Bilbao - Arantza Atutxa, Nora de Busturia y Jone Zubiaga son mujeres, creativas y empresarias. Hace apenas cinco meses que dieron vida a Peopleing, agencia de servicios creativos para la promoción de eventos en Bilbao. Las tres lo tuvieron claro. De la noche a la mañana, la empresa en la que trabajaban cerró y sin pensárselo mucho decidieron ponerse el mundo por montera y optaron por seguir el camino laboral juntas. Reconocen sentirse contentas, ilusionadas, y aseguran que ser mujer es un handicap a la hora de montar una empresa. "Sola no me habría atrevido", dice Jone. "Las mujeres lo tenemos más complicado, pero afortunadamente las líneas en las que trabaja el Ayuntamiento de Bilbao favorece la puesta en marcha de iniciativas impulsadas por las mujeres", asegura Nora. De hecho, Arantza, Jone y Nora contaron en un primer momento con el apoyo del servicio municipal de Lan Ekintza. "Hay cosas que no sabes y estamos encantadas con el asesoramiento que nos han dado. De hecho, hicimos un curso de gestión de empresa antes de poner en marcha Peopleing", explican.
Desde el área de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao consideran prioritario, una vez realizado un diagnóstico del problema, analizar lo que sucede y después, para poner freno a la desigualdad que existe en la villa poner las herramientas para erradicarlo. En opinión de la edil de Igualdad, Oihane Aguirregoitia, el talento femenino no se sigue teniendo en cuenta, como tampoco se valora el papel cuidador que ejercen por naturaleza las mujeres. "Es fundamental un cambio de valores. No es casualidad que el mayor perceptor de ayudas sea el colectivo femenino", destaca la concejala.
En la actualidad, para que una mujer llegue a un puesto de responsabilidad, debe demostrar mucho más que un hombre. "Y, encima, en muchos de los casos cobran menos", destaca la concejala bilbaina. Una de las tantas injusticias que desde el área que dirige Oihane Aguirregoitia quieren hacer visibles, porque "parece que si no se sabe que hay un problema no hay que darle solución", apunta.
Y es que en plena crisis económica, la brecha salarial se ha acentuado. El Consistorio destaca que "un hombre percibe de media un 15,58% más de sueldo que una mujer, o lo que es lo mismo, para lograr la misma retribución que un hombre, la mujer debe trabajar 82 días más al año". Para poner freno a esta realidad es clave la colaboración público-privada para dar forma a proyectos y poner a disposición de las mujeres herramientas que les ayuden a, entre otras cosas, a conciliar la vida laboral con la profesional.
Gestión de tiempo Arantza Atutxa es la amatxu del equipo Peopleing. Tiene un niño de veinte meses y esta mujer de 34 años gestiona su tiempo de trabajo y su tiempo en el cuidado de los suyos. Puedo con todo, pero reconoce que tanto en casa como en la oficina con sus dos compañeras el apoyo es fundamental. "Sin ayuda es muy complicado. En mi caso, tengo un marido con el que reparto el trabajo", explica. Mientras, sus otras dos compañeras no dudan en asumir algunas funciones que saben que a Arantza, con un bebé a su cargo, son más difíciles de realizar. "Si hay viajes y actos de noche nos lo repartimos entre Jone y yo. Arantza le tocan otras cosas", dice.
Mujer, creativa y empresaria era una combinación impensable e inimaginable hasta hace unos años. Sin embargo, las cosas están cambiando. Arantza, Jone y Nora son un claro ejemplo. Sin embargo, queda mucho por hacer. "Cada vez estamos consiguiendo que se sume más gente a este barco", dice Oihane Aguirregoitia. "Las mujeres tenemos más dificultades para proyectarnos, pero somos capaces de conseguirlo, lo hemos demostrado y lo tenemos que hacer sin perder nuestra esencia", destaca.
El trato personal es la clave de Peopleing. Arantza, Nora y Jone consideran que "lo importante es saber gestionar el tiempo". "Lo que vale no es meter ocho horas, sino que las horas que estemos sean eficaces y productivas", cuentan.
Tres pares de zapatillas de casa se asoman en una esquina de su despacho. En el centro, una mesa con tres ordenadores, bolígrafos y lápices de colores. "Trabajamos en zapatillas. Nos sentimos como en casa, eso es un lujo", relatan las tres empresarias. "Eso sí, trabajamos mucho, sin eso no hay nada", concluyen.