Bilbao. La Ría, en todo su esplendor al paso por el Guggenheim, con la música de fondo del jazz que suena en el local vecino al museo y a los columpios que visita con sus nietos: he ahí un rincón que toca el alma de Carmen Garaizar, un espacio que se amplía desde la punta del Palacio Euskalduna hasta El Arenal. Es ahí donde la científica se encuentra con ese Bilbao que tanto le entusiasma, la ciudad que ha elegido para vivir el bien ganado retiro, rodeada de todos los estímulos que le ofrece la ciudad. Foto: zigor alkorta