El Surne Bilbao Basket buscará esta noche (21.30 horas) en el Coliseum de Burgos alcanzar el segundo parón competitivo de la Liga Endesa, el correspondiente a la Copa y a la segunda ventana FIBA, en una situación envidiable. En cancha colisionarán hoy miércoles dos conjuntos en momentos de juego y resultados radicalmente opuestos. Los hombres de negro pugnarán por conquistar su octava victoria consecutivahombres de negro, lo que igualaría su mejor racha en la máxima categoría del baloncesto estatal, mientras que los de Paco Olmos encaran el duelo desde lo más profundo del sótano de la tabla clasificatoria y obligados a una reacción que no se puede retrasar ya. Ni siquiera la Copa Intercontinental ha supuesto un bálsamo para el conjunto castellano, que el domingo perdió la final ante el Flamengo tras superar en semifinales al Zamalek.

Álex Mumbrú y los suyos saben el estado de ansiedad que se vivirá a buen seguro en el vestuario del Hereda San Pablo Burgos y no esconden que ese puede ser uno de los factores a aprovechar para sacar el partido adelante. Jugar con esos nervios, con la necesidad de ganar del rival, puede ser un arma para los vizcainos que, sin embargo, comparecen sin el menor atisbo de relajación o confianza. “El partido es vital para ellos pero también para nosotros. Es importante ganar cada encuentro. Nos vamos a encontrar a un equipo con mucha hambre y necesidad de victorias. Necesitan remontar el vuelo lo antes posible y tenemos que estar duros, hacer el partido largo y aguantar sus tirones y su arranque de partido”, apuntó el técnico catalán, que podrá contar con todos sus jugadores tras “una buena semana de entrenamientos con un par de días extra para preparar el partido y también para descansar”.

Ante un rival muy cambiado con respecto al enfrentamiento de la primera vuelta con triunfo bilbaino en Miribilla (no estaban aún en el equipo Tarik Phillip, Jarell Eddie, Landry Nnoko ni Julius Gamble), Mumbrú no quiere centrarse en rachas históricas ni en nada que pueda distraer a los suyos del objetivo inmediato. “A los números no les doy mucha importancia. Tenemos una buena racha gracias al trabajo semanal y mañana (por hoy) debemos intentar hacer un buen partido fuera de casa en una cancha tan difícil como es la de Burgos. Llevar siete triunfos seguidos quiere decir que estamos haciendo un buen trabajo, que el equipo se ha ido conjuntando, pero aún nos queda mucho por delante. Tenemos que intentar aprovechar la confianza que dan las victorias y nuestro buen juego”, apuntó. En ese sentido, evitó hablar del posible objetivo de jugar el play-off - “no me gusta hacer el cuento de la lechera”-, sabedor de que el más mínimo despiste se puede pagar ante un rival con el peor balance como local de la ACB (solo un triunfo), pero con calidad individual suficiente para reaccionar en cualquier momento.