Parece que fue ayer. ¡Está igual!". La expresión de los que ayer tuvieron la oportunidad de ver su aspecto fue unánime. El Boulevard está intacto. Salvo por algunos retoques, como lámparas nuevas, más iluminación, un baño para personas discapacitadas o un comedor más recogido en la planta superior, nadie diría que ha estado cerrado desde 2006. Tres años, cuatro meses y 23 días después de que el emblemático café Boulevard se cerrara, el próximo jueves reabrirá sus puertas con la intención de convertirse en un referente de la capital y reactivar, como ya lo hiciera cuando se inauguró en 1871, la vida cultural de la villa.

Sólo el olor a pintura reciente, el brillo de los cromados y la herrería permiten adivinar los trabajos de rehabilitación realizados. Si no fuera por estos detalles, que dan fe de que el local se ha sometido a una profunda rehabilitación científica -que es como los arquitectos denominan a devolverle el aspecto que tenía originalmente-, nadie pensaría que hay horas de meticuloso trabajo. Ha perdido espacio en la planta superior pero, a cambio, tendrá una coctelería de aire vanguardista que será el contrapunto al estilo art decó de la primer planta. Contará con un aforo total de 309 personas.

Las obras de puesta a punto comenzaron en agosto del año pasado. La inmobiliaria Suquía, propietaria del inmueble desde 2006, e Ignacio del Hierro, gestor de la sociedad Boulevard 1871, encargaron a los arquitectos respetar en lo esencial la estructura del viejo café con dos únicas excepciones: la adaptación del sótano como bar de copas y las necesarias reformas para el estricto cumplimiento de la normativa en materia de accesibilidad, ventilación, climatización, aislamiento acústico y evacuación en caso de incendio.

Restaurar y, en muchos casos, recuperar esta decoración, auténtica seña de identidad del establecimiento, ha sido el mayor reto para el nuevo equipo gestor del café. Las vidrieras, por ejemplo, han sido fabricadas por la misma empresa que realizó las originales en los años veinte. Y dos licenciadas en Bellas Artes se han encargado de la restauración. La arquitecta Ángela Grijelmo ha liderado un importante equipo de profesionales entre los que se encuentran expertos artistas, restauradores, vidrieros, marmolistas y carpinteros, que han cuidado cada detalle.

Todo ello ha logrado que cuando los bilbainos entren de nuevo el jueves en el Boulevard se vean transportados a aquel café que se decía de la convivencia bilbaina porque en él se fraguó buena parte de la política, sociedad y economía de la época. Ahora, ya en el siglo XXI, el nuevo local quiere recuperar aquel espíritu intelectual de la época sin olvidarse de otro público que sin duda agradecerá la nueva coctelería. "Queremos ser una referencia en la gastronomía, el ocio y la vida social y cultural de la capital", señala José Ángel Arbelaitz, del grupo Suquía.