BILBAO. Francisco Montero hace 20 años que salió de su Málaga natal en busca de una vida mejor. Con 54 años, confiesa haber ejercido la mendicidad "en todas las ciudades del estado y en muchas de las capitales de Europa".
"Llevo casi 3 años en Bizkaia pero desde que me cerraron un negocio que monté en la playa Muriola de Barrika, me suelo poner aquí habitualmente a pedir", explica. Francisco se sitúa en una esquina de la calle Navarra, siempre acompañado por su guitarra. "Los servicios sociales solo me permiten dormir en los albergues, no vivir en ellos, por lo que no me queda otra", dice. Hace hincapié en que los viandantes deben entender la complejidad de las historias que se viven en las aceras de la villa: "Existe un aumento de personas que ejercen la mendicidad en Bilbao. Son mayoritariamente rumanos, profesionales que abordan a la gente para pedir limosna". Cuenta que suelen actuar familias completas de diez o doce personas y ese modus operandi "ha hecho que incrementen las peleas". Francisco reivindica ayuda por parte de las instituciones, ya que dice "nadie pone remedio a los muertos que hubo a causa de estas peleas ". Es un trotamundos. Las circunstancias de la vida le han llevado hasta esta esquina donde especialmente siente la brisa de la ría de Bilbao.