El Surne Bilbao Basket, otras veces el cazado a su pesar en lo que se refiere a la desagradable sensación de creer tener dominados partidos con importantes rentas en el luminoso para acabar perdiéndolos, coqueteó este sábado con la posibilidad de vestirse por una vez de cazador y cobrarse una pieza de primerísimo nivel como es el Unicaja. Tras llegar a perder por 20 puntos (50-70) en el tramo final del tercer cuarto, el conjunto de Jaume Ponsarnau ofreció una demostración de alma y pundonor y, en lugar de bajar los brazos y asumir la rendición, exprimió sus mermados recursos para dar un buen susto al colíder de la Liga Endesa, con un 78-79 a minuto y medio del final que hizo soñar a Miribilla, aunque finalmente no pudo cristalizarse en victoria (81-86).
Cuando parecía que el duelo estaba ya totalmente decidido, que los visitantes iban a hacer valer su superioridad en cuanto a fondo de armario, armamento y capacidad física y que el acto final iba a ser de trámite, con el mero objetivo de no repetir las palizas de los últimos años ante los de Ibon Navarro (71-103 hace dos temporadas, 43-67 la pasada), los ‘hombres de negro’ optaron por la revolución, por buscar el más difícil todavía. A lomos de una defensa 1-3-1 presionante que sacó de sus casillas al rival y con Marvin Jones ejerciendo de principal estilete ofensivo (10 puntos en el cuarto final) mostrando incluso acierto desde la línea de tres puntos, los anfitriones lanzaron sus primeras andanadas y cuando Thijs De Ridder empezó a hacerse notar en las trincheras, con Muhammad-Ali Abdur-Rahkman y Harald Frey ayudando desde la larga distancia, lo imposible amagó con hacerse posible. Incluso factible.
60-70 con Navarro parando el partido a 7:36 de la última bocina, 68-74 poco después, 74-77 a 2:55 del final, 78-79 con solo minuto y medio de juego pendiente tras nuevo suministro de puntos del belga y el pívot estadounidense… El gigante verde se tambaleaba ante una grada volcánica y el milagro, trabajado a pico y pala, parecía asomar por el horizonte. Sin embargo, la cruel lógica acabó imponiéndose. Dylan Osetkowski dio aire a los suyos con una fácil canasta debajo del aro tras tiempo muerto, Xavi Rabaseda cometió una pérdida en el siguiente ataque bilbaino y Kendrick Perry, con un triplazo sobre la bocina de posesión, sofocó la muy meritoria rebelión de los de Ponsarnau.
Persecución
El encuentro arrancó con los dos equipos moviendo con fluidez sus guarismos ofensivos a base de intercambiar canastas (13-11 en el ecuador del primer cuarto). Sin embargo, el Unicaja encontró con demasiada facilidad vías abiertas para anotar en la ‘pintura’ bilbaina (16 puntos en el acto inaugural), a lo que sumó un triple de Tyler Kalinoski para amagar con la primera estampida (13-18). Rubén Domínguez sujetó a los anfitriones, pero cinco puntos seguidos de pura calidad individual de Perry permitieron al Unicaja solidificar su ventaja (23-28) al término de un primer cuarto que se cerró con un curioso, por improbable, intercambio de triples entre Yankuba Sima y Rabaseda en los segundos finales.
Para su desgracia, el Surne Bilbao Basket comenzó muy pronto a caminar sobre el alambre, amansado por una intensa retaguardia rival que minaba las distancias cortas e intermedias desconectando así su principal fuente de alimentación. Ponsarnau tuvo que parar el choque con el 23-34 a 6:14 del descanso. No fue por no intentarlo, pero entre la acumulación de errores en lanzamientos liberados, incluso en tiros libres, y la riqueza de recursos del rival, con Kameron Taylor anotando ocho puntos sin importarle lo más mínimo tener la mano de su defensor en la cara, la brecha se fue haciendo cada vez mayor (28-44), aunque los locales, a base de constantes viajes a la línea de castigo y activando una defensa presionante que se le atragantó a su rival, consiguieron alcanzar el ecuador de la cita tocados (37-47), pero no del todo hundidos.
Al conjunto vizcaino no le servía de nada haber lanzado a esas alturas 19 tiros libres más que su rival (25-6) porque sus niveles de acierto en tiros en juego eran muy pobres, con un 45% de dos y un 25% desde la línea de 6,75 (3 de 12).
Resistencia
Y todo se complicó aún más al regreso de vestuarios. Unicaja salió dispuesto a no hacer prisioneros y con un parcial de 2-10 llevó la contienda completamente a su terreno (37-54). El Surne Bilbao Basket parecía a punto de besar la lona. A disgusto con la actuación arbitral, la taquicardia en su juego no acompañaba en absoluto a sus sostenibilidad, por lo que Unicaja, mucho más sereno, se vio en disposición de lanzar el demarraje definitivo.
Nada hacía invitar a otra cosa que no fuera asumir la derrota cuando el marcador mostró el 50-70, pero el conjunto vizcaino quiso darse una oportunidad. El parcial de 13-0 fue el arranque de un bonito sueño que al final se quedó en solo eso, pero hay distintas formas de hincar la rodilla y el Surne Bilbao Basket optó por la que más honra merece: la que conlleva lucha sin cuartel hasta el final. Y no se quedó nada lejos de acabar enfundado con ropajes de cazador con una pieza de primera categoría a sus pies.