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HACE diez años empezaron con 300 personas. Ayer se reunieron más de 4.000 de setenta nacionalidades diferentes. Y es que, no sólo del pan vive el hombre, sino también de su voluntad. La voluntad de cocinar distintos platos con un ingrediente común: el arroz; con un fin común: mostrar la interculturalidad de los barrios de Bilbao La Vieja y promover la integración de sus habitantes, ya sean autóctonos o inmigrantes.

Éste es el objetivo de la fiesta Arroces del Mundo, que como sus diez ediciones anteriores, se celebró ayer en la Plaza Corazón de María del bilbaino barrio de San Francisco. "Esta fiesta me parece muy buena idea porque fomenta la diversidad cultural", explicó Iker, voluntario de Médicos del Mundo.

La fiesta y el buen ambiente se instalaron desde primera hora de la mañana. A las 8.00 horas las mesas y sillas comenzaron a inundar la plaza y dos horas más tarde los primeros participantes ya estaban preparados para demostrar sus dotes culinarias. A las 11.00 horas la música y el baile empezaron a ser protagonistas y los más pequeños se entretenían en los talleres infantiles. Las danzas africanas y griegas, la música árabe, incluso el flamenco, estuvieron presentes en esta fiesta mientras la kalejira, con sus tambores y su percusión, recorría el barrio llamando a los ciudadanos a tomar la calle para reivindicar la riqueza que supone la interrelación entre las diversas personas y culturas que conviven en uno de los barrios más marginales de la villa.

El arroz se convierte en el nexo de unión en esta fiesta. "Es un alimento que se cocina en todo el mundo. Es muy simbólico porque el mismo grano de arroz, que nos une a todos y que es el mismo en cualquier parte, se hace de forma diferente en cada rincón del mundo", señaló Carlos Askunze, representante de la Coordinadora de Grupos por la Rehabilitación de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala.

Y así, más de 140 asociaciones y cuadrillas prepararon sus cacerolas para elaborar el arroz a su gusto o al estilo de su país. Auletu, una ghanesa de la asociación de Ghana que lleva diez años viviendo en Bilbao, preparó un tipo de arroz muy común en África, el Jollof Rice. "El grano es el mismo, únicamente le echamos mucho picante, cebolla y un tipo de tomate africano de color naranja -también conocido como kiwano cornudo por sus protuberancias- y lo cocinamos durante media hora", explicó Auletu entusiasmada por ser éste el primer año que participaba en la fiesta.

estreno También era la primera vez para los miembros de Amiarte, una asociación que reúne a inmigrantes, principalmente senegaleses, entorno a la pintura. Ellos prepararon dos cazuelas de Thieboudienne (un tipo de arroz senegalés en el que se usa cebolla y aceite de cacahuete), una con pescado y otra con carne. "La emoción de traer un producto suyo y de seleccionar ellos mismos los ingredientes es inmensa. Al final da igual cómo salga el arroz; lo importante es la ilusión y el cariño con el que lo hacen", comentó Raquel, voluntaria de la asociación.

Por su parte, la numerosa familia de Fernando ya es veterana de esta fiesta, ya que participan en ella desde el principio. "Nuestro arroz es sencillito, le echamos un poco de pollo y lo cocinamos para toda la familia", explica Fernando, el patriarca.

Arroces del Mundo es una iniciativa organizada por la Coordinadora de Grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala. Es un evento de mucho éxito que se ha extendido a otras zonas del País Vasco. Gernika y Errenteria ya degustaron sus arroces el pasado 8 de junio, y el 9 fue el turno del bilbaino barrio de Otxarkoaga. Tras la fiesta de ayer en San Francisco, la Parte Vieja donostiarra y la de Gazteiz celebrarán el evento los días 22 y 23 de junio.

Desde principios de los 90, la coordinadora de grupos persigue la idea de agrupar a todas las asociaciones que actúan en la zona para rehabilitar el barrio. La organización también busca que las instituciones intervengan en la zona ya que según Askunze, "las instituciones no intervienen de forma social, solo urbanística. San Francisco es un barrio muy vivo, con mucha diversidad y a través de esta iniciativa queremos reivindicar la interculturalidad como algo positivo", comentó Askunze.

Convivir en la diversidad es la frase que rige esta fiesta que muestra la diversidad como una riqueza, como una convivencia basada en el respeto de todos los que, cada años, se unen para celebrar sus diferencias de forma positiva.