El Bilbao Basket cayó hace dos meses en Girona en un partido que le dejó sin opciones de disputar la Copa y, desde entonces, entró en una espiral de circunstancias adversas que se han reflejado en los resultados. Desde aquel día los hombres de negro han ganado solo dos de los doce partidos que han disputado y a esa mala racha quieren poner fin, precisamente, mañana contra el equipo catalán. Las derrotas han ido minando la moral y la confianza de la plantilla y también de los aficionados, que no saben en estos momentos si mirar para arriba o para abajo. Lo que ha ocurrido ya no tiene remedio y será difícil que se repita porque en esta racha han influido factores que no se pueden controlar.

El primero de ellos son las lesiones, que han impedido trabajar al Bilbao Basket con normalidad desde el parón por la Copa y las ventanas. Entonces, cayó Jeff Withey con una lesión en el pie y su ausencia ha dado lugar a un equipo diferente, como comentó este viernes el entrenador, que aún está en fase de recomposición. Además, en los últimos choques se han unido los problemas físicos de Hakanson, Smith y Anderson, que junto al pívot de San Diego son cuatro de los jugadores que forman parte de uno de los quintetos más utilizados por Ponsarnau y de los que más minutos suman en toda la competición. Eso no se puede sustituir ni los roles se pueden reubicar de un día para otro sin que el funcionamiento colectivo se resienta. Durante estas semanas, los jugadores del equipo de EBA han tenido que ser reclamados más de lo aconsejable cuando se trata de competir al más alto nivel y este viernes, al fin, los doce jugadores de la primera plantilla pudieron participar en el entrenamiento con normalidad.

El segundo factor a considerar es el del calendario. No ya por el hecho de tener que afrontar dos compromisos semanales sin poder alcanzar el 100%, sino por cómo se han distribuido los doce partidos. El Bilbao Basket ha disputado ocho de estos doce encuentros fuera de casa, lo que ha incluido visitas normalmente exigentes al Girona, el Barça, el Obradoiro, el Gran Canaria y el Real Madrid en la liga y al Tenerife, el Murcia y el Darussafaka en la BCL con el saldo de un pleno de derrotas. El balance es lógico, aunque quizás lo que ha llevado a la preocupación es la imagen de endeblez ofrecida en muchos tramos. Por su parte, en casa los de Ponsarnau han jugado contra el Joventut y el Granada en liga y el Darussafaka y el Tenerife en la BCL con dos triunfos y una derrota en el último segundo.

En esas dos victorias ante granadinos y turcos, el Bilbao Basket anotó un total de 23 triples en 55 lanzamientos, casi un 42% de acierto, para 87,5 puntos por partido. Incluso en la derrota ante los canarios el equipo vizcaino alcanzó los once triples con un 40% de acierto. Esto significa que al abrigo de su público ha elevado su rendimiento y su acierto y, con ello, sus opciones de ganar. Precisamente, en esto se basan las ganar de darle la vuelta a la situación y poner un broche adecuado al curso, una vez quede olvidada la decepción por no haber podido dar la talla en una fase exigente del calendario. El Bilbao Basket jugará ocho de los trece encuentros que le quedan para acabar la temporada en Miribilla, contando el intrascendente del próximo martes ante el Murcia. No hay razones, por tanto, para dejarse ir o para abandonar las señas de identidad que han acompañado al grupo desde que este nuevo proyecto arrancó en agosto.