CUANDO las cosas ocurren con frecuencia ya dejan de ser casualidad. La segunda derrota de la temporada del Surne Bilbao Basket llegó como la primera en cancha de un rival de Euroliga, de esas en las que los hombres de negro, como cualquier equipo de su nivel, tiene unos registros históricos muy negativos. Los jugadores de Jaume Ponsarnau mejoraron sus prestaciones respecto a la visita al Baskonia, no le perdieron la cara al partido, aunque eso no fue suficiente para estar cerca de la victoria ante el Barça.
Para ganar a estos rivales, sobre todo fuera de casa, hay que cumplir dos premisas fundamentales: defender y tener acierto desde la larga distancia. Y en ninguna estuvo bien el Bilbao Basket ayer domingo, al menos no durante los minutos necesarios de un choque que fue a partir del segundo cuarto un ejemplo de lo que significa hacer la goma. 91 puntos en contra y solo siete triples anotados, sin acierto de los mejores especialistas del equipo, son números que por un lado o por otro lado desequilibraron la balanza. Ese parcial de 17-0 que se abrió al final de los primeros diez minutos fue letal porque obligaba a los visitantes a elevar su efectividad en los dos aspectos citados ante un Barça que esta temporada juega a un ritmo más elevado y no desaprovecha las oportunidades de anotar en primeros segundos.
Esta fue una de las claves ya que en esa racha nefasta el Bilbao Basket cometió errores en ataque que dejaron al descubierto su balance defensivo, incapaz de frenar a los azulgranas, sobre todo Willy Hernangómez, que volvió a demostrar su capacidad de producir mucho en muy poco tiempo. El Barça se escapó hasta un 35-19 sin que los hombres de negro frenaran el partido con un buen uso de las faltas. Al contrario, solo cometieron tres en ese lapso de menos de cinco minutos y las tres fueron de tiro. A eso se refirió Jaume Ponsarnau cuando dijo en la sala de prensa que “nuestros malos minutos han sido muy buenos para ellos”.
No obstante, el equipo bilbaino se repuso, mejoró en los dos lados de la cancha y un parcial de 0-7 le colocó a siete puntos. Entonces, llegó otros de los errores ya que en su mejor momento concedieron dos triples sin oposición a Paulí que el alero catalán, pese a ser el último en la rotación de Roger Grimau, tomó y convirtió para contener la reacción del Bilbao Basket. No pareció buena idea dejar tantos triples liberados al mejor equipo de la Liga Endesa en porcentaje de acierto y, en cambio, no llevar más a la línea de tiros libres al peor en ese aspecto.
El caso es que el Bilbao Basket volvió gracias a un racha de Tsalmpouris cerca del aro, donde quizás puede tener más ventajas que tirando triples, pero tras el 50-47 surgió Vesely con diez puntos seguidos. Killeya-Jones, que estuvo demasiado tiempo en el aire en defensa, no pudo con el checo en el cuerpo a cuerpo, como tampoco había podido con Hernangómez y el Barça de nuevo abrió una renta de 20 puntos. El último parcial de 2-16 a favor del Bilbao Basket, a lomos del pívot estadounidense y Kullamae, llegó tarde para culminar un desarrollo de partido similar al de la temporada pasada.
Tampoco hay que rasgarse las vestiduras por una derrota previsible, por más que la doble jornada europea del Barça hiciera albergar alguna repetitiva esperanza que de nuevo quedó en nada. No hay que rasgarse las vestiduras, sino aprender para lo que viene por delante. Y es que el Bilbao Basket tiene que grabarse a fuego que fuera de casa tiene que ser contundente y no dejar puertas abiertas, sobre todo en situaciones que se salen del guion.