Jonathan Rousselle busca encontrar de nuevo su hueco en un equipo que cogió carrerilla en las semanas que él estuvo fuera por lesión. El capitán de los hombres de negro se manifiesta tranquilo y prudente de cara al tercio final de la temporada del Surne Bilbao Basket.

Imagino que el equipo ya ha analizado el último partido en Burgos. ¿Qué conclusiones han sacado? —Tuvimos el partido casi ganado, con quince puntos de ventaja, en el último cuarto, pero no supimos cerrarlo. Cometimos errores que nos costaron perder la ventaja y el Burgos metió muy buenos tiros al final. Ganaron ellos con mérito, pero antes creo que nosotros también pusimos de nuestra parte.

¿Sienta peor perder así que de otra manera?

—Perder siempre duele, pero creo que sí. Cuando tienes el partido casi ganado y no lo logras, te molesta mucho más.

Lo que no fue bonito y no se puede repetir es lo que ocurrió al final, con esa bronca entre jugadores. ¿Lo han hablado también?

—Había frustración y no fue agradable. Hay que evitar que suceda, sobre todo fuera de casa, pero son cosas que pasan.

El equipo había levantado de nuevo mucha ilusión, estaba en racha y parecía invencible y quizás por eso sentó peor la derrota.

—Puede ser, pero nosotros sabíamos que la racha se iba a acabar en cualquier momento y ese momento ha llegado. Sabíamos que iba a ser duro porque ellos se jugaban la vida. Tenemos claro lo que somos y siete victorias no nos habían cambiado nuestra mentalidad. Somos un equipo que tiene que jugar siempre al 100% para tener esperanza de ganar.

El Bilbao Basket ha llegado a este largo parón en mitad de la clasificación, pese a la última derrota. ¿En el vestuario se ha hablado de cambiar el objetivo?

—Para mí, la salvación es el objetivo prioritario. Cuando logremos esto, si puede ser lo antes posible, podremos hablar de otras cosas. Pero primero es la permanencia.

El calendario de aquí al final de temporada señala partidos complicados en casa ante rivales que buscan el play-off. ¿Pueden ser los que marquen el objetivo real del Bilbao Basket?

—Puede ser. Pero, sinceramente, no tengo muy estudiado el calendario. Sé que el siguiente partido es contra el Joventut y ya está. Si te pones a hacer cálculos, te equivocas. Hay que pensar en el día a día porque prever el futuro es imposible.

El equipo ha elevado su rendimiento pese a las dificultades por el covid y las lesiones. ¿A qué se ha debido?

—Es cierto que hemos logrado superar los problemas y hemos subido el nivel porque hemos actuado como un equipo. Cuando alguien ha estado fuera, otro ha subido su rendimiento y entre todos hemos ayudado a que el equipo funcione. Así es como debe ser.

Mucho se habla de la influencia de la llegada de Damien Inglis, pero no solo ha sido eso. Otros jugadores también han subido su aportacion.

—El fichaje de Damien nos ha aportado mucho en el juego interior, con su experiencia y otras cosas que no se ven. Pero para mí la clave ha sido el público. La pasada temporada sufrimos mucho, puede ser que la plantilla no tuviera tanta calidad, pero perdimos muchos partidos igualados en los que esa presión del público sobre el rival o los árbitros se echó en falta. Eso nos ayuda mucho. Hay jugadores que están jugando muy bien, pero el público está siendo un factor clave esta temporada porque nos hace mejores.

El otro día Ludde Hakanson decía que ahora el equipo está disfrutando del baloncesto.

—Claro, es así porque tu día a día cuando estás ganando es totalmente diferente. Tienes menos presión, más alegría, más ánimo... Al final, nuestro trabajo de cara al exterior se reduce a victoria o derrota, es lo que la gente ve, y significa mucho una victoria o una derrota.

Usted lo pasó mal el curso pasado por la lesión que le dejó fuera al final, en este ha tenido que estar fuera por lesión y cuando volvió, el equipo estaba lanzado. ¿Cómo ha llevado el proceso de readaptación?

