Una horrible puesta en escena y la acumulación de problemas en su andamiaje han impedido este domingo al Surne Bilbao Basket competir por el partido en su visita al Gran Canaria (94-71). Su deficiente arranque de contienda tanto en defensa como en ataque le obligó a nadar en contra de la corriente durante toda la matinal como consecuencia del tempranero 26-7 con menos de siete minutos de partido disputados y su corajudo y meritorio intento de equilibrar las cosas (47-41 en el amanecer del tercer cuarto) se desplomó a quince minutos del final de la contienda con la lesión en su rodilla izquierda de Nikola Radicevic tras un golpe con Olek Balcerowski (se retiró sin poder apoyar el pie y con gestos de mucho dolor y no volvió a pìsta), que se unió a la baja de Denzel Andersson por problemas de espalda. Demasiados palos en la rueda de un grupo humano ya debilitado por la lesión de Jeff Withey, cuyo sustituto, Georgios Tsalmpouris, pasó muy desapercibido.

Lo del conjunto de Jaume Ponsarnau fue un constante quiero y no puedo y, probablemente, un castigo final demasiado severo. Los vizcainos, notablemente inferiores en la caldera de la zona, tremendamente desacertados desde la larga distancia (26%, 6 de 23), superados en la parcela física y obligados a hacer constantes encajes de bolillos en su rotación, intentaron revolverse a base de esfuerzo y con Emir Sulejmanovic como principal sostén (12 puntos, 9 rebotes y 16 de valoración). Su rebeldía les llevó a mirar de tú a tú a los de Jaka Lakovic durante todo el segundo cuarto y hasta el ecuador del tercero, pero fue insuficiente para pugnar por la victoria y el acto final fue una rendición en toda regla.

Incluso con todos sus efectivos en perfecto estado de revista, el fondo de armario de los hombres de negro es inferior al insular, pero las ausencias y lesiones aumentan muchísimo ese desequilibrio. Michale Kyser e Ignacio Rosa palidecieron ante los Balcerowski, John Shurna y Khalifa Diop y la diferencia de acierto entre los exteriores fue también plausible. Los 21 puntos que firmaron entre Adam Smith y Ludde Hakanson (14 y 7 respectivamente) llegaron desde un 7/19 global en el tiro, mientras que Vitor Benite y Nico Brussino facturaron 31 con un brutal 10/12. Si el rival luce un 69% en tiros de dos puntos y un 48% en triples como ayer el Gran Canaria, la labor defensiva del oponente queda claramente en entredicho.

MAL INICIO

El arranque de la contienda resultó nefasto para los intereses bilbainos porque nada salió bien. Shurna aprovechó a la perfección la inclusión de Rosa en el quinteto inicial para anotar sin problemas, Balcerowwski se impuso a Kyser en el duelo interior, Brussino y A. J. Slaughter fusilaron desde el perímetro y, para mayor desgracia, la ofensiva de los de Ponsarnau compareció desatinada, demasiado plana y cometiendo muchísimos errores. ¿El resultado? 21-5 con menos de seis minutos disputados y alarma roja encendida. Con su retaguardia naufragando de manera clamorosa en todas sus líneas, la tremenda vía de agua de los hombres de negro llegó hasta un doloroso 26-7 antes de que un pequeño parcial de 0-7 amagara con calmar las cosas. Sin embargo, los de Lakovic no se relajaron y cerraron los diez primeros minutos con un contundente 29-14 que situaba deficiencias en todos los aspectos del juego en las filas visitantes.

Dentro del vendaval en contra, el Surne Bilbao Basket supo equilibrar las fuerzas baloncestísticas en el arranque del segundo cuarto. Más intenso y contundente en defensa y con paciencia en ataque, faceta en la que Sulejmanovic hizo un notable trabajo, dispuso hasta de tres ataques para bajar de la barrera sicológica de los diez puntos, pero le faltó acierto. Lo consiguió a la cuarta, merced a dos tiros libres de Francis Alonso. El 33-25 a 5:10 del descanso reflejaba el mérito de la recuperación bilbaina, pero no fue suficiente para intimidar al Gran Canaria. Los locales hicieron valer su mayor riqueza de recursos (Benite y Slaughter por fuera, Balcerowski y Shurna por dentro) y llevaron la contienda a una fase de intercambio de golpes en la que consiguieron amortiguar el meritorio ímpetu del rival, impidiendo un mayor acercamiento y alcanzando el ecuador de la matinal con un 45-37 todavía favorable a sus intereses. Para los de Ponsarnau, mejorar el 15% en triples era imperativo si se quería optar a competir por el triunfo.

TODO POR LOS AIRES

En la reanudación, ambos contrincantes comparecieron fallones de cara al aro. En ese ecosistema más trabado, los hombres de negro llegaron a colocarse a seis puntos (47-41), pero el Gran Canaria activó su superioridad en las distancias cortas, sobre todo con Balcerowski, para recuperar su distancia de seguridad. Además, las cosas se torcieron aún más para los intereses bilbainos con la lesión en su rodilla izquierda de Radicevic tras chocar con el propio Balcerowski. Intentó el conjunto vizcaino sujetarse en el alambre, pero ese último golpe acabó por derrumbar su ya deteriorado andamiaje. Los de Lakovic vieron la oportunidad de hacer sangre y se lanzaron a degüello. Ponsarnau tuvo que parar el partido con el 62-47 a 2:35 de la conclusión del tercer cuarto. Smith intentó mantener la verticalidad de los suyos, pero las vías de agua se multiplicaban. Los triples de Bassas, el juego interior de Inglis… El 71-56 a diez minutos de final convertía la remontada en una quimera.

Y el último cuarto así lo confirmó. El Surne Bilbao Basket, vacío, bajó los brazos y el Gran Canaria aprovechó para jugar a placer y sin apenas oposición, gustándose mientras los de Ponsarnau trataban de finalizar el partido con la mayor dignidad posible, recibiendo un varapalo quizás demasiado grande para sus merecimientos. Pero las buenas intenciones son insuficientes cuando lo que faltan son argumentos en cancha.