BILBAO- La cantante y monja budista Ani Choying Drolma, embajadora de Unicef, conmovió ayer en el Teatro Arriaga con la belleza de sus cantos espirituales.
Ani Choying Drolma ha grabado once discos y conquistado los corazones de miles de personas de todo el mundo. Artistas como Tracy Chapman, Céline Dion o Tina Turner quedaron prendadas de sus canciones y su apoyo ayudó a que su música fuera difundida más allá de ámbitos budistas. Pero si bien Ani Choying Drolma es conocida por la belleza de su propuesta artística, la música de esta monja budista es una herramienta de expresión de su compromiso personal y vital con el mundo que le rodea y con la situación que vive su país, Nepal. Por ello, recientemente ha sido nombrada embajadora de Unicef, quien ha reconocido así su implicación y dedicación en distintos proyectos sociales y humanitarios.
Tras una infancia marcada por el maltrato de su padre, a los 13 años ingresó en un convento para monjas budistas en la ladera norte de Katmandú. Se formó en meditación budista, cantos rituales y ceremonias y se convirtió en maestra del canto. -O. Sáez