BILBAO - Uno de los edificios más antiguos de la calle Kirikiño en Irala soporta un andamio desde hace cuatro años. A día de hoy, los vecinos no pueden hacer frente a los gastos de la rehabilitación proyectada y el dinero que han puesto los más solventes se gasta en pagar las multas que les impone el Ayuntamiento por continuar con los andamios. "Es la pescadilla que se muerde la cola", se lamenta una vecina. Lo que ocurre en este edificio es un ejemplo de lo que sucede en muchas otras casas del casco histórico de Irala. Esto es lo que ha llevado a los concejales del Ayuntamiento a apoyar la petición de ayudas más amplias para que los vecinos puedan asumir el impulso del barrio.
Loles vive en una de las casitas de estilo inglés desde hace más de cincuenta años y ha sufrido el deterioro de las viviendas. "Primero fueron las termitas. Ahí ya gastamos mucho dinero. Pero ahora necesitan más que un lavado de cara, porque hay muchas humedades", relata. Pero, la inversión que precisan las viviendas es demasiado elevada para un barrio de fuerte raigambre obrera y, precisamente por ello, más castigado por la crisis. A estos problemas estructurales se suman otros en los que coinciden casi todos los vecinos: "De un tiempo a este parte ha aumentado la inseguridad. El aumento de robos nos hace tener miedo de salir por la noche".
Endosia comparte esta opinión. Nació en Suiza pero lleva más de cuarenta años en Irala. Le encanta su casa, pero lamenta que no haya acuerdo con los vecinos para hacer la rehabilitación para la que el Ayuntamiento puso los andamios. "Se cayó un trozo de cornisa y colocaron los andamios porque la fachada necesita rehabilitación. Pero, algunos vecinos no pagan y los que ponemos la parte que nos corresponde no podemos afrontar todo el gasto". Así las cosas, Endosia dice que "el poco dinero que teníamos se está utilizando en pagar las multas de los andamios". Y eso que se habían comprometido a realizar el tratamiento de las termitas para optar a otras ayudas de rehabilitación. Pero, ahora todo está parado. No es de extrañar que los vecinos estén ilusionados con la idea de que el Gobierno vasco amplíe las ayudas. "Estaría francamente muy bien", señala Endosia. "Las casas son muy bonitas y el barrio también, pero necesitan una reforma importante".
A otra zona Lo mismo opina Marian. Tiene cuatro hijos y le gusta vivir en Irala, pero cree que es muy importante que el edificio sea rehabilitado. "Necesitamos alguna rampa y algunos rebajes de aceras, pero se han ido haciendo cosas. El verdadero problema ahora está en las viviendas porque son edificios muy antiguos y muchos tienen estructura de madera". Marian también acusa los problemas de seguridad de la zona. "Yo tengo enfrente el parque, pero mis hijas no se atreven a bajar solas. Tenemos que irnos a otra zona y es una pena". Aun así, Marian dice que se vive bien en Irala. "Está bien comunicado y cerca del centro".
Rubén compró hace cuatro años su vivienda y como otros vecinos está pendiente de que haya un consenso para hacer la rehabilitación del edificio. "Pero hay gente que no pone las cuotas correspondientes y así las obras están paradas".
Por fuera, el mosaico de colores no refleja lo que detrás de las puertas esconden las casas de estilo inglés. Pero, en Irala los vecinos son conocedores de la situación. Afrontaron con tesón la plaga de termitas que hizo que su barrio activara todas las alarmas y han logrado controlarlas. Ahora tienen una segunda batalla que lidiar y reclaman el apoyo del Ayuntamiento.