BILBAO - En 2030 seremos menos y más viejos. Esta reflexión categórica puede parecer una obviedad pero revela datos complementarios mucho más preocupantes como la disminución de los nacimientos, el descenso de personas con posibilidad de incorporarse al mercado laboral y, por tanto, el peligro de que tambaleen muchas de las estructuras sociales. No será hasta 2024 cuando la ciudad empezará a remontar esta tendencia y atraiga población extranjera y del resto de la comunidad autónoma o del Estado. Son los datos de un estudio de proyección demográfica elaborado por el Ayuntamiento bilbaino y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

El coordinador de Política Económica del Ayuntamiento de Bilbao, Andoni Aldekoa, y el profesor y doctor en Sociología por la Universidad del País Vasco Unai Martín presentaron ayer el estudio Bilbao 2030. Proyecciones demográficas para la ciudad de Bilbao y sus distritos en el que se recoge algo así como un viaje al futuro de la ciudad con la intención de modificar algunos comportamientos y cambiar así tendencias que solo pueden perjudicar a la capital. “Hacer proyecciones demográficas a veces es como hacer ciencia ficción”, apuntó el sociólogo. Aunque en este caso servirán para evitar que se cumplan los peores pronósticos, según los deseos que expresó Aldekoa.

el descenso Porque, según este estudio, en 2030 Bilbao contará con un total de 322.360 habitantes, lo que supone un descenso respecto a 2013 del 7,9%. Tras unos años de estabilidad al comienzo del siglo, el descenso poblacional de Bilbao se inició ya en 2010 y los próximos años supondrán una aceleración del mismo. Las mayores pérdidas de población se producirán durante la segunda parte de la década actual en la que la población descenderá a un ritmo anual del 0,8-0,9%. En las décadas siguientes, el descenso de la población será menor hasta llegar a una situación de cierta estabilidad a finales de la década de 2020.

Aunque no se trata de una tendencia exclusiva de la capital, sí es cierto que la pérdida de la población estimada para Bilbao es ligeramente mayor que la estimada para Bizkaia, ya que mientras que en el periodo 2013-2026 Bilbao perderá el 7,7% de su población, Bizkaia perderá un 5,6%.

Al llegar a 2030, Bilbao será en 2030 una población con más población mayor y con menos población en edades intermedias y jóvenes. Es decir, aumentarán en 14.985 personas, un 18,9%, los mayores de 65 años y este aumento será especialmente relevante en las personas de mayor edad, ya que los habitantes de Bilbao de 85 y más años crecerán un 37,6%, es decir, aumentarán en 4.774 personas.

Los adultos jóvenes descenderán de manera que el número de habitantes de 30 a 49 años bajará un 30,2%, lo que significa que habrá 32.400 personas menos. Y lo mismo ocurrirá con los bilbainos de 0 a 4 años que también disminuirán de manera importante, reduciendo su número en 2.782 personas, un 19,1%. Habrá 3.729 jóvenes menos de 14 años y 3.761 menos de entre 15 a 29.

La disminución de la población joven y el aumento de la mayor provocarán un descenso en la tasa de reposición de la población en edad activa. Esto implicará que el número de personas en edad de incorporarse al mercado laboral, es decir, entre 20-24 años respecto a las que se jubilan en torno a los 60-64 años estará descompensado y evidenciará la necesidad de atraer a “población de fuera”.

Los datos ratifican esta tendencia. Si en 2001 por cada 100 personas que estaban en edad de abandonar el mercado laboral había 130 en edad de incorporarse, en 2013 las personas en edad de comenzar su vida laboral serán 74 y, en 2022, 54. A partir de ahí, el número se estabilizará con una tendencia ligeramente ascendente.

Las causas de este proceso son varias. Por un lado, se debe a un crecimiento natural negativo, es decir, se producirán un mayor número de defunciones respecto a nacimientos. Pero, además, habrá un mayor número de emigrantes frente a inmigrantes, algo que durante este siglo, y hasta el final de la primera década, había conseguido compensar el mayor número de fallecidos, respecto al de nacimientos.

En 2024 se estima que el saldo migratorio volverá a ser positivo y crecerá progresivamente hasta compensar, en 2028, la pérdida de población provocada por el crecimiento natural negativo.