El Lenovo Tenerife, luciendo sus eternas armas de destrucción masiva -Giorgi Shermadini y Marcelinho Huertas-, fue el dique de contención que acabó frenando la racha de cuatro victorias seguidas en Liga Endesa del Surne Bilbao Basket (101-84). El conjunto vizcaino, tras un magnífico primer tiempo sobre todo en la parcela ofensiva -47-51 al descanso-, pagó muy caro un mal arranque de tercer cuarto en el que el conjunto anfitrión construyó un parcial de 20-3 que le llevó a dominar el partido sin perder ya el control del luminoso hasta el final.

Los de Jaume Ponsarnau, voluntariosos, llegaron a acercarse en un par de ocasiones a solo tres puntos en el arranque del acto final tras llegar a verse hasta 13 puntos por debajo en el marcador, pero los anfitriones, adelantando líneas defensivas y con mucha presión sobre el jugador con balón en el perímetro, cortocircuitaron su juego, les llevaron a acumular demasiadas pérdidas de balón y a falta de cinco minutos para la última bocina el choque estaba decidido.

Las alegrías que los hombres de negro se dieron en los dos primeros cuartos desaparecieron en los dos últimos. Del 13 de 19 en tiros de dos puntos al 7 de 14; del gran 7 de 11 en triples al 5 de 14. El equipo de Txus Vidorreta, con la velocidad de crucero activada en la Liga Endesa -la de este sábado fue su décima victoria en los últimos once encuentros-, no hizo prisioneros cuando olisqueó la debilidad bilbaina e impulsado por un abrumador 19-2 en lo referente a los puntos anotados tras pérdida del rival dominó toda la segunda parte a su antojo con Shermadini absolutamente desatado y acabando con 25 puntos y 43 créditos de valoración. Brutal.

En las filas visitantes, ese mal arranque de tercer cuarto hizo muchísimo daño a su estructura defensiva, que pasó a verse muy debilitada. Además, los recursos en ataque también se vieron muy recortados, con Sacha Killeya-Jones como única fuente de suministro sostenible (15 puntos), pues 11 de los 12 facturados por Adam Smith llegaron en la primera mitad.

BUEN ARRANQUE DEL BILBAO BASKET

Con un muy buen trabajo defensivo y un ataque con mucho ritmo y fluidez, el conjunto vizcaino arrancó la contienda con un 3-9 en menos de tres minutos, pero una antideportiva de Alex Renfroe sobre Fran Guerra permitió a los anfitriones despertar y equilibrar el luminoso (12-12) con dos triples de Aaron Doornekamp por el camino. Vidorreta fue poco a poco introduciendo en la cancha armas del calibre de Kyle Guy o Shermadini, pero los visitantes, valientes y enérgicos, mantuvieron la compostura para cerrar el primer cuarto en ventaja, aunque fuera mínima: 20-21.

Un triple de Xavi Rabaseda y una bandeja a la contra de Melwin Pantzar al abrirse el segundo cuarto obligaron a Vidorreta a detener un duelo en el que la lucha reboteadora favorecía a los hombres de negro. Ante los problemas, en los locales tomaron cartas en el asunto Huertas y Shermadini. El georgiano, a base de mates, hizo mucho daño a la retaguardia bilbaina. Los triples de Kristian Kullamae y Killeya-Jones permitieron a los de Ponsarnau seguir al frente (36-37), pero el catalán no veía las cosas claras y llamó a capítulo a los suyos a cinco minutos del descanso. El Tenerife subió mucho su nivel de intensidad en defensa, pero el recurso de Killeya-Jones como triplista, con tres aciertos en otros tantos intentos, dio aire a los visitantes, mientras que en las filas locales Ilimane Diop también dio un paso al frente desde la línea de 6,75 en un curioso duelo de pívots triplistas que mandó el encuentro al descanso con un interesante 47-51.

CAMBIO DE DINÁMICA

Pero una mala puesta en escena en la reanudación de la contienda cambió el ecosistema. El conjunto vizcaino se atasco en ataque y perdió su entereza defensiva, blando en la defensa interior y dejando escapar rebotes defensivos, y el 11-0 volteó el marcador (58-51). Keith Hornsby acabó con la sequía con un triple, pero Huertas se había convertido en el amo de la cancha. Pérdidas inocentes en primeras líneas de pase, falta de verticalidad en ataque... Mal asunto ante un rival especialista en castigar errores. La luz de alarma se encendió con la primera desventaja de dobles dígitos (65-54) a 4:10 de acabar el tercer cuarto. El parcial a favor del Tenerife llegó hasta el 20-3 (67-54) antes de que los hombres de negro lo cortaran con un triple de Kullamae y una canasta al poste de Killeya-Jones.

Pese a caminar sobre el alambre, el conjunto de Ponsarnau, con Álex Reyes y Thijs De Ridder ofreciendo soluciones, consiguió llegar vivo a los diez minutos finales: 72-66. Los mismos protagonistas, con sendos triples, colocaron dos veces al Bilbao Basket a tres puntos de su rival (72-69 y 77-74), pero Salin respondió en ambas ocasiones con la misma moneda, las pérdidas fruto del agobio y la necesidad de puntos empezaron a pesar y los de Vidorreta pudieron lanzar el demarraje definitivo sin oposición.