EL Surne Bilbao Basket confirmó ayer de forma matemática que ha sido uno de los 16 mejores de la Liga Endesa, el objetivo que puso Jaume Ponsarnau, con una victoria ante el Manresa que le permite borrar las malas sensaciones del pasado miércoles ante el Tenerife y seguir muy vivo en la lucha por un puesto en la Basketball Champions League. El Obradoiro cayó en su visita a Valencia y ya queda por detrás de los hombres de negro, que probablemente acaben esta jornada empatados con el Breogán y el UCAM Murcia, dos rivales a los que aún deben enfrentarse en las cuatro jornadas que quedan para concluir la Liga regular.

El técnico del equipo vizcaino se había mostrado convencido de que sus jugadores iban a reaccionar y, de nuevo, lo hicieron al abrigo de su público. El enorme inicio de Adam Smith, con diez puntos sin fallo en apenas cinco minutos, dio al equipo la calma y la confianza necesarias para enfrentarse a un enemigo complicado, cuya propuesta genera muchos problemas a sus rivales y a los árbitros. El Manresa usa continuamente las manos en defensa, mete el cuerpo en las penetraciones del atacante y en todas las ocasiones, cuatro y todas ellas muy dudosas, las decisiones cayeron de su lado y engordaron la cuenta de pérdidas de balón. Incluso dos jugadas de corte similar, sancionadas con antideportiva y revisadas en el vídeo, acabaron sonriendo también a los visitantes.

A partir del 29-15 al inicio del segundo cuarto, los errores del Bilbao Basket dieron alas al Manresa, que no gasta más de ocho-diez segundos en buscar el aro. Los diez tiros libres que lanzó en el segundo cuarto, porque los bilbainos no usaron bien las faltas y pecaron de blandos, le metieron en el partido y la cosa se puso peor en el tercer cuarto. El marcador llegó hasta un inquietante 46-50. Después de 25 minutos, los visitantes solo habían sido sancionados con siete faltas, lo que resultaba una anomalía que encendió al público de Miribilla que, en ese cuarto, había visto ya una antideportiva a Radicevic, una técnica a Ponsarnau y luego otra a Andersson en una jugada en la que atacante y defensor abandonaron sus cilindros, una jugada de la que el sueco acostumbra a sacar tres tiros libres.

El caso es que en el peor momento el Bilbao Basket recuperó la compostura, se aferró a su defensa y, pese a algunos ramalazos de blandura y falta de picardía, recuperó el mando. Un parcial de 7-0, con protagonismo de un espectacular Smith, fue muy oportuno, un triple de Ubal puso el 67-59 para elevar la tranquilidad y a partir de ahí las prisas llegaron a las filas del Manresa, que en su ritmo frenético y arriesgado, que no permite ni pestañear a la defensa, a veces se pasa de frenada y fuerza acciones complicadas.

PUNTERÍA DECISIVA

Las 21 pérdidas de balón del Bilbao Basket suelen ser una invitación a la derrota, pero los de Ponsarnau pudieron compensarlas con la diferencia de acierto en el tiro exterior. Once triples contra solo dos hicieron la diferencia en el marcador, pero hubo que tener sangre fría desde el tiro libre, ahora que al fin el Manresa había entrado pronto en cuatro faltas, y hubo que esperar hasta la última jugada, un excelente robo de Sulejmanovic a Harding cuando el Bilbao Basket aún podía hacer una falta sin conceder tiros libres, para celebrar el triunfo más deseado de la temporada, el que confirma la nota final va a ser al menos de notable. Y, además, en el banquillo estuvo Jeff Withey, que ayer no participó, pero cuya presencia anuncia una pronta reaparición que puede servir para añadir recursos a este tramo final en el que todavía quedan metas que merecen la pena alcanzar.

Las reacciones

“Hemos tenido compromiso”

Reto superado. Jaume Ponsarnau comentó que las claves ante el Manresa fueron “el acierto de Adam Smith y ganar la batalla del rebote”. En su análisis, apuntó que su equipo empezó “muy bien, viviendo de la inspiración de Adam, pero comprometido en defensa”. En la segunda parte, “hemos entrado en dudas. Las energías se han notado y las faltas nos han condicionado para tener solidez, pero hemos seguido viviendo de Adam y de muy buenas defensas”. Ponsarnau, además, se mostró “muy orgulloso” de sus jugadores que superaron “un reto”. “Aunque ha habido momentos de estrés, solo han tardado una posesión en canalizar el juego. Esa ha sido la diferencia”, concluyó.