En un tiempo en que el triple se va imponiendo como un arma ofensiva de primera necesidad, aún hay espacio en el baloncesto para pívots que quieren dominar desde las distancias más cortas. El Bibao Basket se encontró en la jornada anterior a las ventanas FIBA con los verdinegros Ante Tomic y Artem Pustovyi, que hicieron mucho daño en la zona, y mañana tendrá delante a Bojan Dubljevic y Jilson Bango, los dos jugadores con mejor valoración en el Casademont Zaragoza y que forman una pareja muy complementaria que permite a su entrenador Porfirio Fisac contar con todos los recursos en el puesto de cinco. Los hombres de negro tratan de no quedarse atrás ante determinados rivales ya que Marvin Jones, en su estreno en la Liga Endesa, y Tryggvi Hlinason, con los mejores números de su carrera en todos los aspectos estadísticos, están conformando una pareja sólida.
Sin embargo, en el caso del Bilbao Basket esa notable aportación del pívot islandés no se ha reflejado en victorias porque sus dos últimos partidos, brillantes en lo estadístico, han coincidido con las peores actuaciones de varios de sus compañeros de perímetro. En cambio, el Zaragoza, que es el segundo equipo que más puntos mete con casi 92 por partido, se viene alimentando de un bloque de siete jugadores por encima de los nueve puntos de media que le convierten en un bloque difícil de defender, sobre todo en casa donde cuentan sus cuatro apariciones por triunfos.
En su apuesta por una mayor consistencia, el club maño apostó por el regreso a la ACB tras un año en Rusia de Dubljevic, que con 33 años está mostrando mucho mejor estado físico que en sus últimas temporadas en Valencia y está teniendo un gran impacto en el juego del Zaragoza. El montenegrino está en 15,6 puntos de media, la máxima de su carrera, y en un excelente 56,7% de acierto en triples, lanzando casi cuatro por partido. Esto supone un problema para el Bilbao Basket que sufre en el rebote cuando sus pívots tienen que salir a defender lejos del aro. Dubljevic, que también es capaz de generar juego desde el poste bajo, es el segundo jugador más valorado de la temporada, por detrás de Tomic, aunque en el aspecto anotador tiene cinco jugadores exteriores por delante.
EL TORBELLINO ANGOLEÑO
El Zaragoza ha encontrado en Jilson Bango ese plus físico del que careció el curso pasado. El pívot angoleño llegó del Lowen Braunschweig de la Bundesliga, ese caladero para los clubes del primer nivel europeo, con fama de explosivo y contundente y lo está refrendando con unos números destacados. “Es una oportunidad muy grande y la voy a aprovechar. Voy a demostrar todo lo que yo sé hacer”, prometió el africano en su llegada a la capital del Pilar. En apenas 17 minutos de juego, aporta 11,3 puntos y 4,6 rebotes y acaba la mayoría de sus jugadas con mates, como Hlinason y Jones. Con el único lugar de su escaso acierto en los tiros libres, Bango es un torbellino en la cancha y, de hecho, su nombre salió como interesante para equipos de un escalón superior.
Así que el duelo de mañana será otra batalla en eso que se llama la pintura entre uno de los equipos que más rebotes ofensivos captura y otro como el Bilbao Basket al que le suele costar cerrar su tablero. Hlinason, que llegó al conjunto de Miribilla desde el Zaragoza, viene de unas exigentes ventanas FIBA, que también ocuparon a los dos pívots del conjunto aragonés, ya que es pieza irremplazable en su selección y va a necesitar mucha ayuda de Marvin Jones, que justo al revés ha sido uno de los hombres de negro sin compromisos en esa semana de parón. El islandés está promediando en medio partido 9,1 puntos y 5,5 rebotes, con un 78% en tiros de dos y un llamativo 75% en tiros libres, que era uno de los puntos débiles hasta ahora. Los otros 20 minutos en el puesto son del estadounidense, que suma 10,3 puntos y 4,1 rebotes. El papel de ambos será determinante mañana en un duelo al que en Zaragoza se ha querido revestir de tintes coperos y que supone una oportunidad de enmienda para el Bilbao Basket tras la dura derrota ante el Joventut.