"Estamos condenados a compartir la calzada; la solución son las 'zonas 30"
Ambos llegan a la cita en bicicleta. Marta es algo más novata en su uso para los desplazamientos diarios, aunque es cicloturista, mientras Javi la utiliza desde hace años. Ambos reconocen los obstáculos para que su uso se generalice, pero defienden que es posible
BILBAO. ¿Se puede fomentar aún más el uso de la bicicleta en Bilbao?
Sí. Aunque cada vez está más presente, todavía tenemos margen para ganar más usuarios. Hay que aspirar a lograr cuantos más desplazamientos, mejor.
¿Cómo se puede lograr?
Ante todo, mejorando la seguridad; para salir a la calle hoy en día, tal y como está el tráfico, tienes que tener muchas experiencia. ¿Quién se mete en una rotonda, por ejemplo como Euskalduna, con una bicicleta? Lo que anima a la gente a utilizarla es poder hacerlo sin miedo. Si no consigues eso, no vas a lograr que los desplazamientos se incrementen. Y seguridad también para las bicicletas; los robos son un obstáculo importante que frena a muchas gente a animarse a utilizar la bici. Y puede hacer que algunas personas dejen de utilizarla.
En los últimos años se han habilitado muchos kilómetros de bidegorris.
Aunque los bidegorris ofrecen esa seguridad que se necesita para ir a dar un paseo en bicicleta, por ejemplo, se quedan inconexos y no dan respuesta para los desplazamientos cotidianos. Al final, tienes que desplazarte por toda la ciudad y tienes que compartir la calzada, que es el camino hacia el que debemos ir. Estamos condenados a entendernos.
¿Por qué?
En una ciudad como Bilbao, nunca vamos a tener la capacidad de construir tantos bidegorris como para conectar todos los barrios. Aunque hay que dar respuesta a esa gente que en su tiempo de ocio pasea con la bicicleta, es imposible. La solución es compartir la calzada.
¿Cómo?
A través de zonas 30. Se trata de relajar el tráfico en esas calles, limitando la velocidad de los coches a 30 kilómetros por hora, y dar protagonismo tanto a peatones como a otros medios de transporte alternativo, que dan más calidad de vida a la ciudad. Además, no es una medida muy costosa. Es una normativa que ya se está utilizando en muchas ciudades como Zaragoza, Donostia, Iruñea...
Desde el Ayuntamiento se han adoptado medidas como aumentar el número de puntos de préstamo. ¿Son efectivas?
Sí, sobre todo, para dar el salto. En Donostia, por ejemplo, lo tienen claro; aumentar el número de bicis de préstamo y habilitar el bidegorri de La Concha marcaron un antes y un después. Es un factor importante, sobre todo, para que la gente dé el paso. Pero, como usuarios de bicicletas propias, creemos que los recursos económicos se pueden utilizar también en otras direcciones.
Bilbao no parece una ciudad apropiada para la bicicleta: cuestas, mal tiempo...
Todas las ciudades pueden ser para bicicletas, y no solo Bilbao, sino los pueblos de alrededor, como Getxo o Galdakao, que no están tan lejos ni tienen cuestas en medio. El tiempo influye mucho, pero porque no tenemos una cultura de la bicicleta. Fíjate si no en Holanda o Alemania; caen chuzos de punta, nieva, y la gente se desplaza en bicicleta. Y las cuestas también, qué duda cabe; hay barrios como Santutxu a los que, para llegar, tienes que estar muy en forma. La Peña, en ese sentido, es un barrio fantástico, o Deusto.
Aun así, cuesta dar el paso de utilizarla como ocio, a nivel de cicloturista, a hacerlo para los desplazamientos diarios.
Sí. Hay gente, por ejemplo, que no la usa para ir a trabajar porque luego se tendría que duchar. Pero es una cuestión cultural; en otros países lo hacen, aquí también se puede lograr. Sin olvidar, como ya hemos dicho, que el tráfico en la ciudad da miedo, aunque seas cicloturista.