Bilbao
El sueño de Euskotren de llevar sus viajeros hasta el centro de Bilbao casi es tan viejo como la compañía ferroviaria, y eso a pesar de que es una operación costosa en lo económico y complicada de su ejecución. Los intentos frustrados así lo demuestran.
Desde un principio, la Compañía de Ferrocarriles Vascongados, el nombre original de la actual compañía dependiente del Gobierno vasco, comprendió que estaba demasiado alejada del corazón de la villa. Su estación de Atxuri era, y es, periférica y además cuenta con muy poco espacio para su tráfico, constreñida entre la ría y la ciudad.
La primera alternativa estudiada en los inicios del siglo XX fue la de alcanzar la ya desaparecida estación de Calzadas de Mallona, en el Casco Viejo. La línea en el mapa del inicio de este ramal se ubicaba en la zona basauritarra de Azbarren. Desde esta área transcurriría un itinerario prácticamente en su totalidad bajo tierra que llegaría primero al barrio de Bolueta para luego proseguir en paralelo al paseo de Los Caños. Según cuenta el exdirector del Museo del Ferrocarril Vasco, Juanjo Olaizola, "la intención de la compañía entonces era llevar todo el tráfico de pasajeros hasta la estación de Las Calzadas y dejar la de Atxuri para el tráfico de mercancías". Esta opción tenía una ventaja añadida. Se podía conectar las líneas que unían Bilbao con Las Arenas y Plentzia, la que va de la capital a Lezama y la que conectaba Lutxana con Mungia, trazados todos ellos que estaban aislados. Pero no pudo ser. Otra compañía, la de ferrocarriles de Santander a Bilbao, se hizo con la concesión e inauguró en 1918 el itinerario sobre vías entre Matiko y Azbarren, ya desaparecido.
Pero la precursora de Euskotren no cejó en su empeño de centralizarse. En los años veinte apostó por otra alternativa desde el entorno de Atxuri. Sus libros de actas recogen cómo se analizó en serio un trazado que partiendo del actual túnel ubicado bajo el alto de Miraflores cruzaba la ría con un puente y se metía bajo tierra hasta llegar a los muelles de La Naja, situados entonces en un tramo de la ría apto para depositar y recoger mercancía. La pretensión era ocupar la vieja estación de La Naja, usada entonces por el ferrocarril de Bilbao a Portugalete, pero que tenía intención de abandonar en breve, para trasladar su estación a Abando. La intención era reubicar todos los servicios de viajeros en el céntrico punto pegado al puente de El Arenal y dejar Atxuri para el tráfico local de mercancías.
Una iniciativa que primero fue dinamitada por la oposición de compañía de Ferrocarriles de Santander a Bilbao, que quería desarrollar proyectos propios en esa área de La Naja, y después por el estallido de la Guerra Civil que hizo olvidar el proyecto que la dictadura franquista no retomó nunca.
Con José Antonio Maturana como consejero de Obras Públicas y Transportes en el Gobierno vasco se volvió a pensar en llegar al centro en la década de los noventa. De hecho, se encargó un estudio para analizar las posibilidades de entrar en el corazón de la villa. La que más gustó fue un convenio con Feve para aprovechar un antiguo trazado de mercancías que llegaba hasta Abando y que nacía en la zona de Ariz donde Euskotren tiene instalaciones.
Tampoco prosperó el proyecto por su elevado coste y porque entonces, en 1996, el metro de Bilbao era la estrella del transporte ferroviario en Bizkaia.