EL baloncesto de estos tiempos está lleno de números, de datos y de terminología en inglés que tratan de explicar aquello que sucede en la cancha. En el Surne Bilbao Basket se había tratado de desentrañar el motivo de los bajos porcentajes en el lanzamiento que presentaba toda su batería exterior en los últimos partidos y, por encima de los análisis más o menos sesudos, un nombre estaba en boca de todos: Nikola Radicevic. A veces, hay que acudir a lo simple para entender algunas cosas.

Al equipo bilbaino no le sobra nada y todas las piezas son importantes, pero la ausencia del base serbio se ha dejado notar mucho. Quizás no es casualidad que en las cuatro victorias del Bilbao Basket haya estado presente Radicevic y hay que recordar que cuando se lesionó en Granada el partido estaba empatado. Y, pese a la escasa muestra que supone un partido, tampoco debe ser casualidad que su regreso haya coincidido con el mejor partido ofensivo del equipo en mucho tiempo, simplemente porque esos porcentajes de sus compañeros mejoraron.

El jugador de Cacak, que estaba en los planes de la selección de Serbia para las recientes ventanas de la FIBA, aún no ha alcanzado su 100% porque desde que empezó la pretemporada se ha perdido muchas semanas de trabajo y ayer solo disputó 13 minutos con 4 puntos y 1 asistencia. No son números llamativos, pero su sola presencia hizo que su equipo mejorara con el mero hecho de que el resto de las piezas estuvieran en su sitio. En defensa, Radicevic pudo aceptar los cambios defensivos y quedarse con los pívots del Fuenlabrada, lo que permitió a Kyser encargarse de frenar las penetraciones de los pequeños, a los que puso tapones y obligó a cambiar tiros.

No obstante, los principales beneficiados fueron Hakanson, que encontró el oxígeno que le ha faltado en otros partidos y pudo quitarse presión en sus decisiones, y Smith y Alonso, que pudieron dedicarse a hacer aquello para lo que llegaron a Miribilla: ejecutar las órdenes de otros. Sus porcentajes subieron ayer domingo como la espuma y así el Bilbao Basket pudo mantener un ritmo anotador constante. Los 109 puntos finales suponen el mejor registro del equipo en la Liga Endesa sin prórroga, pero los 62 puntos de la segunda parte suponen también la mejor marca histórica en una mitad de partido.

Los jugadores del Bilbao Basket celebran la victoria. ACB PHOTO

El acierto regresó en el día que más falta hacía y eso que el Bilbao Basket cargaba con mucha presión porque la victoria era casi obligatoria por el rival, el escenario y la trascendencia de la misma. Sin embargo, los hombres de negro se comportaron con mucha solidez, algo que no es nuevo esta campaña, y con mucho temple en ataque ante una defensa, todo hay que decirlo, que no brilló por su intensidad. Pero el mérito de los jugadores de Jaume Ponsarnau ayer fue no desviarse del guion ni dejarse arrastrar hacia ese juego deslavazado de su rival. Total, que el Bilbao Basket pudo espantar algunos fantasmas y malas sensaciones alcanzar la octava jornada con un balance del 50% y justo en la mitad de una clasificación en la que ocho equipos están separados por solo un partido. En la pasada temporada, hubo que esperar a la duodécima jornada para ver la cuarta victoria por lo que los hombres de negro han avanzado ya buena parte del camino, sin prisa, pero sin pausa.