El Surne Bilbao Basket ha sido en la temporada que terminó hace una semana un claro ejemplo del dicho ese de la manta corta que te tapa por un lado y te destapa por otro. Aplicado al baloncesto, la búsqueda del equilibrio se ha convertido en el objetivo fundamental al armar una plantilla y que esta lleve a la práctica ese deseo. Los hombres de negro han acabado con trece victorias, pese a que han sido un equipo sólido en defensa. Su problema ha sido que en muchos tramos del curso su ataque se ha mostrado romo y eso le ha impedido encontrar una regularidad en los buenos resultados.

No obstante, el repaso a sus estadísticas tradicionales y avanzadas arroja detalles muy curiosos y hay que explicar y entender en su contexto. En términos absolutos, el Bilbao Basket ha recibido más puntos por partido que la temporada pasada (81,7 por 80,4) y también ha anotado más (78,7 por 76,1), pero todo tiene que ver con el aumento del ritmo de juego en la competición y del número de posesiones, factores claves en el baloncesto de estos tiempos. Los hombres de negro han elevado ligeramente estos guarismos, pero doce equipos han imprimido un ritmo más alto. Por otro lado, el curso pasado hubo solo nueve equipos que superaron los 80 puntos por partido y en este han sido quince. Esto ya marca el listón de la exigencia en la generación de puntos y, de hecho, el Bilbao Basket lo ha superado en diez de sus trece triunfos.

En este sentido, afirmar que los de Jaume Ponsarnau han sido buenos en defensa puede parecer contradictorio, pero en realidad sus datos son similares a los de la campaña anterior. El Bilbao Basket ha sido el segundo equipo que menos porcentaje en tiros de campo ha concedido a sus rivales (44%), solo por detrás del Real Madrid, y ha sido el conjunto con más tapones. Además, ha permitido solo un 33,8% desde el triple, un aspecto en el que solo le han superado el Unicaja, el Barça, el UCAM Murcia y el Real Madrid. Provocar malos porcentajes genera a su vez más rebotes en la canasta propia y, curiosamente, los bilbainos han sido el equipo que peor ha protegido su rebote y casi uno de cada tres rechaces bajo su aro han sido para sus rivales.

Mirando a la eficiencia, el Bilbao Basket ha acabado en el puesto 16 con 108,8 puntos anotados por 100 posesiones. El curso pasado fueron 105,7 puntos, por lo que la mejoría ofensiva no ha sido suficiente. Mientras, ha sido el noveno en el rating defensivo con 111,4 puntos recibidos, cuatro décimas peor que hace un año. En la suma de los dos, los de Miribilla han quedado undécimos, el puesto que ocuparon en la clasificación casi hasta la última jornada. Por concretar, el mejor en estas dos mediciones ha sido el Unicaja, algo que se ha traducido en su histórico liderato en la Liga regular.

En las cuestiones individuales, lo más llamativo resulta que el hombre más utilizado por Ponsarnau, Adam Smith, solo ha jugado 23 minutos por partido, una cifra que han superado 31 jugadores en la competición. Los once jugadores con más presencia en cancha se han movido entre los 23 y los 14 en un reparto que ha permitido sobrellevar el esfuerzo de dos competiciones, aunque se puede entender que eso diluye las responsabilidades. Incluso Tsalmpouris ha acabado con diez minutos de juego de media en 22 partidos. Smith debía ser la referencia y es cierto que sus números han sido peores que los de la temporada pasada, pero diez tiros por partido no parecen demasiados para quien estaba llamado a llevar el peso del ataque. Así, el debutante Sacha Killeya-Jones ha acabado como máximo anotador, pese a que la mitad de los partidos los ha arrancado desde el banquillo.

Áreas de mejora

Puestas estas cifras en la balanza de la temporada, el cuerpo técnico ya ha detectado las áreas de mejora este verano y, según lo manifestado por Ponsarnau, estas pasan por incorporar más amenaza ofensiva, sobre todo en los puestos de tres y cuatro, para tener más recursos en el ataque a medio campo y trabajar en una mayor contundencia en el rebote para poder elevar el ritmo de juego y explotar así las virtudes a campo abierto de alguno de los jugadores que, en principio, se van a mantener en el equipo. Ya se sabe que todo no va a ser posible por razones presupuestarias y que la manta va a seguir teniendo menos superficie que las de otros. Con un tercer año con el mismo entrenador, los automatismos defensivos están ya marcados y ahora hay que buscar la manera de profundizar en el crecimiento ofensivo de la plantilla, en ampliar el arsenal. Muchos equipos están mejorando sus resultados y alcanzando el éxito a partir de una apuesta decidida por el físico y las posesiones cortas y esa es una ola a la que habrá que subirse para llegar a la orilla de los objetivos cumplidos.