EN el verano de 2022, Álex Mumbrú tomó la decisión de abandonar el banquillo del Surne Bilbao Basket, donde había completado con notable éxito sus primeros cuatro cursos como técnico, para dar un salto en su carrera y asumir un cargo tan volcánico como el de entrenador del Valencia Basket, un equipo no precisamente estable en esa parcela –seis técnicos en los anteriores diez ejercicios, entre ellos Txus Vidorreta, Carles Duran y Jaume Ponsarnau–. Con un contrato de tres temporadas, la primera no fue en absoluto exitosa –octavo en la fase regular de la Liga Endesa con 17 victorias y otras tantas derrotas y eliminado en cuartos, misma ronda en la que dijo adiós a la Copa mientras que en Euroliga fue 13º– por lo que llegó a haber rumores de una salida prematura que finalmente no se produjo. En su segunda campaña a los mandos del conjunto taronja, el técnico catalán va puliendo su proyecto con una plantilla más acorde a su filosofía baloncestística y el domingo recibirá al Surne Bilbao Basket con un equipo de marcado carácter defensivo que ha ganado en solidez y potencial físico.
El pasado verano, en lugar del habitual relevo en el banquillo cuando no se cumplen los ambiciosos objetivos marcados –o incluso cuando se cumplen, como en el caso de la salida de Pedro Martínez tras ganar la Liga Endesa en 2017–, los rectores de la entidad valenciana, con Juan Roig a la cabeza, decidieron apostar por la continuidad y derivar la revolución a la composición de la plantilla. Adiós a auténticas instituciones como Bojan Dubljevic o Sam Van Rossom, en el club desde 2012 y 2013, respectivamente, a elementos desestabilizadores del vestuario como Klemen Prepelic y a apuestas fallidas como Jonah Radebaugh, Kyle Alexander y Shannon Evans –Jasiel Rivero y James Webb se marcharon al Maccabi– y llegada de dos jugadores de gran experiencia en Euroliga como Brandon Davies y Stefan Jovic, un alero de tremendo físico como Semi Ojeleye, un viejo conocido de sus tiempos bilbainos como Damien Inglis, el tirador Kassius Robertson y dos interiores complementarios como Nate Reuvers, con capacidad para tirar de tres puntos, y Boubacar Toure, especialista defensivo.
El Valencia Basket arrancó su concurso en la Liga Endesa perdiendo en casa por 85-89 ante el Bàsquet Girona, pero se recuperó acto seguido con seis victorias consecutivas, las dos primeras en canchas tan exigentes como las del Lenovo Tenerife y el Unicaja. Dos derrotas en sus visitas al Baskonia y al Joventut han ralentizado un poco el ritmo de los de Mumbrú, quienes sin embargo se encuentran inmersos, junto al Barça, el UCAM Murcia y el conjunto malagueño, en el cuarteto que, con un balance de 8-3, persigue en la clasificación al Real Madrid. ¿Sus principales virtudes? Ser la escuadra que menos puntos encaja por contienda (76,8), la segunda más acertada en lanzamientos de tres puntos (37,2%), la tercera en tapones (3,9), la cuarta en robos de balón (10,6) y la quinta en tiros libres (76,8%).
En lo referente a la Euroliga, su arranque de temporada fue soberbio, con un 5-1 en el que tuvo mucha incidencia el factor calendario, no en vano disputó cuatro encuentros como anfitrión. Ahora acumula cuatro derrotas seguidas habiendo sufrido tres de ellas a domicilio y hoy, a partir de las 20.00 horas, tendrá la oportunidad de romper esa mala dinámica en el encuentro ante su público contra el Baskonia. Su balance de 5-5 le ubica en la novena plaza, igualado tanto con el séptimo, precisamente el equipo que dirige Dusko Ivanovic, como con el undécimo, el Anadolu Efes.
“El esfuerzo es innegociable. El talento con esfuerzo es imparable, pero el talento sin esfuerzo es mediocre. Con sacrificio se puede llegar a tener más talento que quien lo tiene innato. Quiero que seamos un equipo difícil, duro defensivamente y que comparta el balón. Un equipo con compromiso y sobre todo con alma”, decía Mumbrú hace un mes en El País. El domingo tratará de imponer su pizarra y todo el potencial que tiene a su disposición ante el conjunto que le dio su primera oportunidad en los banquillos, donde disputó gran parte de su carrera como jugador y tiene la consideración de leyenda histórica.