El nerviosismo se intuía ayer en la Gran Vía bilbaina. Un importante dispositivo policial dejaba entrever las escenas de tensión que se vivirían minutos después frente al número 22 de la arteria principal de Bilbao. A las once de la mañana, los piquetes informativos de los sindicatos aguardaban, a un lado de la acera, la apertura de los comercios que habían anunciado que abrirían en festivo, como ya hicieron el pasado 18 de diciembre. Al otro lado, un férreo cordón policial protegía a empleados y clientes. Las chispas no tardaron en saltar. Insultos, gestos obscenos y situaciones desagradables caldearon el ambiente. Los concentrados silbaron y acosaron a las numerosas personas que se acercaron hasta For, comercio de la Gran Vía bilbaina, para aprovechar el segundo día de las rebajas. Una actitud que provocó el enfado de los clientes, algunos de los cuales calificaron como una "vergüenza" que los sindicatos les "coaccionen" e insinuaron que los sindicatos "se deberían centrar" en mejorar las condiciones salariales y de horarios "en lugar de si abren o no los domingos", insistió una clienta.

Dos bandos diferenciados separaban la arteria principal de la villa ante la atenta mirada de turistas y transeúntes. "¿Qué pasa aquí? Esto tiene que ver con la manifestación de ayer? -por la marcha en favor de los presos del pasado sábado-", preguntaba un turista salmantino, que no comprendía los motivos de tal jaleo, menos aun cuando supo que se debía a la apertura de los comercios en festivo. "Me sorprende que se monte este pollo por eso. En Salamanca abren ocho festivos al año y no pasa nada", recalcó. Una impresión que compartían los bilbainos Ana y Mikel, que calificaron la situación como "una vergüenza". "Aquí somos un poco raros porque en otros sitios también abren y no pasa nada y aquí mira la que se monta. Además, cada uno debe tener la libertad de decidir cuándo va de tiendas sin que nadie le diga nada", argumentó Ana. Lo que, en un principio, iba a ser, tal y como adelantaron los sindicatos, una concentración "democrática" que transcurriría sin problemas, se convirtió en una guerra de dos bandos en la que el diálogo perdió todo el sentido y acabó siendo un cruce de improperios entre manifestantes y clientes.

Y es que, cuando la tensión se apodera de la situación, las palabras y las formas se pierden. Pese al cinturón de seguridad, algunos compradores tuvieron que salir escoltados para evitar el acoso de algunos manifestantes. "Habéis tenido toda la semana para comprar, ¿qué coño hacéis aquí?", voceaba, megáfono en mano, uno de los delegados sindicales. "Dar la cara. Enseñar lo que habéis comprado", gritaban los manifestantes. "Provocadores, maleantes y sin vergüenzas", fueron algunos de los calificativos más sutiles que regalaron a los compradores . A partir de ahí el tono de los calificativos subió hasta el punto de llegar a perderse el respeto mutuo.

Las partes Pese a las medidas de seguridad, que incluyeron patrullas de la Ertzaintza y de la Policía Municipal, los manifestantes esperaron a la salida para abordar a los compradores y explicarles su postura e "invitarles" a que "no consuman en domingo y festivos", indicó Marije Fernández, responsable de Comercio de ELA. "La situación se ha vuelto tensa, en parte por todas las medidas que han tomado en contra nuestra", opinó Fernández, quien reconoció haber "saltado" el cerco policial para aproximarse "a la acera de enfrente". "Es normal que la situación se vaya un poco de las manos porque es complicado controlar a tantas personas, pero los insultos están fuera de lugar. Ante todo hay que tener respeto. Una cosa es que ironicemos con los eslóganes pero no hay que faltar al respeto", se disculpó la sindicalista. "No somos unos criminales, estamos velando por nuestros derechos", defendió la sindicalista.

Su argumento se centró en la conciliación de la vida laboral y familiar, un derecho que consideraron vulnerado con la obligación de trabajar en festivo. Su discurso se inclinó también por la ineficacia de abrir estos días en cuanto a la recaudación. "Abrir los domingos no es la solución. No genera más empleo ni más consumo, lo que hace es desplazar las ventas de un día a otro", consideró.

Fernández calificó como "una provocación" la presencia de la viceconsejera de Comercio, Pilar Zorrilla, en For. La viceconsejera, en representación del Gobierno vasco se acercó a la Gran Vía bilbaina para expresar su apoyo a los comercios que "de forma legal" decidieron trabajar. Zorrilla consideró que era "absolutamente inadmisible" que los ciudadanos no pudieran "comprar libremente" y que "estén siendo insultados cuando salen de comprar".

Por su parte, Rubén propietario de El Ganso, otro de los comercios que abrieron ayer aseguró: "La mañana nos ha ido sorprendentemente bien. Ha habido mucho movimiento, estamos vendiendo bien y hemos tenido incluso más gente que un día normal, es una de las razones por las que se abre, además de para que haya un poco de vida en Bilbao". Un argumento que apoyó Diego, comerciante y cliente de El Ganso, "todos los comerciantes deberíamos abrir en domingo, es lo que se hace en otros sitios que, al igual que Bilbao, se denominan ciudad de servicios". "Los comercios abiertos dan vida a la ciudad y lo que están haciendo los de ahí afuera -en referencia a los manifestantes- es de ignorantes, de gente sin cultura y poco viajada", recriminó otra clienta. "Además, en lugar de atacar a los comerciantes deberían dirigir sus quejas a las instituciones que crean las leyes", sentenció Diego.

Olga Castillo, propietaria de MAN reconoció que la mañana de ventas de ayer les fue "muy bien". "No ha parado de entrar clientes y hemos vendido bastante", reconoció. Con respecto a la concentración, Castillo razonó que "estamos hablando de derechos y todos tenemos derechos por los que luchar, lo que hay que conseguir es que sean compatibles y más en tiempos de crisis".