Bilbao. Marian Egaña no se esperaba el éxito que está teniendo la Alhóndiga. En los dos meses que lleva funcionando se han superado todas las previsiones realizadas por el equipo que dirige. Más de 10.000 personas traspasan diariamente las puertas del nuevo centro cultural y de ocio de la capital vizcaina. La consejera delegada de AlhóndigaBilbao se muestra muy satisfecha, pero no baja la guardia. Ahora, trabaja intensamente para que las quejas y sugerencias de los visitantes se vayan corrigiendo.

¿Qué balance hace de estos dos meses?

Muy positivo y muy satisfactorio. Ver cómo las personas han tomado posesión de este espacio me produce una satisfacción increíble.

¿El público está respondiendo?

Sí, muy bien. Los datos hablan por sí mismos. Más de 625.000 han entrado en el atrio desde que fue inaugurado hace dos meses, y de cada tres personas y media que entran, una hace uso de alguna de las actividades que se ofertan en el centro.

¿Esperaba esa aceptación?

Sinceramente, no.

Entones, ¿se han superado todas las previsiones?

Sí. Se han superado esas previsiones que deseas ardientemente y que trabajas para que sean una realidad, pero tienes miedo de darlas por definitivas. De todas formas, aunque los resultados son muy positivos, no queremos quedarnos en la autocomplacencia.

¿Considera, por tanto, que ya es un éxito este proyecto que tantos años ha costado poner en marcha?

Creo que sí. Creo que los ciudadanos y ciudadanas en general han quedado totalmente sorprendidos cuando han traspasado cualquiera de las tres puertas que tiene la Alhóndiga. Los comentarios que nos llegan son generalmente: qué sorpresa y qué bien está.

Pero también ha habido quejas.

Sí, por supuesto. Aunque yo las llamaría sugerencias o demandas de mejora de servicios. Digo esto, porque todas las quejas o sugerencias han sido en un tono muy amable, muy poco agrio. El comportamiento de la gente en este sentido está siendo estupendo.

¿Cuál ha sido la queja más reiterada por los usuarios?

La iluminación. Es un tema que se va solucionando. Hemos puesto los bancos lumínicos debajo de uno de los edificios y meteremos más potencia en otros puntos. Yo creo que quedará a satisfacción de la gente.

¿Otras sugerencias?

Hay de todo tipo. La señalización lumínica, que se ha reforzado, un reloj en las piscinas, unas tronas en los vestuarios para los bebés, una doble barandilla, la temperatura del agua, que para unos está muy caliente y para otros fría, como en casa… Hay de todo. Las quejas y sugerencias van evolucionando a medida que se van solucionando. Yo diría que el 95% de las propuestas que nos han hecho han sido resueltas o van a ser resueltas. Además, nos preocupamos de ponernos en contacto con los ciudadanos que hacen sugerencias. Ellos se sorprenden y nos lo agradecen muchísimo.

¿De todas la quejas o sugerencias está al tanto el artífice de la obra, Philippe Starck?

Sí. Starck está al corriente de todo. Mantenemos una comunicación muy fluida con él.

¿Qué dice de las quejas?

Algunas no las entiende, como, por ejemplo, el tema de la luz.

¿Y pone pegas para que se hagan las modificaciones pertinentes?

Ninguna. Philippe Starck no pone objeciones porque sabe que si le planteamos una objeción es que está razonada. Él discute y le tienes que convencer con razonamientos, pero con nosotros siempre ha tenido una actitud muy comprensiva. Además, no es la primera vez que le hemos tenido que decir que no a sus planteamientos, unas veces por costes y otras por mantenimiento.

¿Entonces, no es como otros artistas que no dejan tocar ni un milímetro de su obra?

No. Philippe Starck no es un divo, en contra de lo que se pueda pensar.

¿Sigue tan entusiasmado con la Alhóndiga como cuando fueron a París a convencerle para que se hiciera cargo del proyecto?

