Bilbao. ES capaz de recitar un cuento de García Lorca, pero a veces le cuesta recordar dónde tiene guardada la ropa. Y eso que lleva cincuenta años en su casa, confiesa. Carmen Sierra tiene 82 años y está diagnosticada de Alzheimer en una fase inicial. Su ánimo es no dejarse derrotar por la enfermedad. "Luchar para impedir que avance", dice con tesón esta mujer gernikarra que ayer conquistó con sus versos a todas las personas y representantes de las instituciones invitados a la inauguración del nuevo centro para la promoción de la autonomía personal Jabetuz.
"Voy a hacer que por un momento seáis niños", dijo Carmen. Se puso en medio de los invitados y recitó un cuento en verso del poeta granadino sobre el amor entre una rana y un sapo. Lo recitó y lo interpretó con tanta entrega que nadie se resistió a regalarle un caluroso aplauso. Hasta hace seis meses Carmen ejercía de cuenta cuentos en los centros de mujeres. Su arte le ha hecho merecedora de más de un premio, aunque modestamente dice que se debe no tanto a cómo recita sino a que lo hace en verso. En cualquiera de los casos, da gusto oírle. Cuando llegó al centro de apoyo a los enfermos y familiares de Alzheimer en busca de respaldo se quedaron atónitos al escucharle. Ahora trabajarán con ella para evitar que la enfermedad le prive de esta gran afición. Como Carmen, otros enfermos de Alzheimer también recibirán clases para trabajar contra la pérdida de memoria.
Carmen fue ayer la voz y el ejemplo de lo que les pasa a muchas personas aquejadas de esta enfermedad y también de lo que pueden encontrar en el espacio cedido por BBK y que con la colaboración de la Diputación de Bizkaia ya está en marcha. "Tenía miedo de que en medio de mi cuento se me olvidara la historia", les había dicho Carmen al personal del centro, pero le animaron a hacerlo porque un ejemplo vale más que mil historias. Pero el cuento de Carmen acabó con final feliz. No hubo lapsus ni lagunas. Tiene su explicación. "Los inicios de la enfermedad afectan a la memoria a corto plazo, porque a largo plazo es algo que ya está aprendido". Por eso, Carmen puede recitar cuentos, pero a veces no recuerda en qué cajón guarda la ropa interior.
"Aprendí a recitar con Sandro Carreras, un profesor catalán que tuvimos escondido en casa. Era del ateneo y mis tías, más bien de izquierdas, lo trajeron para evitar que acabara en la cárcel", relata. "Un día, al verme cantar, le gustó mi voz y dijo que me quería enseñar a recitar. Él era un rapsoda profesional. Estuvo año y medio y me enseñó mucho". Carmen no tiene ninguna dificultad para volver al pasado y rememorar este y otros episodios de su vida. Fue hace seis meses cuando notó los primeros síntomas de lo que le ocurre. "Se me olvidaban cosas cotidianas que hacía a diario". Así que fue al médico pensando en que tenía más que ver con sus 82 años que con ninguna enfermedad. Por preocupación la médico decidió hacerle unas pruebas en Cruces y le dijeron que era Alzheimer. Uno de sus ocho hijos le dijo: "Qué quieres que te diga, sé que vas a luchar".
Juan Mari Aburto, diputado de Acción Social, recordó que estos centros son un complemento al cuidado de las familias.