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Más que un peluquero

Clemente Martínez ha cumplido las bodas de oro con las tijeras en Bilbao y en verano se despide de su profesión

Más que un peluqueroJ.M.M.

Se estaba cortando el pelo en la peluquería de su pueblo, Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), cuando el peluquero le comentó que necesitaba "un mozo" para ayudarle. Entonces tenía 13 años y Clemente Martínez no se lo pensó dos veces. Al día siguiente ya estaba trabajando en la peluquería. De eso han pasado 51 años, y este artista de las tijeras ha seguido fiel a su pasión, cortar el pelo. "He hecho lo que he querido en la vida, en todo los aspectos, he disfrutado", cuenta Clemente. No todos pueden decir eso, pero él se siente satisfecho con su vida, y eso se nota.

"Mis clientes siempre me dicen que estoy contento y es que vengo a gusto a trabajar", cuenta. Reconoce que él ha tenido mucha suerte ya que "ahora no hay tanto trabajo como antes y la gente se agarra a lo primero que venga, pero yo pude elegir". Y es que Clemente se ha dedicado a lo que más le gusta: el arte de tratar el pelo. Con 18 años y 300 pesetas en el bolsillo llegó a Bilbao, "el pueblo me quedaba pequeño y quería salir de casa con la ilusión de montar una peluquería", relata. Dicho y hecho. Trabajó durante 22 años en la Peluquería Luis, y con 42 años, llegó el momento de cumplir su sueño. Abrió su peluquería para caballeros en la calle Doctor Alberca (Zurbaran), y este año, el 30 de julio, se despide de su oficio.

"Es mucho tiempo trabajando, llevo 22 años cogiendo solo una semana de vacaciones y aunque soy feliz aquí tengo ganas de acabar", reconoce. Además, ya tiene planes hechos para cuando se jubile. "Quiero viajar, volar, ir a París, Viena, Roma... hasta que se me acabe el dinero", comenta emocionado. Pero Bilbao siempre será su residencia, y volverá, aunque no sabe cuando: "Yo siempre digo que soy un riojano de Bilbao, y para mi esta ciudad es el súmmum". Toda una vida ligada a la peluquería. Este profesional es de esos peluqueros que ve a una persona y sabe qué corte le viene bien. "Son muchos años de trabajo y eso se va aprendiendo", cuenta. Sus clientes confían en él, y no le tienen que decir lo que quieren. Él ya sabe lo que le gusta a cada uno y lo que le sienta bien. Pero la peluquería es mucho más que un corte de pelo.

Familias enteras Es un lugar de reunión, en donde los clientes son habituales y Clemente los conoce de toda la vida. "He cortado el pelo a familias de incluso cinco generaciones, tengo un cliente del barrio al que he cortado el pelo a su padre, su hijo, al nieto, y ahora al biznieto... ¡Imagínate!". Y es que Clemente les ofrece algo más: "Muchas veces hago de psicólogo con los clientes, ellos te cuentas sus problemas y yo les voy aconsejando", explica. Tiene clientes de toda la vida, la mayoría del barrio, pero también de otros pueblos de Bizkaia, incluso clientes de Madrid, que cuando vuelven a Bilbao aprovechan y van a cortarse el pelo. "El trato con la gente es lo más agradecido, hablas de todo, con gente muy diferente", comenta. Sus clientes son sus amigos. "A cada uno le tienes que hablar de lo que le gusta, y eso solo se aprende con los años", reconoce.

Sin embargo, hay un tema prohibido en la peluquería: la política. "En mi local se habla de todo menos de política, puedes encontrarte con gente que no va con tus ideas y tienes que cuidar a los clientes", confiesa.

En los más de 50 años que lleva en el mundo de la peluquería, Clemente ha visto como ha ido transformándose el oficio. "Las peluquerías han cambiado mucho, antes todo el mundo se afeitaba a navaja y se hacía el clásico corte de maquinilla", comenta. Poco a poco, han ido y venido nuevas modas: las melenas, el flequillo, el modelo Beatles... A Clemente le gustan los cambios ya que "antes todos íbamos igual, pero ahora es más variable". Él se considera "un revolucionario del pelo que ha llevado de todo" y confiesa que le gusta ver a los jóvenes con cortes de pelo atrevidos: "¿Porque si no lo llevas cuando eres joven, cuándo lo vas a llevar?", se pregunta.

De todas las edades Niños, jóvenes, mayores... todos acuden y aunque sea una peluquería de caballeros, de vez en cuando también corta el pelo a mujeres. "Tengo varias clientas, pero me he especializado en los hombres y me siento más identificado con ellos", cuenta.

Aparte de viajar y la peluquería, a Clemente le encanta cantar y bailar. De hecho, él mismo reconoce que "si no fuera peluquero sería cantante de rancheras". Además, dos días a la semana va a bailar salsa y bailes latinos y es muy conocido en los karaokes de Bilbao. "Me encanta bailar, es otra de mis pasiones", confiesa. Tantos años en la peluquería, ha visto pasar de todo a través de los cristales. "Llevo 47 años en esta calle, Doctor Alberca, y he visto como ha ido transformando todo el barrio, y la ciudad", explica. Se acuerda de cuando llegó por primera vez a Bilbao, con 18 años, y "el taxista no me quiso meter en esta calle porque decía que había muchos baches".

El próximo 30 de julio, Clemente dirá adiós a su peluquería para comenzar una nueva etapa, un viaje por el mundo. Sin embargo, no dejará de lado a sus clientes porque su yerno cogerá el relevo del negocio. "Los clientes me preguntaban, ¿y cuando cierres qué vamos hacer?, pero ya lo he dejado todo atado", confiesa. Otra cosa es que sus clientes confíen en el nuevo peluquero: "Al principio igual les costará confiar en él, pero se acostumbrarán".