Omar Silverio es el jugador elegido por el Bilbao Basket para tratar de salir de la mala racha de resultados que le ha colocado al borde los puestos de descenso. Sin embargo, la incorporación este escolta de pasaporte dominicano, aunque nacido en el Bronx y de formación estadounidense, de 1,90 metros y 26 años no será inmediata ya que hay que solventar varios obstáculos burocráticos para conseguir su visado de ingreso a Europa. Será imposible su presencia este domingo ante el Manresa y el club confía en que pueda incorporarse para el duelo de la semana que viene en A Coruña.

La dirección deportiva y el cuerpo técnico tienen claro que ahora mismo el equipo tiene que elevar su producción ofensiva para acercarse a las victorias y creen que Silverio, pese a resultar un jugador desconocido para la mayoría de los aficionados, puede contribuir a ello. Muy bien considerado en el baloncesto latinoamericano, la pasada temporada fue la primera del dominicano como profesional en las filas del Hapoel Galil Elion israelí, con el que promedió 14,5 puntos, con un 34% de acierto en triples. Tuvo media docena de actuaciones destacadas con más de 20 puntos, destacando una contra el Maccabi Tel Aviv que le convirtió en ídolo en su país. Además, militó en los Soles de Mexicali de México, con 9,3 puntos por partido. Su formación universitaria transcurrió entre Rhode Island y Hofstra, con la que en su último año tuvo un partido de 40 puntos con 11 de 16 en triples.

Aunque Omar Silverio ha participado en las últimas ventanas FIBA con la selección de Dominicana que dirige Néstor Ché García en los partidos clasificatorios para la AmeriCup, no se trata de un fichaje estelar, evidentemente, si no de alguien que se ajusta a las posibilidades del Bilbao Basket tanto económicas como de configuración de plantilla, con las dos licencias de extracomunitarios ocupadas. Se describe al jugador como un perfil similar al de Andrew Goudelock o Adam Smith, que fueron hombres de negro las tres temporadas anteriores, en el sentido de que puede generarse sus propios lanzamientos, tanto en penetraciones como en tiros lejanos, a partir del uno contra uno.

Sin riesgo

Los responsables técnicos esperan también que Silverio, apodado El Mariachi, llegue con la cabeza limpia y con ganas de hacerse un hueco en lo que supone una gran oportunidad para él. De todas formas, la intención es firmar un contrato hasta final de temporada con posibilidad de corte en las próximas ventanas de febrero si es que su rendimiento no es satisfactorio. Para entonces, se espera que ya estén de vuelta Kristian Kullamae y Xavi Rabaseda, por lo que en caso de contar entonces con trece fichas activas será el entrenador el que decida cómo usarlas en cada jornada, como ocurrió el curso pasado cuando llegó Keith Hornsby.

El Bilbao Basket sigue confiando en la labor de Jaume Ponsarnau, que ya ha logrado remontar otras rachas negativas desde que ocupa el banquillo de Miribilla. Desde el domingo se afrontan unos duelos decisivos en la Liga Endesa sin compromisos europeos por medio y se podrá trabajar en Artxanda con tranquilidad en busca de reactivar al equipo en el aspecto técnico y táctico, pero sobre todo en el anímico ya que hay varios jugadores escasos de confianza y, con ello, de acierto. Silverio llega sin esa mochila de presión y puede sumar, aunque sea por el factor sorpresa.