EL sol aprieta con extraña fuerza para ser marzo, pero Mikel se afana con la bayeta. La moja, la escurre y la pasea ya con soltura. Su objetivo: dejar reluciente una de las sillas que decoran la terraza del BBKBilbaoGoodHostel, el nuevo hostal que abrirá en Bolueta el próximo 2 de abril. Mikel Romero es joven, padece una discapacidad intelectual y es una de las personas que trabajarán en el hostal. O al menos, esa es su intención, ya que aún se encuentra en periodo de formación para completar la plantilla del alojamiento, gestionado íntegramente por personas con discapacidad bajo la tutela de Lantegi Batuak. "Me gustaría mucho trabajar aquí; es muy agradable".
"La puesta a punto del hostal es muy dura". Mikel lleva trabajando en el edificio con sus compañeros desde el día 5. El alojamiento completamente amueblado se ha convertido en la mejor aula para este grupo de 13 jóvenes con ganas de probar una nueva experiencia laboral. "Antes trabajaba en la brigada de limpieza de mobiliario, así que esto de limpiar no es nuevo para mí", explica. Con la llegada de los primeros huéspedes, Lantegi Batuak se abrirá por primera vez al mercado hotelero; un sector que es nuevo para muchos de los que aspiran a trabajar en el hostal de Bolueta. A pesar de eso, ninguno de los trece integrantes del grupo parte de cero en esta aventura. Muchos llevan la mochila cargada de experiencias aptas para poner en práctica en el BBKBilbaoGoodHostel. Mikel ya estaba familiarizado con los productos de limpieza. También lo está su compañero Alfonso Llonín, que ayuda a la hora de mantener limpia la terraza. Y otros, como Agustín Espedilla, uno de los encargados de la recepción, ya han trabajado de cara al público.
"Todos pueden aportar algo de los antiguos trabajos que han desempeñado; por eso se les ha escogido", explica Bihotz Zulueta, encargada de la formación de limpieza y hostelería de los futuros trabajadores del hostal. Este último campo, el de la hostelería, es quizá el más novedoso para el grupo. El que más dificultades está generando durante el aprendizaje. "Con este trabajo nos estamos abriendo a otros campos como servir, tratar a la clientela...", apunta Mikel, a punto de dirigirse al curso de manipulador de alimentos que les otorgará el título necesario para trabajar en la cocina.
"Trabajar en un local hotelero implica que, según el turno en el que te toque, tengas que servir el desayuno, alguna comida… Por eso tienen que tener conocimientos de este tipo también", aclara Bihotz. "Ellos nunca se habían enfrentado a un lavavajillas industrial, a cómo preparar una mesa… Son cosas muy nuevas", prosigue. "Es un doble reto. Pero una vez que aprendan la dinámica, no tienen problemas", afirma rotunda sin dejar espacio a las dudas. "No nos da miedo nada; tenemos mucha ilusión por el hostal". Mikel transmite la ilusión de la que habla en cada mirada. Y avanzando por el pasillo, la misma ilusión se cuela en cada recoveco del alojamiento, compuesto de tres plantas y 104 camas, hasta detenerse en la recepción.
Con idiomas Allí la acoge con profesionalidad Agustín, que comparte tarea con Jessica Hernández, Yamira Napoles y Maiteder Estebe. "Somos los chicos de la recepción, el turno de día y el de noche", se presentan. Todos ellos poseen, al igual que Agustín, experiencia de cara al público. "Yo hablo inglés, euskera e italiano", cuenta Jessica que con anterioridad trabajaba en las oficinas de un taller de Getxo. Su formación avanza por un camino diferente al del otro grupo. Ellos no aprenden a limpiar, hacer camas o servir mesas. En sus clases han tenido que pelearse con la informática. "Lo más complicado ha sido hacerse al sistema de gestión hotelera, el proceso de las reservas, el programa, que es algo diferente al tratarse de un albergue… Pero la verdad es que enseguida lo han cogido", explica su profesora, Joana Revilla, encargada de los cursos de recepcionista. "Me gusta este trabajo, poder hablar con la gente, ayudarles… Estamos deseando que lleguen los primeros clientes", anhela Jessica en voz alta.
El libro de reservas tiene sus primeras fechas ocupadas en mayo. Sin embargo, sus primeros huéspedes llegarán el próximo fin de semana y el siguiente. Será la prueba de fuego de Mikel, Alfonso, Agustín, Jessica y sus compañeros. Un simulacro en el que deberán vestirse de uniforme y servir a sus compañeros de Gorabide, asociación vizcaina en favor de las personas con discapacidad intelectual y a un grupo de personas con discapacidad de Otxarkoaga.
Capacitadísimos. Así es como se ven los que forman parte de este gran proyecto llamado BBKBilbaoGoodHostel. Capacitadísimos para gestionarlo y así, crear puestos de trabajo y dar un paso más en la trayectoria de Lantegi Batuak. "Ilusión, la tenemos toda", dicen los trabajadores, mientras retocan camas y baños. El volumen de trabajo marcará el número de empleados que formen la plantilla del hostal y el sudor empieza a brotar de la frente de Mikel, que continúa recibiendo lecciones bajo el sol de la terraza. "Queremos trabajar aquí, al menos a mí me gustaría muchísimo", repite una vez más, contemplando satisfecho el brillo de la silla al finalizar con la bayeta.