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El nuevo mendigoizale 'made in' Bilbao

Las bilbainas Patricia y Miren Krug han diseñado una innovadora colección con el objetivo de lanzarlo al mundo

El nuevo mendigoizale 'made in' BilbaoDavid de Haro

Desde que las diseñadoras de moda Patricia y Miren Krug crearon su mundo Beletxara, se las han ingeniado para reproducir el mendigoizale tradicional con una visión innovadora y un objetivo ambicioso: hacer que la chaqueta vasca viaje por el mundo. "Queremos que el mendigoizale sea a Euskadi como el austriaco es a Austria o el kilt a Escocia", afirman. A día de hoy, Bilbao ofrece los mendigoizales más cómodos y modernos del mercado mundial, aunque suene a bilbainada... "Queremos que nuestras creaciones se establezcan en el País Vasco, pero que conozcan Sudáfrica, Nepal, Alaska... Que tengan su sitio en la vida cotidiana y que sepan también convertirse en deseables souvenirs, en recuerdos de una experiencia", anhelan las Krug.

Lo suyo es el tricot. Llevan desde principios de los noventa en el mundo de la moda en punto con su firma Krug-Zulueta (KZ). Han trabajado para diseñadores como Miriam Ocariz, Alicia Rueda o Mercedes de Miguel, pero en 2011 se plantearon salirse de la trepidante órbita de la moda y dar un giro hacia el mundo del traje tradicional y el folk euskaldun. "Buscábamos algo más nuestro, más relajado; algo que nos diera la oportunidad de tener una colección permanente y tiempo para diseñar nuevas ideas con tranquilidad". Así llegaron a crear Beletxara, "un universo rural que tiene el origen en nuestra infancia".

En el baserri Beletxara de Oñate pasaron las hermanas Krug muchos periodos de sus vidas. Cada mendigoizale lleva el nombre de alguien o de algo que existió en sus vidas en torno a ese caserío. "Al más clásico lo llamamos Aitona Miguel, porque es el origen. Koroxo, que es el gris con verde, representa el color de los perretxikos que recoge ama en el campo. El negro y gris -Aitxulo- es por la peña; Xantipijau por un vecino que siempre llevaba txapela roja; Tuni y Kazan eran los perros del baserri; Olate -el modelo más arrantzale- se lo pusimos por un pozo; Usako por la presa; Zelakoa -el más sobrio- por una casa preciosa, y Lamiategi por una poza profunda y gris. Todos significan algo para nosotras", apuntan.

Si bien la esencia del mendigoizale, con sus borlas, bolsillos, escudos, dameros y símbolos, se cuida respetando la tradición, Beletxara suma colores, tejidos y nuevos diseños en forma de capas, toquillas y complementos para bebés. Sus prendas poco tienen que ver con aquellas chaquetas de lana que picaban y se apelmazaban al lavar, porque su elaboración es 100% dralón, un tejido acrílico selecto que se lava en la lavadora, no encoge, evita el riesgo de alergias, no pica y abriga. "Hemos elegido este material pensando en que sea agradable y cómodo para todo el mundo, pero teniendo en cuenta sobre todo a los niños. En un futuro tenemos en mente crear kaikus de cuadros en lana enfieltrada y más enfocado al público adulto", añaden.

El principal destinatario de mendigoizales actualmente es el sector de trajes regionales. "Nuestro principal cliente son este tipo de comercios, alguna tienda de souvenirs y encargos puntuales". En realidad se ajustan a lo que necesite la gente, desde un lote de mendigoizales sin mangas para el personal de un stand vasco en una feria, hasta encargos para las euskal etxeas o grupos culturales.

En su página web -www.beletxara.com-, las hermanas Krug ofrecen toda la colección al detalle y el contacto para solicitar información o hacer pedidos; una ventana virtual para ver estas innovadoras prendas unisex en todas sus variedades y tallajes que se venden en un rango de precio de entre 55 y 80 euros.

Investigación

Para crear la colección tuvieron que investigar sobre el origen del mendigoizale, sobre los escudos de cada herrialde, respetar la sismología original e incluso confirmar que se podían unificar Benafarroa y Nafarroa en un solo escudo. "Es que los siete no entraban en la delantera, pero hemos confirmado que se puede decir tanto zazpiak bat como seiak bat", asegura Miren.

La idea de Beletxara era controlar todo el proceso de diseño, producción y materiales en Euskadi, pero ha sido imposible. "Nosotras encargamos el tejido a una marca exclusiva y creamos en nuestro taller de tricot las primeras piezas de muestra. Hasta que no niquelamos el diseño, no las enviamos a fabricar. Luego, tenemos que llevar la producción a una fábrica de Toledo, aunque controlando nosotras el proceso allí mismo. Por desgracia, aquí ya no quedan fábricas de tricot. Las pocas que había en Euskadi y otras provincias limítrofes han ido cerrando en los últimos años, tanto por la crisis como por la entrada del mercado chino en la moda", lamentan las hermanas Krug.