Sí, sí. Él siempre ha tenido un cariño especial por este proyecto. El hecho de que sea un proyecto público y con un concepto tan integral hacia las personas, le fascinó desde el principio. Ahora me sigue mandando mensajes para ver si puedo recibir a revistas internacionales de prestigio. Está siendo un gran embajador de Bilbao.

¿A él le ha sorprendido el éxito?

Yo creo que para él ha sido mucho menos sorpresa que para la ciudadanía de Bilbao.

Una ciudadanía que acude a la Alhóndiga, pero ¿a qué fundamentalmente?

A hacer de todo. Hay quien viene sólo a pasear. Y eso me parece estupendo, que esto sea como cualquier paseo de Bilbao, por ejemplo, el de Uribitarte. El concepto de plaza pública en el que se ha convertido el interior de la Alhóndiga me parece que es una inversión genial desde el punto de vista de la socialización del espacio. Me parece maravilloso lo que está ocurriendo en este lugar.

Pero no sólo irán a pasear, ¿cuál es la actividad que más éxito está teniendo hasta el momento?

La actividad física. Diariamente, alrededor de 2.000 personas acuden al gimnasio o la piscina. Pero tampoco hay que olvidarse de otras actividades.

¿Como por ejemplo?

De los cines. Los operadores de los cines están asombrados de los resultados que están teniendo: más de 25.000 espectadores han pasado por sus salas, una cifra que no pensaban alcanzar en esta época del año, cuando todo el mundo está de vacaciones. También los datos de la tienda, 400 personas al día y 700 los fines de semana, o los de la cafetería, con el paso de más de 50.000 personas desde el 18 de mayo.

¿Y usted, por qué actividad se decanta?

Yo utilizo algo el cine, y la restauración prácticamente todos los días. Todavía no he subido como usuaria ni a la piscina ni al gimnasio. Me vendría genial, pero reconozco que me cuesta mucho realizar la actividad física porque pasar doce horas sentada no es muy beneficioso para la salud. Ah, y también he sido usuaria de la tienda. Creo que fui de las primeras que realice una compra.

Y la Mediateka, ¿para cuándo?

Nuestra idea es que para finales de octubre pueda estar ya funcionando.

Entonces sólo quedaría por dar un cometido al edificio que iba a albergar la Escuela de Artes Escénicas. ¿Tienen algún proyecto definido?

No. Tenemos varios proyectos sobre la mesa. Ahora deberemos valorar si son válidos y suficientes.

¿No nos puede decir nada más?

No. Únicamente que algunos de los proyectos son muy interesantes, muy relacionados con el concepto Alhóndiga y con la cultura. Cuando inauguremos la Mediateka será el momento de hacer referencia a lo que vamos a hacer.

¿Han cogido ya velocidad de crucero?

Todavía es pronto para decir que hemos cogido velocidad de crucero. Necesitamos tiempo. De aquí a un año quizá perdamos clientes que ahora han sido atraídos por la novedad, pero ganaremos otros cuando estén en marcha todas las actividades del centro. Dentro de un año haremos un estudio de mercado, y montaremos unos foros de contraste, como lo hicimos mucho antes de la inauguración, para ver hacia dónde van y cómo se mueven los intereses de la sociedad.

Volviendo la vista atrás, ¿qué recuerda ahora de los días de la inauguración, de aquel 18 de mayo?

No recuerdo nada. Fue un poco maremagnum aquellos días. Fueron los nervios previos de la puesta en marcha, lo mismo que cuando uno se compra una casa y tiene que ponerla a gusto de sus deseos. Reconozco que el primer mes fue muy duro. Ahora, no es que no sea duro, pero ya no estamos solos en el edificio y tenemos la comprensión de la ciudadanía, algo que nos ayuda a seguir trabajando de forma ilusionada.

¿Cómo se presenta el otoño en la Alhóndiga?

Repleto de actos. Pero tampoco hay que esperar al otoño. En la próxima Aste Nagusia habrá actividades especiales destinadas a niños y jóvenes. Y hasta esa fecha podemos disfrutar todos los fines de semana de las actividades que se desarrollan en el atrio.

Por cierto, ¿qué le ha dicho el alcalde Iñaki Azkuna?

El alcalde está muy contento.