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El coraje se queda corto para el Bilbao Basket

Vuelve a dar la cara ante un rival de rango superior, pero, como en los duelos ante el Baskonia o el Valencia, cede en el desenlace ante acciones de puro talento que dejan sin premio un esfuerzo encomiable

El Bilbao Basket-Unicaja, en imágenesOskar González

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El Bilbao Basketvolvió a quedarse corto en su intento de remontada en Miribilla, probablemente porque en las dos ocasiones en que le ha ocurrido tenía delante a dos rivales acostumbrados a vivir en el alambre y con el talento suficiente para encontrar esas canastas que marcan la diferencia en el tramo final. Hace un mes los hombres de negro se recuperaron a una desventaja de quince puntos, pero cedieron el derbi ante el Baskonia por el mínimo margen de una canasta. Ayer llegaron a perder por veinte ante el Unicaja y entraron en el último minuto y medio a solo un punto.

En ambas ocasiones, el desenlace no sonrió al Bilbao Basket, que podrá dar vueltas a qué podría haber hecho mejor o antes para derribar a dos rivales de rango superior. Porque cuando ha sido a la inversa, que el equipo vizcaino ha perdido ventajas parecidas, también ha salido cruz. Ayer poco tuvo que reprocharse, salvo aquellas cuestiones que tienen que ver con el acierto. Y no son cosas menores porque esta Liga Endesa en la que solo se han ganado doce partidos, menos de un 10% de los disputados, por debajo de los ochenta puntos, el Bilbao Basket se quedó justo en esa frontera.

La reacción del último cuarto, en el que no jugaron Dragic, Gielo y Hlinason, llegó por las dos vías principales en este baloncesto moderno de vaivenes en el marcador a los que conviene acostumbrarse para no caer en la frustración. Los de Jaume Ponsarnau sumaron cinco de nueve en triples (4 de 17 hasta entonces) y capturaron siete rebotes de sus diecisiete rebotes de ataque. Al ver que podían recortar la distancia, su energía defensiva subió y con una presión 1-3-1, con Sylla ocupando muchos espacio en la punta, obligó a parar al Unicaja y jugar a un ritmo de ataques largos en el que no se siente tan cómodo. En esos diez minutos el Bilbao Basket tuvo también la decisión que le había faltado antes, aunque llamó la atención que Marvin Jones firmara dos triples, aunque pueda ser una opción a explotar en el futuro.

Marvin Jones, brillante en el último cuarto, ataca a Yankuba Sima.

También se quedaron por el camino nueve tiros libres ante un rival que no dudó en utilizar las faltas para impedir canastas fáciles, algo que le falló al Bilbao Basket, demasiado generoso en algunas situaciones en la que se requería más dureza para aprovechar la ola favorable. A falta de acierto, los hombres de negro tuvieron que tirar de coraje, pero esto no es algo que pueda sostener de manera constante a un equipo que sigue sin encontrar la consistencia en la producción desde el perímetro. El esperado Omar Silverio puede ayudar a cambiar esta dinámica y a alimentar el marcador, sobre todo en varios de los partidos que quedan en Miribilla y que van a ser claves para no pasar apuros.

Para tumbar a rivales como el Unicaja, el Baskonia o, incluso antes, el Valencia Basket hay que hacer muchas cosas bien y que ellos se equivoquen más de lo habitual. No ha ocurrido hasta ahora, pero al menos el Bilbao Basket les ha plantado cara, una seña de identidad de la que el equipo solo se olvidó en la nefasta segunda parte en Lleida. La Liga Endesa no perdona y quien muestra una mínima debilidad lo paga.