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Bizkaia sigue fiel a su cita con la Amatxu

Miles de peregrinos acudieron ayer a la basílica de Begoña para disfrutar de una jornada repleta de tradición En la misa mayor, el obispo Iceta deseó al alcalde, Iñaki Azkuna, una pronta recuperación

Bizkaia sigue fiel a su cita con la AmatxuDavid de HAro

Bilbao. Ajenos a la marea de gente que aguardaba el inicio de la misa mayor en la basílica de Begoña dos niños se entretenían oliendo los claveles de un centro de flores que decoraba el altar. "Ahora mismo fuera de ahí", les riñó la abuela. Mucho bochorno; abanicos de colores para intentar mitigar el sofoco que dificulta respirar. En el interior del templo no entra ni un alfiler. Todo el mundo quiere estar presente en la misa mayor que oficiará el obispo de Bilbao. "Lo que he tardado en entrar. Pensaba que no llegaba nunca. ¡Qué horror!", se lamentaba una señora desde un lateral. Minutos antes de las doce accedía a la basílica la corporación municipal presidida por el alcalde en funciones, Ibon Areso. El reloj marcaba las doce. Por uno de los laterales del templo entraron nueve sacerdotes que acompañaban al obispo de Bilbao, Mario Iceta. Silencio.

La de ayer -Día de la Virgen y preludio de Aste Nagusia- fue una jornada de encuentros, de fiesta, de tradiciones, de peregrinación y también de ausencia, la protagonizada por Iñaki Azkuna, que continúa ingresado tras la última intervención quirúrgica a la que fue sometido hace meses. Devoto de la Amatxu, su recuperación le impidió visitarla ayer, pero Azkuna estuvo en la mente de los allí presentes. "He encendido una vela por él y voy a rezar para que se recupere. Le queremos", comentaba una emocionada Amelia, vecina de Txurdinaga, que ayer, con más fervor que nunca, no faltó a su cita con la Amatxu de Begoña. Durante la homilía el obispo recordó a las personas que están enfermas, y tuvo una mención especial para el alcalde de Bilbao, que tradicionalmente participa en la ofrenda a la Amatxu. "Cuánto le hubiera gustado estar aquí con nosotros", señaló Iceta, quien le deseó "una pronta recuperación" para que pueda incorporarse a la "importante tarea al servicio del bien común". "Cuanta con nosotros, te esperamos pronto", destacó. El teniente de alcalde de Bilbao, Ibon Areso, también tuvo unas palabras de cariño para Azkuna: "Iñaki tenía desde mayo preparada una dedicatoria para la Virgen, pero no ha podido ser. Se está recuperando y esperamos que el año que viene esté aquí con nosotros", destacó Areso.

En la homilía, el obispo Iceta pidió también por los vizcainos que "sufren o no encuentran trabajo" y recordó a sus feligreses que la importancia de "una caridad viva, operante y creativa, que sale al encuentro de las necesidades de nuestros hermanos".

La jornada fue muy larga. El interior del templo estaba a rebosar y fuera, en los alrededores de la basílica, el ir y venir de peregrinos fue una constante. Las puertas del templo permanecieron abiertas toda la noche y a lo largo de todo el día de ayer. La jornada comenzó de madrugada para muchos vizcainos que recorrieron a pie las distancia que separan sus localidad de origen de la cima de Begoña. La tradición continua más viva que nunca entre los vizcainos y se conserva de generación en generación. María, Ana y Elene son tres generaciones de Amorebieta que todos los años -llueva, granice o haga viento- acuden a Begoña a pie para disfrutar del día y cumplir con la tradición familiar. "Siendo niña, desde el caserío bajaba con mis aitas. Y a mis 74 años lo sigo haciendo, ahora con mi hija y mi nieta", decía María.

Sea por la razón que sea, son miles las personas que bien por devoción, tradición o por alguna promesa acuden todos los 15 de agosto a venerar a la Virgen de Begoña. Ayer, la Amatxu aguardaba a sus fieles ataviado su manto blanco. "Está preciosa, está preciosa", repetía Marisa de Matiena. "Antes venía andando, pero ahora ya no puedo. He venido con mi hijo en coche", describía la mujer, con un ramo de flores en la mano que llevaba para regalarle a la Amatxu.

El sol fue otro de los protagonistas de la jornada festiva. La banda municipal y las dulzainas se encargaron de amenizar el ambiente e interpretaron Begoñako Andramari. "No hay un año que faltemos. Venimos a misa de doce, comemos un talo con chorizo y un txakoli y para casa", apunta Izaskun, del bilbaino barrio de Deusto. Una vez finalizada la homilía de las doce, la corporación municipal acudió a la parte trasera del templo para presenciar el aurresku de honor y las tradicionales danzas vizcainas.

Si por la mañana el ambiente fue inmejorable, por la tarde, la cima de Begoña continuó siendo uno de los lugares vizcainos más visitados. El fervor por la Amatxu está más vivo que nunca y cada año se refleja en los miles de fieles que no faltan a su cita el 15 de agosto.