Bilbao. La coordinación de instituciones locales, restaurantes, bares, asociaciones de comerciantes y hoteles es clave para alzar a Bilbao a la cúspide de una ciudad turística. "No es fácil conseguirlo, pero Bilbao tiene las herramientas", apunta el presidente de la asociación Destino Bilbao, Álvaro Díaz-Munío Díez. En su opinión, el camino recorrido es grande, pero todavía queda por delante mucho por hacer. "Ya no somos la ciudad que vende hierro", apunta.
Bilbao y turismo, un binomio que hace diez años era impensable.
Lo era y todavía hoy en día, para muchos, lo sigue siendo. Sigue sorprendiendo.
¿A qué se refiere?
A que con todo lo conseguido a nivel turístico en Bilbao y Bizkaia, que ha sido mucho, hay a quien le sigue sorprendiendo ver turistas paseando por las calles de la capital vizcaina.
¿Se refiere a los bilbainos?
Sí, claro, me refiero a la gente de aquí. A un bilbaino no le puede sorprender a estas alturas que un japonés esté sacando fotos en la explanada del Guggenheim. ¡Pues claro que hay turistas! En el siglo pasado, Bilbao vendía hierro, pero ahora no lo vendemos. La villa ha cambiado y eso no debe ser noticia.
Bilbao ha cambiado, no hay duda. Pero.. ¿y la mentalidad?
No. (Con rotundidad). O por lo menos no al ritmo que debería de haber cambiado. Nadie pone en duda la brutal transformación que ha experimentado la villa, fruto de un trabajo de instituciones y de mucha gente que ha apostado por ello. Pero no es suficiente. Todavía hay muchos factores que hay que trabajar para llegar al nivel de las ciudades que nos llevan años luz en esto del turismo.
¿Estamos empezando?
Ya hemos empezado, pero Bilbao y Bizkaia va con el freno dado y así no se avanza. Somos capaces de levantar un museo que es la admiración de muchas ciudades, pero después hay factores en los que todavía andamos lentos, muy lentos me atrevería a decir.
¿Por ejemplo?
No tiene lógica que vendamos una ciudad de museos y de gastronomía y que luego nos visiten los turistas y no tengan dónde ir a cenar.
¿Eso sigue ocurriendo?
Cada vez menos, pero a mí personalmente me ha tocado enfrentarme a situaciones así, y le aseguro que no es nada agradable.
¿Y qué hizo?
Poco puedes hacer. Te piden el libro de reclamaciones y sabes que ese turista no volverá jamás y que lo que dirá de Bilbao no será positivo. Afortunadamente, hay restaurantes que hoy se coordinan para abrir unos días unos y otros días, otros. La gente que viene ya sabe lo que quiere y trae sus recomendaciones. No tiene por qué entender que un domingo esté cerrado si lo que se le ha vendido es que Bilbao es una ciudad con una amplia oferta gastronómica.
Una pena que suceda esto.
Sin duda. Eso no lo podemos permitir, porque el futuro de Bilbao pasa por convertirse en una ciudad de congresos, de eventos y de turistas de todo el mundo. Para eso debemos coordinarnos, aglutinar todos los intereses de Bilbao y Bizkaia para ayudar a las instituciones en lo que puedan necesitar.
Ese es el objetivo de Destino Bilbao.
Así es. La asociación de hoteles de una ciudad no busca tanto hacer negocio particular, sino trabajar por el bien de la ciudad, para que el destino se desarrolle mejor y con más fuerza de cara a superar a los competidores. De lo que se trata es de tener voz, presencia ante la organización de un evento, ante una reunión en el aeropuerto de Bilbao y que sepan qué podemos aportar los hoteleros de la villa.
B2, la suma de Bilbao y Bizkaia, tuvo el año pasado un stand propio en Fitur y lo volverá a tener este año.
Es fundamental que todas las partes rememos en una misma dirección. Así llegaremos a conseguir lo que queremos: que Bilbao y Bizkaia reciba el turismo que se merece.
¿Aún no lo tiene?
No. No cabe duda de que el turismo ha crecido, pero no lo que debiera.
¿Cómo ve el destino de Bilbao?
Exitoso, pero para eso es fundamental un cambio de filosofía y de mentalidad. Si no nos lo creemos, mal andamos.
¿Qué se lograría?
Evitar que un martes de Semana Santa, por ejemplo, la Gran Vía, artería principal de la villa, esté vacía. Que todo esté cerrado y que los turistas solo tengan una zona concreta de la ciudad. Eso no ocurre en Madrid, en Barcelona...
¿Una ciudad turística pasa por tener actividad comercial también en festivos?
Sé que este es un tema delicado, por eso, al margen de mi opinión particular, yo creo que para hallar respuestas no hace falta más que mirar a las ciudades que acogen a millones de turistas todos los años. Ellos no son más listos que nosotros. ¿Qué hacen los turistas en una ciudad cerrada? Hay una ley que permite abrir ocho festivos al año. Yo no digo que haya que cumplirlo a rajatabla, pero si todos reconocemos que Bilbao no es lo que era y que ha cambiado debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. Hay que ofrecer lo que vendemos.
De no ser así...
De nada habrá servido el trabajo realizado. Yo no digo que debamos estar al nivel de Nueva York, -la ciudad que no duerme-, pero estar al final de la cola...
En relación a eventos de importancia que se celebrarán este año... ¿Qué le parece la ampliación de Euskalduna?
Me parece estupendo, una importante inversión que tiene visión de futuro. En Bizkaia y Bilbao contamos con grandes espacios, BEC es maravilloso, el edificio La Alhóndiga, el Euskalduna... Tenemos infraestructuras, plazas hoteleras, restaurantes de nivel, pero no tenemos lo más importante: una filosofía adaptada a una ciudad turística moderna. Y eso hay que mejorarlo.
Bueno, muchos hoteles de la villa cuelgan el cartel de completos. Tal mal no va.
Esa es la noticia que salta muchas veces en la prensa. ¿Pero alguien se pregunta cómo se llenan? Bilbao es la ciudad que más ha rebajado el precio de los hoteles en los últimos años, del orden de un 25%. Si en 2007 una habitación costaba 90-100 euros, ahora, cuesta 50. Es culpa nuestra porque hemos participado en la guerra de los precios.
¿Perjudica a los hoteles?
Por supuesto, porque perdemos prestigio y porque los hoteles se llenan de grupos de estudiantes que hace cinco años se alojaban en residencias y ahora pueden permitirse un cuatro estrellas. En Donostia eso no ocurre. Igual no llenan del todo el hotel, pero ellos ganan más que nosotros porque ese cliente que se aloja deja más dinero.