

Recuerda que el primer mandato fue muy duro. “Entramos en tregua, pero luego ETA volvió a matar. Vivimos un periodo de soledad en el Gobierno, teníamos 9 concejales de 29 y el acoso era muy fuerte. Ahí se cuajó su carácter de alcalde, tuvimos que aprender qué era la alcaldía. Cogerle el tono a la calle, los barrios. Fueron años de una crudeza brutal”.

A partir de 2009 fueron conscientes del cambio que experimentaba la ciudad y su internacionalización. “Es cuando empiezan los reconocimientos, Shanghai... Nos dimos cuenta de que teníamos capacidad para jugar en ese mundo”.

Y la economía fue un tótem para él. “Era extremadamente riguroso. Tenía obsesión por las finanzas porque en su vida era así”. Por eso también fue un firme defensor de la deuda cero pero no a cualquier precio. “El sabía que Zorrotzaurre supondría un gran esfuerzo inversor porque representa las nuevas oportunidades como lugar de ubicación de sedes corporativas”.

Azkuna dejó un legado importante y un alto nivel de reconocimiento de la villa. Por eso Aldekoa, que se conoce bien el Ayuntamiento y Bilbao, opina que “cada uno tiene que tener su manera de afrontar la alcaldía. Y tiene que prevalecer la personalidad propia. No mimetizar actitudes, ni formas. Y eso se va a dar con Juan Mari Aburto porque es una persona con mucho carácter y mucha personalidad que va a saber llenar con sus propios valores la alcaldía”.