Tiene que ser hoy el día en que el Bilbao Basket termine los deberes de la temporada y selle la permanencia por sus propios medios. Si se da el caso, ya habrá oportunidad de mejorar la nota final, pero lo prioritario está ahí, al alcance de la mano, aunque no conviene gastar demasiados comodines porque las últimas jornadas las carga el diablo. Tiene que ser hoy porque parece la ocasión más propicia al recibir en Miribilla al Leyma Coruña, que ocupa una de las posiciones de descenso y juega con la hoja de la guillotina sobre su cabeza, preparada para caer en los cuatro partidos que quedan para concluir la temporada regular, de los que tres los jugará el Bilbao Basket en casa.

Esto no quiere decir que la empresa de hoy vaya a ser sencilla porque los gallegos están dando sus últimos coletazos y sin la presión de los resultados han sumado dos victorias en sus últimos tres partidos, la más reciente ante el Barça. “Mientras haya ese hilo de esperanza tenemos que seguir creyendo y no desfallecer, sabiendo que el abismo está muy cerca”, es el mensaje que lanzó Diego Epifanio a su vestuario tras ese triunfo de prestigio, que confirmó que el Coruña es un equipo con calidad, que también ha ganado al Real Madrid, y peligroso ahora mismo.

Jaume Ponsarnau y sus jugadores lo tienen claro y también debe tenerlo el público en una cita en la que una victoria por la mínima es suficiente y por ello hay que ser práctico antes que brillante. El empeño defensivo y en el rebote defensivo tiene que marcar hoy la diferencia ya que es clave frenar a un rival que, como apuntó el técnico del Bilbao Basket, “tiene muchos especialistas en el triple y también saben jugar sin balón a través del pase y en defensa, ponen trampitas para crear dudas al rival”. Brandon Taylor, Yunio Barrueta, Aleix Font, también el letón Karlis Silins desde la posición de cinco, son amenazas claras en el lanzamiento lejano y obligarán a la máxima concentración de los hombres de negro porque, además, los coruñeses, que pueden recuperar a algunos de sus lesionados, suelen generar muchas ventajas en los primeros segundos de posesión.

Lo de la primera vuelta

En el recuerdo aún está el partido de la primera vuelta en el que el Bilbao Basket ganó con un récord de veinte triples y una actuación para el recuerdo de Rubén Domínguez, que logró ocho triples y 35 puntos para la máxima anotación de la historia del club. No se puede esperar hoy algo parecido porque el equipo vizcaíno ha perdido frescura, como es lógico, con el paso de las semanas y todo tendrá que ser más laborioso. Se espera una batalla mental, como reconoce Ponsarnau, porque los dos equipos tienen presión. Por eso, ser sólido es fundamental ante un rival que tiende a dispersarse en defensa y hacer algunas concesiones.