Bilbao. "Se vende edificio céntrico en Bilbao. Consta de siete plantas más sótano, con una superficie construida de más 2.500 metros cuadrados para uso de oficinas, aunque con posibilidad de habilitar viviendas. Carece de garajes. Precio de salida, 9,34 millones de euros".

Este podría ser el anuncio que la compañía suiza Helvetia Seguros hubiera publicado en prensa si quisiera publicitar la venta de su bloque de oficinas ubicado en plena plaza Circular y en cuyos bajos se asienta el conocido café La Granja. Un bloque de más de cien años que bien podría albergar un hotel urbano con encanto, la sede de una empresa con ganas de tener presencia importante en Bilbao o viviendas de alto standing.

La aseguradora ha optado por cambiar de estrategia. Como ya informó DEIA a finales de 2010, la empresa propietaria decidió liquidar todos los alquileres anuales que mantenía con varias firmas para dejar el bloque vacío y proceder a su necesaria reforma interior para sacarlo de nuevo al mercado de alquiler de oficinas.

Ahora, Helvetia, la compañía de seguros que adquirió La Previsora Española, anterior propietaria del inmueble, ha decidido evitar el coste de su arreglo y sacar a la venta las seis plantas más bajo y sótano que componen la estructura.

Otras sedes La decisión entra además dentro de una política de ventas de activos de la empresa que también ha puesto el cartel de se vende, por ejemplo, a la sede con que cuenta en la calle Dato de Gasteiz y el edificio que tiene en la calle San Ignacio, de Iruñea. Al igual, que el bloque de la plaza Circular son inmuebles que la aseguradora adquirió cuando absorbió varias pequeñas compañías del sector que operaban por todo el Estado y que a lo largo de la historia habían construido o comprado edificios en los centros de las ciudades. La firma suiza ha encargado la venta de su sede en Bilbao al grupo especializado Aguirre Newman, el mismo que está comercializando la Torre Iberdrola. El precio en que se ha tasado el edificio, que suma 2.576,29 m2 de superficie construida, es de 9.340.000 euros, una cifra que en principio parece difícil de asumir en una ciudad con un exceso de oferta de sector terciario tras la inauguración de la mencionada torre ubicada en Abandoibarra.

Fuentes de Aguirre Newman han indicado que "ya se han interesado varias firmas y nos han hecho ofertas" pero al parecer ninguna llegaba a lo que pide la aseguradora. De hecho, ya están pensando en "dar una vuelta" al precio de salida para poder vender más fácil el bloque que mira a la estatua de Don Diego Lope de Haro.

Y es que la finca tiene varios condicionantes notables. El fundamental es que necesita reforma estructural completa. El edificio data de finales del siglo XIX y su estructura de madera ha ido perdiendo consistencia con el paso de las décadas. Aunque en el año 2000 se procedió a una reforma mínima, el estado deteriorado de las vigas, columnas, techos y suelos conllevó que hace dos años aparecieran grietas de calado y se cayeran techos en alguna de las oficinas alquiladas. Por ello se decidió en 2010 no renovar los contratos de alquiler anuales que tenían con los inquilinos asentados entre las plantas segunda y quinta. En la primera tiene la propia Helvetia sus oficinas centrales en Bilbao. Una obra de reforma que será costosa, ya que hay que reforzar toda la estructura y prepararla para acoger unas nuevas dependencias con el grado de modernidad necesaria.

Otro problema es la presencia de La Granja, local hostelero tradicional en Bilbao, que cuenta con un arrendamiento antiguo que no vence hasta el año 2020. Un handicap que obliga a mantener el status quo hasta dentro de ocho años o negociar con el grupo hostelero propietario la rescisión del viejo contrato con la necesaria indemnización. Más coste para la operación. También marca el hecho de que el edificio carece de estacionamiento para vehículos y que es imposible habilitar cualquier superficie con este objetivo.

Posibles viviendas La operación juega la baza de que el edificio puede admitir viviendas, el que fuera su uso original cuando se construyó a finales del siglo XIX. El bloque fue hogar de bilbainos durante décadas para después pasar a contar con oficinas en algunas de sus plantas, que finalmente coparon todo el espacio, a excepción de la última, donde hasta hace dos años tenía su vivienda el portero que cuidaba la finca.

Los promotores de la venta ya han solicitado al Ayuntamiento qué trámites son necesarios para efectuar los trabajos de remodelación y concretar la posibilidad de poder construir viviendas de alto standing con vistas a uno de los puntos neurálgicos de la villa.