—Con mucho cuidado. Ves que hay un equilibrio, que el equipo ha estado funcionando sin ti y no quieres estropearlo ni cambiar toda la dinámica. Tengo que adaptarme de nuevo y aportar poco a poco lo que necesite, con paciencia. Sé que el equipo puede necesitar más de mí en otro momento y quiero estar preparado cuando ocurra. Pero ahora tengo que estar tranquilo. Es difícil porque tienes que hacer lo que el equipo necesita, no lo que tú quieras.

No sé si siendo el capitán este proceso se hace más complicado.

—No especialmente. Tengo experiencia y lo entiendo perfectamente. No tengo objetivos personales, el equipo es lo primero.

En estos tres años en el Bilbao Basket ha vivido de todo, bueno y malo, un tiovivo de emociones. ¿Le habría gustado más estabilidad?

—Claro, en nuestro trabajo no hay mucha tranquilidad y, además, han pasado cosas que no se pueden controlar. He pasado de todo. Los momentos buenos como ahora se disfrutan más, pero de momentos malos como la pasada temporada también se puede aprender mucho para saber lo que hay que hacer y lo que no. Todo sirve al final.

Podemos caer en la tentación de comparar el equipo de esta temporada con el de hace dos campañas, el que se metió en la Copa, por un inesperado buen rendimiento.

—Es difícil comparar. En lo que sí coinciden es en que cuando hay una buena dinámica todo sale más fácil porque juegas casi sin pensar. Ganar te lleva a ganar casi sin querer. En esa primera temporada mía aquí ocurrió eso. Todo salió perfecto y eso mismo está pasando ahora. Pero tenemos que seguir trabajando duro para tratar de prolongar esta buena racha sin pensar en el play-off ni en nada parecido. Solo hay que trabajar día a día y así las cosas buenas van a llegar.

En estas tres campañas, solo ha tenido a Mumbrú como entrenador. ¿Ha notado en él una evolución?

—Sí, claro. Como todos, él se tiene que adaptar al grupo y cada año ha sido un grupo diferente. Es interesante ver su adaptación cada temporada, lo que habla de su calidad, porque al final es lo más importante. En el baloncesto suele haber muchos cambios cada año y entender a los jugadores que tienes marca la diferencia.

Todos los jugadores acaban contrato al final de esta temporada. ¿Puede eso afectar?

—Es parte de este trabajo y de este mundo. Es algo normal. Hay que tratar las cosas en su momento y ahora no es el mejor momento para hablar de ello. Todos somos profesionales y queremos seguir haciendo una buena temporada porque si acabamos bien, va a ser mejor para todos en el futuro.

¿A usted le gustaría seguir?

—Estoy concentrado en volver bien de la lesión y en ayudar del equipo y no pienso en eso. Cada año que he renovado aquí lo hemos hecho al final de temporada, en verano, y así tiene que ser. Es lo normal porque te tienes que ganar la confianza del club con tu rendimiento. Yo estoy muy a gusto en Bizkaia, en un sitio increíble, de eso no hay dudas. Pero del futuro ya se hablará.

La semana pasada la prensa francesa habló de que Valentin Bigote podría dejar el Bilbao Basket. ¿Tiene algo que decir como capitán?

—No, siempre hay rumores o informaciones que pueden ser ciertas o no, pero no hemos hablado de ello. Valentin sigue con nosotros, está preparando el próximo partido como uno más y es lo único que puedo decir.

“Cuando alguien ha estado fuera, otro ha subido su rendimiento y entre todos hemos ayudado a que el equipo funcione”

“Desde fuera, ves que hay un equilibrio, que el equipo ha estado funcionando sin ti y no quieres estropearlo ni cambiar toda la dinámica”

“Todos somos profesionales y queremos seguir haciendo una buena temporada porque si acabamos bien, va a ser mejor para todos”