El famoso conteo de cartas de los grandes jugadores -y cerebros matemáticos- se acabó cuando las mesas de blackjack comenzaron a incluir dispensadores sabot para repartir las cartas. Con el fin de que los errores humanos tampoco interfieran en el azar propio del juego, ahora llega el turno de que las fichas físicas desaparezcan y las i-Tables tomen su lugar, como si de un nuevo asistente electrónico de juego se tratase. Esta es, de hecho, la primera de las varias renovaciones que el Gran Casino Bilbao promoverá durante el próximo año y medio.
“Se trata de una pantalla que reúne todo lo tradicional de la mesa”, explica Juan Carlos de Pedro, director de Juegos del casino bilbaino, sobre las máquinas que desde hoy permiten hacer apuestas más bajas, a partir de los dos euros. “La única diferencia es que el cliente tiene una pantalla para hacer la apuesta. No hay fallos porque paga la máquina y retira la máquina”, indica mientras realiza una demostración a través de una de las siete pantallas que tiene cada mesa. “La idea es adaptarse a lo que es hoy en día la tecnología sin perder la esencia del juego, con un crupier y con cartas físicas”, indica; aunque añade que se mantendrán dos mesas tradicionales.
Tantos años como el casino tiene de vida lleva Estefanía trabajando ahí como crupier. Desde el otro lado de la mesa -“ventana indiscreta”, como la llama ella- ha visto de todo, incluso la formación de muchas parejas. Con la llegada de las i-Tables su trabajo será más fácil, pero seguirá repartiendo cartas y empatizando con los clientes, como lleva haciendo desde 1996. “Antes éramos más serios y más distantes. Respetamos mucho cuando los clientes están enfadados. Nos interesa que la gente gane dinero y se vaya contenta”, indica la crupier, partidaria de que se eliminen los prejuicios existentes contra los casinos.
“El juego es una forma de divertirse, no de complicarse la vida”, señala de Pedro, quien defiende los casinos como una forma más de entretenimiento, no como un medio para hacer dinero. “Por 50 euros puedes estar cinco o seis horas jugando al póquer, lo mismo que te puede costar ir al teatro y a cenar”, apostilla. En relación a los problemas de ludopatía, además, evidencia que el casino realiza un estricto registro de entradas ya que es imprescindible mostrar el documento de identidad para acceder. “El Gobierno vasco nos proporciona un listado para evitar que las personas con ludopatía entren”, especifica alegando que desde el casino también se controlan los posibles casos.
Reforma integral Si por algo se caracteriza el País Vasco es por su gran tradición en el juego y en las apuestas. Una particularidad que parece haberse extendido a los más jóvenes, muchos de ellos iniciados a través de Internet. “Viene mucha gente joven, a partir de 18 años, a jugar al póquer”, explica de Pedro. En cuanto al género, comenta que acuden más hombres, quienes representan en torno al 70% de la clientela.
“Junto con la ruleta americana, el blackjack es uno de los juegos más atractivos de los casinos; con el tiempo no ha perdido su estatus”, evidencia el director de Juegos del Gran Casino Bilbao. “Tenemos una zona de apuesta deportiva, zona de máquinas, zona de mesas de juego tradicional (ruletas, blackjack y póquer), otra zona de póquer Texas Hold’em y otra zona de torneos”, indica.
Después de que la empresa gallega Egasa adquiriese el pasado septiembre el 70% de las acciones del Grupo Nervión, tomando así el control del casino bilbaino, el edificio ubicado en Alameda Urquijo 13 está inmerso en un proceso de renovación con el fin de convertirse en un referente del juego en el norte del Estado. “A lo largo de este mes incluiremos otras quince máquinas e iremos incrementando el parque. Este año hay un proyecto de una obra integral para remodelar el casino con una conexión entre plantas y un restaurante grande. Buscamos una oferta de entretenimiento, con actuaciones en vivo”, revela Juan Carlos de Pedro, mencionando el referente de Las Vegas, donde los ingresos por juego solo suponen un 20%.