Tras el largo parón provocado por la ventana FIBA de noviembre, el Surne Bilbao Basket ha tenido solo dos días para preparar con todos sus efectivos la visita de hoy (20.45 horas) al Casademont Zaragoza, que cuenta con una victoria más, cuatro, que los hombres de negro. El conjunto vizcaino tiene ganas de retornar a la acción para dejar en el olvido las malas sensaciones del choque contra el Joventut, el único de los disputados hasta el momento en el que no fue competitivo, aunque es consciente de que visita una cancha y a un rival muy complicados, como reflejan las experiencias recientes, por su capacidad para fabricar rachas positivas en su juego. Con nueve de sus doce jugadores habiendo sido alistados por sus selecciones, Jaume Ponsarnau apuntó ayer que está satisfecho con lo que ha visto a su regreso. “El jueves tuvimos una buena sesión de trabajo. La sensación fue que estamos con dudas en algunas cosas, pero tenemos tono. La gente se puso rápido seria, con buena intensidad y ganas”, dijo. El entrenador catalán reconoció que es posible que a sus jugadores les haya venido bien salir de su rutina habitual de partidos, pero no ha sido su caso. “Estoy muy contento por ellos, pero lo que es por mí… No tener otro partido en el que pensar, no dormir, reflexionar… Al menos hemos aprovechado para analizar cosas porque en ocho partidos ya hay una buena muestra para tomar datos”, señaló.

Regresar al Pabellón Príncipe Felipe es hacerlo al lugar en el que el pasado curso los hombres de negro sufrieron uno de sus patinazos más duros de los últimos tiempos, tras perder por 14 puntos un partido que ganaban por 17 a 16 minutos del final. Ponsarnau ya ha repetido varias veces que estas rachas, tanto a favor como en contra, son cada vez más habituales en el contexto del baloncesto actual y analizó que “la clave para que esas cosas no pasen factura en lo mental es entender contra quién jugamos y quiénes somos. El rival es muy bueno en su pista y debemos entender que si tiene un buen momento de juego a veces no es culpa nuestra. Si ocurre, nosotros a ajustar, no perder la cabeza y a tratar de imponer nuestra defensa y ataque”. En ese sentido, quiso recordar que “esta temporada, si obviamos el último partido, hemos sido más sólidos que en pasadas campañas y hemos mostrado más calidad colectiva, aunque sí que ha habido momentos clave a los que hemos llegado desgastados por no haber encontrado inspiración en muchos jugadores. En aquel partido de Zaragoza éramos otros equipos, ellos y nosotros, y hubo un momento de ebullición de jugadores que pasaron de que no les entrara nada a que les entrara todo. Esperemos que si eso ocurre este equipo dé buena respuesta mental. Tenemos dos incertidumbres, el parón y el duelo ante Joventut, pero también la solidez de haber jugado bien, también en los partidos de fuera de casa”.

Sobre las líneas maestras del juego de los de Porfi Fisac, explicó que “es un lugar en el que el contexto de las rachas encaja muy bien. Tienen jugadores calientes. Tenemos que estar preparados para esto porque son muy peligrosos, estar sólidos mentalmente, vivir cada momento. Las rachas también se pueden devolver con rachas”. Además, concedió que una de las claves de la cita puede estar en la lucha entre los jugadores que ocupan el puesto de cinco y destacó el potencial de la plantilla rival: “Tienen una de las mejores parejas de bases de la ACB (Trae Bell-Haynes y Marco Spissu), dos pívots muy complementarios (Bojan Dubljevic y Jilson Bango), ahora Santi Yusta las mete ya sin tiempo, A. J. Slaughter… Han tenido malos momentos de juego, pero los buenos han sido espectaculares, te pasan por encima en ritmo, fuerza, físico… Es muy difícil pararles en esos buenos momentos. Hay que entender el partido a 40 minutos”.