EL Surne Bilbao Basket ha caído en un bache de juego que se está reflejando en los resultados. En sus manos está que no sea más profundo y que se pueda regresar de las dos semanas de parón por la Copa y las selecciones sin demasiadas urgencias. Esta interrupción de la temporada no puede ser más oportuna y tiene que servir para recargar las pilas porque ahora mismo los hombres de negro viven de las rentas acumuladas con su brillante primer tercio de la temporada.

En este mes de enero se han acumulado las decepciones, con alguna excepción, aunque lo peor es que se amontonan las malas sensaciones ya que el equipo de Jaume Ponsarnau ha perdido las virtudes que le adornaron en las tres primeros meses y ha quedado a la intemperie. Sin frescura de piernas, se ha resentido el criterio para llevar a cabo su propuesta de juego. Da la impresión de que sus rivales ya han detectado todas sus debilidades y que estas están coincidiendo en el tiempo, con varios jugadores lejos de su mejor condición, por exceso o por defecto.

Ayer martes era un partido importante para calibrar las posibilidades del Bilbao Basket en un grupo exigente y acabó con un resultado aparatoso, cuyas consecuencias es imposible medir tan pronto, pero que pudo serlo más porque la desventaja llegó a rondar los treinta puntos. Con todo, fue peor la imagen de equipo sin respuestas y sin argumentos cuando el UCAM Murcia puso alto el listón, que fue desde el principio. Los pimentoneros no cometieron el error del duelo que abrió el año en Miribilla y, como varios equipos recientemente, no concedieron ni un respiro a Smith y, sobre todo, Hakanson.

El sueco ha sido el generador casi único del ataque bilbaino hasta ahora y ahora va con el gancho. Sito Alonso mandó a Sadiel Rojas a emparejarse con él y en esas batallas físicas Hakanson tiene las de perder. En cambio, Ponsarnau, que busca quintetos que puedan ofrecer estabilidad pero no los encuentra, quitó a Rabaseda en apenas tres minutos por dos faltas y no jugó más en la primera parte. Sin un especialista defensivo en el perímetro, McFadden campó a sus anchas y sentenció el partido en el segundo cuarto. Tras el descanso, el catalán tuvo casi cuarto y medio ininterrumpido, pero el estropicio ya estaba hecho.

Sin la consistencia defensiva de semanas atrás, las victorias se ponen caras porque el Bilbao Basket está sufriendo horrores en ataque. Su poste bajo es inexistente, incluso muchas veces entra el balón en la zona y vuelve al perímetro sin provocar ninguna atención, lo que reduce el radio de acción de las defensas rivales que pueden lanzarse agresivas contra el manejo de balón. Withey solo logró maquillar números en un duelo en el que el juego interior del Bilbao Basket volvió a quedar en evidencia. Sin embargo, la falta de confianza y de acierto de algunos jugadores anula la posibilidad de plantear ataques largos, porque solo conducen a malos tiros, y elevar el ritmo tampoco parece una solución porque el equipo se desordena.

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La situación está lejos de ser dramática por lo conseguido antes, aunque Ponsarnau y sus ayudantes tienen que buscar respuestas, dentro del limitado talento del equipo, para planteamientos que se van a repetir. Tampoco es sencillo porque eso supone salirse de unos roles muy marcados para tomar otros a los que no hay costumbre. Los próximos partidos deberán determinar si el Bilbao Basket ha quedado tocado en el amor propio o si la crisis se prolonga. El técnico asegura que hay ambición, pero quizás faltan recursos para aspirar a más y, de ahí, la frustración que también se hace visible en la cancha.

Reacciones

“Mcfadden ha sido decisivo”

Jaume Ponsarnau. “Hemos hecho un mal trabajo. Estamos en un momento en que tenemos a varios jugadores fuera de su mejor condición física y eso nos impide dar nuestro 100% en este tipo de partidos. Eso es un error porque tenemos que encontrarlo. Al principio, los problemas con las faltas nos obligaron a cambiar el plan y eso nos llevó a minutos horribles y a perder el foco del partido con el acierto de McFadden, que nos ha generado estrés y ha sido decisivo. En el segundo tiempo, hemos encontrado una mejor mentalidad, pero no mejor calidad de juego”.

Denzel Andersson. “Desde el principio del partido no hemos encontrado la agresividad y el ritmo y siempre hemos ido por detrás. En algunos momentos hemos sido un poco egoístas y no hemos encontrado buenos tiros. Solo volveremos a encontrar nuestro juego si recuperamos la comunicación en los dos lados del campo”.